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¿Por qué Israel tiene tantas elecciones?

Los israelíes regresarán a las urnas por quinta vez, en menos de cuatro años.

JERUSALÉN — El primer ministro israelí, Naftali Bennett, estará tomando decisiones en los próximos días para disolver el Parlamento y derrocar a su propio gobierno un año después de asumir el cargo, un proceso que desencadenará la celebración de nuevas elecciones dentro de unos meses. El proyecto de ley de disolución ha sido programado para una votación preliminar el miércoles, con una votación final que probablemente se realizará el lunes.

La coalición de Bennett había comenzado con una mayoría mínima y recientemente la perdió, lo que hizo que fuese imposible gobernar.

Una nueva elección le dará a Benjamin Netanyahu, el ex primer ministro de Israel con más años de servicio y ahora líder de la oposición, la oportunidad de regresar al poder aunque lucha contra unos cargos de corrupción. Sin embargo, su regreso está lejos de estar asegurado.

Salvo el escenario improbable de que Netanyahu u otro líder del partido pueda formar una coalición alternativa con al menos 61 escaños en el Parlamento de 120 curules, los israelíes regresarán a las urnas en el otoño por quinta vez en menos de cuatro años.

Aquí ofrecemos algunas explicaciones de la actual situación política en el país.

Israel es una democracia parlamentaria con un sistema electoral de representación proporcional. Ningún partido ha obtenido nunca los votos suficientes para obtener una mayoría absoluta en el Parlamento. Es por eso que los partidos más grandes deben formar coaliciones consiguiendo el apoyo de los movimientos políticos más pequeños que negocian para proteger sus intereses y, a menudo, terminan ejerciendo un poder desproporcionado.

Los últimos años han sido particularmente tumultuosos. Entre abril de 2019 y marzo de 2021, Israel celebró cuatro comicios que terminaron sin resultados concluyentes, con una legislatura dividida entre los partidos aliados con Netanyahu, quien fue primer ministro durante 15 años, y los que se oponen a sus intentos de permanecer en el poder.

Abir Sultan/EPA vía Shutterstock

Bennett, máximo dirigente de un pequeño partido de derecha, ha liderado una difícil coalición de ocho movimientos formada por opositores políticos de derecha, izquierda y centro con agendas ideológicas enfrentadas, y que incluyó al primer partido árabe independiente que se ha unido a una coalición de gobierno israelí.

Apodada por algunos como la “coalición kumbaya”, sus integrantes estaban unidos por el deseo de restaurar un sentido de unidad y estabilidad nacional, y principalmente, derrocar a Netanyahu después de que pasó 12 años consecutivos en el cargo.

Pero las tensiones dentro de la coalición por cuestiones políticas y la presión implacable de Netanyahu y sus aliados hicieron que dos miembros de Yamina, el partido de Bennett, abandonaran la coalición. Varios legisladores árabes y de izquierda también se rebelaron en votaciones clave, lo que hizo que el gobierno se paralizara y luego entrara en crisis.

Cuando finalmente se apruebe la disolución del Parlamento, muy probablemente antes de fines de junio, Bennett entregará el poder a Yair Lapid, el ministro de Relaciones Exteriores —un político de centro muy conocido por haber sido una personalidad de la televisión durante muchos años—, quien encabezará un gobierno provisional durante varios meses hasta que se convoque la elección y mientras se realizan las prolongadas negociaciones para una nueva coalición.

Según los términos del acuerdo de coalición, se suponía que Lapid, el líder de Yesh Atid, el segundo partido más grande de Israel después del conservador Likud de Netanyahu, remplazaría a Bennett como primer ministro en agosto de 2023.

Pero el acuerdo incluía una cláusula de seguridad en caso de que el gobierno no durara tanto. Estipulaba que si el Parlamento se disolvía debido a las acciones de los miembros de la coalición de derecha, como es el caso, Lapid se convertiría automáticamente en primer ministro interino del gobierno provisional.

Abir Sultan/EPA vía Shutterstock

Aún no se ha fijado una fecha para la elección, pero pareciera existir un consenso sobre la fecha, que probablemente será a fines de octubre o principios de noviembre.

Netanyahu y su partido Likud lideran las encuestas, seguidos por Lapid y Yesh Atid. Bennett, cuyo partido Yamina ocupaba solo seis escaños en el Parlamento cuando tomó posesión el año pasado, no parece haber obtenido mucho apoyo adicional.

Al líder del partido que obtiene la mayor cantidad de votos generalmente se le otorga la primera oportunidad de formar un gobierno. El caso de Bennett fue muy inusual: se desempeñó como primer ministro porque era visto como el más aceptable para el flanco derecho de la diversa coalición.

Es posible que una quinta elección no produzca un resultado más definitivo o un gobierno más estable que las cuatro anteriores, según los analistas.

“Hemos estado en esta película cuatro veces y podemos obtener resultados similares una quinta vez”, dijo Gideon Rahat, politólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“Por parte de Netanyahu, puede haber 1000 elecciones”, agregó Rahat. “Está preparado para barajar las cartas una y otra vez hasta que gane”.

Los aliados de Netanyahu esperan que la decepción con el gobierno de Bennett impulse a los votantes de derecha que habían abandonado al líder político para que vuelvan a apoyarlo.

“Mucha gente ha cambiado de opinión”, dijo Tzachi Hanegbi, un legislador experimentado de Likud y exministro, señalando las encuestas que muestran una erosión en el apoyo hacia algunos partidos de la coalición de Bennett.

Pero a menos que Netanyahu salga victorioso y forme el próximo gobierno, dijo Ben Caspit, comentarista político y autor de dos biografías de Netanyahu, esta podría ser su última campaña electoral porque algunos de sus aliados políticos parecen menos inclinados a tolerar otro fracaso.

Abir Sultan/EPA vía Shutterstock

Esta última agitación política se produce en medio de una escalada en una batalla clandestina entre Israel e Irán. Y el conflicto con los palestinos se cierne sobre cada elección.

Esta vez, es probable que la integración de los partidos árabes de Israel en el gobierno nacional sea el centro de atención. En repetidas oportunidades, Netanyahu intentó deslegitimar al gobierno de Bennett calificándolo como “dependiente de los partidarios del terrorismo”, refiriéndose a los políticos árabes que son ciudadanos de Israel.

Los israelíes de centro y de izquierda dicen que un gobierno de Netanyahu dependerá de los extremistas de extrema derecha.

Netanyahu ha prometido más acuerdos de paz con países que alguna vez fueron hostiles. Con la ayuda del gobierno de Trump, había establecido relaciones diplomáticas con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos.

El aumento del costo de vida y los precios exorbitantes de la vivienda son quizás los temas más preocupantes para muchos votantes.

Los críticos de Netanyahu dijeron que si regresa al poder, la democracia misma de Israel estaría en juego porque sus aliados piden restricciones en el sistema judicial y la cancelación de su juicio.

“Quiere aplastar la democracia israelí y establecer una dictadura corrupta sin tribunales y con medios que le sirvan”, dijo Or-Ly Barlev, activista social israelí y periodista independiente. “Estamos al borde de un abismo”.

Isabel Kershner, corresponsal en Jerusalén, ha estado informando sobre la política israelí y palestina desde 1990. Es autora de “Barrera: la costura del conflicto israelí-palestino”. @IKershner • Facebook


Source: Elections - nytimes.com


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