Dos tercios de los californianos apoyan una reforma al procedimiento detrás de la revocatoria.
La inminente elección para revocar al gobernador Gavin Newsom ha revelado cierta paradoja entre los californianos: valoramos mucho nuestra capacidad para retirar de su cargo a los líderes electos pero creemos que el proceso para lograrlo es profundamente defectuoso.
En las últimas semanas ha habido cada vez más llamados para reformar las leyes de revocatoria del estado así como una demanda (ahora descartada) que indicaba que la próxima votación es inconstitucional. Para el mes de julio, dos tercios de los californianos decían que el proceso exigía un cambio, según una encuesta del Instituto de Política Pública de California.
La verdad es que las revocatorias en California son confusas. En esta elección, algunos votantes no están seguros si pueden responder ambas preguntas de la papeleta. A muchos les desconcierta cómo es que alguien que obtenga 10 por ciento de los votos podría convertirse en gobernante de 40 millones de personas.
“No es una estructura saludable”, me dijo Raphael Sonenshein, director ejecutivo del Instituto Pat Brown de Asuntos Públicos de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles. “Espero que después de esta nos sentemos a decir, ‘Tiene que haber mejores reglas’”.
Pero, como tantas otras cosas, se dice fácil. Lo complicado es lograrlo.
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Los elementos básicos del proceso de revocación de California están planteados en la Constitución del Estado, donde, en 1911, se consagró nuestro derecho a revocar.
Y enmendar la Constitución es un proceso complicado de dos pasos:
En primer lugar, la Legislatura estatal tendría que aprobar la enmienda propuesta con el apoyo de dos terceras partes de ambas cámaras. (O, los votantes podrían reunir alrededor de un millón de firmas de apoyo, aunque los expertos dicen que es menos probable).
Luego, la enmienda aparecería en una boleta para todo el estado, donde requeriría una mayoría simple para convertirse en ley.
“Los grandes temas que tienen a la gente liada, todas esas cosas están en la Constitución”, me dijo Matt Coles, profesor de Derecho en la Universidad de California, Hastings.
Hay otros cambios menos fundamentales que podría aprobar la Legislatura que no necesitan la anuencia de los votantes, como la prohibición de pagar por reunir firmas. Pero las ideas que con más frecuencia he escuchado requerirían enmiendas constitucionales.
Los presento a continuación:
Más firmas para aparecer en la papeleta
Para lograr una revocatoria la Constitución de California requiere que los partidarios recolecten firmas equivalentes al 12 por ciento del total de votos emitidos en la elección anterior para gobernador.
Se trata de uno de los umbrales más bajos del país y parte del motivo por el que California es la capital no oficial de la revocatoria en Estados Unidos, dicen los expertos.
“Solo en 2020, al menos 14 gobernadores enfrentaron intentos de revocatoria, pero solo el intento de California procedió a las urnas”, escribió el consejo editorial del Times el jueves, al decir que eso se debía “en parte a que esos otros estados tienen umbrales más elevados”.
En la encuesta del Instituto de Políticas Públicas de California, más de la mitad de los californianos apoyaron elevar el límite al 25 por ciento, un nivel común en otros estados.
El senador estatal Josh Newman, demócrata por Fullerton que fue revocado en 2018, me dijo que se proponía presentar una ley el año entrante para elevar el umbral a 20 por ciento.
Restringir las revocatorias a actividades ilegales o poco éticas
En la actualidad, un funcionario electo en California puede ser destituido por cualquier motivo; esta es una disposición explícitamente establecida en la Constitución.
Pero el 60 por ciento de los habitantes del estado están a favor de reglas que permitan la destitución solo en caso de que haya comportamiento ilegal o inmoral, según una encuesta reciente.
Reemplazar al gobernador destituido con el vicegobernador
En algunos estados, como Oregón y Michigan, el vicegobernador reemplaza automáticamente a un gobernador que ha sido revocado por los votantes.
Pero en California, así como en la mayoría de los 19 estados que permiten la revocación de funcionarios estatales, la elección queda en manos de los votantes.
Newman me dijo que planeaba proponer una enmienda constitucional a principios del año entrante para modificar esa disposición, lo que eliminaría la pregunta sobre el reemplazo en la papeleta.
“Eso es lo que crea un incentivo para llevar a cabo una votación revocatoria”, dijo. “Alguien podría colarse con una pluralidad muy reducida” de votos.
El senador estatal Ben Allen, demócrata por Santa Mónica, tiene una solución diferente. Allen también ha presentado una enmienda constitucional que permitiría que un funcionario que enfrenta la revocatoria también se postule como candidato de reemplazo.
Otros han sugerido que la elección por el reemplazo se lleve a cabo en una fecha distinta a la elección por la revocatoria. Y se explora la posibilidad de llevar a cabo una segunda vuelta entre los dos candidatos de reemplazo más votados.
Pero, una vez más, todos estos cambios requerirían modificar la Constitución de California.
Source: Elections - nytimes.com