Los milénials jugarán un papel importante para ayudar a dar forma a un nuevo marco legal para una nación sacudida por la agitación social.
SANTIAGO — Los chilenos eligieron el domingo a Gabriel Boric como su próximo presidente, y confiaron en el joven diputado de izquierda para que ayude a definir el futuro de una nación que ha sido sacudida por protestas y en este momento se encuentra en proceso de escribir una nueva Constitución.
Con 35 años, Boric será el líder más joven de la nación y, con mucho, el político más progresista desde que llegó al poder el presidente Salvador Allende, quien se suicidó durante el golpe militar de 1973 que marcó el comienzo de una brutal dictadura que se prolongó por 17 años.
Asumirá el cargo en la etapa final de una asamblea para redactar una nueva Constitución, un esfuerzo que debe durar un año y que probablemente genere cambios legales y políticos profundos en temas que incluyen la igualdad de género, los derechos de las comunidades indígenas y la protección del medioambiente.
Boric aprovechó el descontento generalizado con las facciones políticas que se han alternado el poder en las últimas décadas y obtuvo el apoyo de los votantes al prometer reducir la desigualdad y aumentar los impuestos a los ricos para financiar una expansión sustancial de la red de seguridad social, pensiones más generosas y una economía más limpia.
El presidente electo derrotó a José Antonio Kast, un exdiputado de extrema derecha que buscaba retratar a Boric como un comunista radical que destrozaría una de las economías más sólidas de la región. La coalición de Boric incluye al Partido Comunista.
Kast concedió la derrota al anunciar que había llamado a Boric para felicitarlo.
“Desde hoy es el presidente electo de Chile y merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva”, Kast escribió en Twitter.
Con más del 98 por ciento de los votos contados, Boric había ganado más del 55 por ciento de los votos y Kast tenía el 44 por ciento. El margen sorprendió a los analistas políticos porque encuestas recientes sugirieron que la contienda estaba más reñida.
“Voy a dar lo mejor de mí para estar a la altura de este tremendo desafío”, dijo Boric durante una videollamada televisada con el presidente saliente, Sebastián Piñera, quien siguió la tradición en la política chilena.
Boric también dijo que esperaba unir a la nación después de una elección muy disputada. “Voy a ser el presidente de todos los chilenos y chilenas”.
Piñera dijo que estaba contento de que “la democracia cumplió y los chilenos han dado un nuevo ejemplo de democracia, usted fue parte de eso”.
Los jubilosos partidarios de Boric salieron a las calles el domingo por la noche en varias ciudades de Chile. Muchos agitaron la bandera nacional y corearon eslóganes de campaña mientras se pasaban botellas de champán.
Dirigiéndose a sus partidarios desde un escenario en una plaza abarrotada de Santiago a última hora de la noche, Boric dijo que pretendía unir a la nación y poner en marcha cambios estructurales para hacer que Chile fuera más igualitario. “Hoy día la esperanza le ganó al miedo”, dijo.
Fue la contienda más polarizada y enconada en la historia reciente y planteaba a los chilenos visiones marcadamente diferentes sobre temas que incluyen el papel del Estado en la economía, los derechos de comunidades históricamente marginadas y la seguridad pública.
Y lo que estaba en juego era más sensible que en otras elecciones presidenciales: el presidente entrante apoya encaminar profundamente el esfuerzo por reemplazar la Constitución de Chile, impuesta en 1980, cuando el país estaba bajo un régimen militar. El año pasado, los chilenos votaron de manera abrumadora a favor de redactar una nueva carta magna.
Boric, líder de la coalición de izquierda Frente Amplio, ha sido un firme partidario del impulso para actualizar el documento, una petición que ganó arrastre después de una ola de protestas a fines de 2019 originada por la desigualdad, el alto costo de vida y la economía de libre mercado del país.
En cambio, Kast lanzó una campaña vigorosa contra la creación de una convención constitucional, cuyos integrantes fueron elegidos en mayo. El organismo está redactando una nueva constitución que los ciudadanos aprobarán o rechazarán en una votación directa en septiembre.
Los constituyentes de la convención consideraron el ascenso de Kast una amenaza existencial para sus esfuerzos, y temían que pudiera reunir los recursos y la tribuna presidencial para convencer a los votantes de rechazar una nueva constitución.
“Son muchas las cosas en juego”, dijo Patricia Politzer, constituyente de la convención por Santiago. “El poder de un presidente es grande y tiene todo el poder del Estado para hacer campaña contra la nueva Constitución”.
Kast y Boric se enfrentaron con fuerza durante los últimos días de la carrera presidencial, y ambos presentaron la posibilidad de su derrota como una catástrofe para la nación sudamericana de 19 millones de personas.
Boric se llegó a referir a su contrincante como un fascista y atacó varios de sus proyectos, que incluían ampliar el sistema penitenciario y empoderar a las fuerzas de seguridad para tomar medidas enérgicas contra los desafíos indígenas a los derechos territoriales en el sur del país.
Kast planteó a los votantes que una presidencia de Boric destruiría los cimientos de la economía de Chile y probablemente pondría a la nación en el camino de convertirse en un Estado fallido como Venezuela.
“Esta ha sido una campaña como nunca antes enfocada en el miedo”, dijo Claudia Heiss, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Chile. “Eso puede ser un daño a largo plazo porque deteriora el clima político”.
Boric y Kast tuvieron tracción entre los votantes que se habían cansado de las facciones políticas de centroizquierda y centroderecha que han llegado el poder en Chile en las últimas décadas. En los últimos dos años, el presidente saliente, el conservador Sebastián Piñera, ha caído en los índices de aprobación hasta llegar por debajo del 20 por ciento.
Boric se inició en la política como un organizador destacado de las grandes manifestaciones estudiantiles de 2011 que convencieron al gobierno de garantizar la educación gratuita a los estudiantes de bajos ingresos. Fue elegido a la Cámara de Diputados por primera vez en 2014.
Nacido en Punta Arenas, la provincia más austral de Chile, una de las principales promesas de la campaña de Boric fue tomar medidas audaces para frenar el calentamiento global. Esto incluyó una propuesta políticamente arriesgada: aumentar los impuestos sobre el combustible.
Boric, quien tiene tatuajes y no le gusta usar corbatas, se aparta del molde tradicional de los candidatos presidenciales. También ha hablado de manera pública sobre haber sido diagnosticado con trastorno obsesivo-compulsivo, una condición por la que estuvo hospitalizado brevemente en 2018.
A raíz de las protestas callejeras, que en ocasiones fueron violentas, y la agitación política provocada por un aumento en las tarifas del metro en octubre de 2019, prometió convertir una letanía de quejas que se habían ido acumulando durante generaciones en un examen de las políticas públicas. Boric dijo que era necesario aumentar los impuestos a las corporaciones y a los ultrarricos para ensanchar la red de seguridad social y crear una sociedad más igualitaria.
“Hoy, hay muchas personas mayores que están trabajando hasta la muerte después de haberse descrestado el lomo durante toda su vida”, dijo durante el debate final de la carrera, prometiendo crear un sistema de pensiones más generoso. “Eso es injusto”.
Kast, hijo de inmigrantes alemanes, fue diputado federal de 2002 a 2018. Padre de nueve hijos, se ha opuesto abiertamente al aborto y al matrimonio igualitario. Su perfil nacional se elevó durante las elecciones presidenciales de 2017, cuando obtuvo casi el 8 por ciento de los votos.
Kast dijo que la propuesta de expansión del gasto de su contrincante era imprudente y aseguró que lo que Chile necesitaba era un Estado mucho más reducido y eficiente. También advirtió que elegir a su rival profundizaría los disturbios y avivaría la violencia.
Kast planteó una advertencia sobre la “pobreza que ha arrastrado a Venezuela, Nicaragua y Cuba”. “Las personas huyen de ahí, porque esa narcodictadura solo trae pobreza y miseria”, dijo.
Antonia Vera, una estudiante recién graduada de la secundaria que hizo campaña a favor de Boric, dijo que consideraba que elegirlo era el único medio para convertir en realidad un movimiento de base a favor de una nación más justa y próspera.
“Cuando habla de esperanza, habla sobre el futuro a largo plazo y tiene que ver con un movimiento que se empezó a gestar hace muchos años y que explotó en 2019”, dijo.
El nuevo presidente tendrá dificultades para llevar a cabo cambios radicales a corto plazo, dijo Claudio Fuentes, profesor de ciencias políticas en la Universidad Diego Portales en Santiago, y señaló que el Congreso entrante está dividido en partes iguales.
“Se trata de un escenario donde será más difícil avanzar reformas”, dijo.
Ernesto Londoño es el jefe del buró de Brasil, con sede en Río de Janeiro. Anteriormente fue parte del Consejo Editorial del Times y, antes de unirse al diario en 2014, trabajó para The Washington Post. @londonoe • Facebook
Pascale Bonnefoy reporteó desde Santiago, y Ernesto Londoño desde Río de Janeiro.
Source: Elections - nytimes.com