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Elecciones en Paraguay: esto es lo que hay que saber

El país sudamericano elige a su presidente entre un candidato del arraigado partido oficialista y dos contendientes de oposición, una figura anticorrupción y un alborotador de ultraderecha.

Paraguay, el país sin salida al mar de 7 millones de habitantes en el centro de Sudamérica, elige presidente el domingo. La votación pondrá a prueba la fuerza del viraje latinoamericano a la izquierda de los últimos años.

En la región, los contendientes de oposición han ganado 16 elecciones presidenciales organizadas libremente y seis de los siete países más grandes de la región han elegido líderes izquierdistas desde 2018.

Ahora está por verse si la tendencia se sostiene en Paraguay, acaso el país más conservador a ultranza de Sudamérica, que enfrenta una pobreza profunda, una economía inestable y una corrupción muy arraigada.

El conservador Partido Colorado busca mantener su control del país, que ha gobernado en los últimos 76 años excepto cinco, incluidas cuatro décadas de dictadura militar.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

Pero, ahora, ese dominio parece estar en riesgo. El presidente en funciones del Colorado, Mario Abdo Benítez, no puede volver a postularse debido a los límites al mandato y las encuestas muestran que es uno de los líderes más impopulares de América Latino debido a su manejo de la pandemia. Por el Partido Colorado contiende un exministro de Hacienda de Paraguay.

En enero, el gobierno de EE. UU. impuso sanciones económicas al líder del Partido Colorado, el expresidente Horacio Cartes, al acusarlo de llegar al poder con sobornos. Las sanciones han puesto en jaque la financiación del partido.

Algunas encuestas recientes han mostrado que el candidato favorito de oposición —un conservador que se ubica a la izquierda del candidato del Partido Colorado— cuenta con una ventaja estrecha.

Las elecciones, en las que se disputan cargos legislativos, regionales y locales, han despertado debates por las relaciones diplomáticas con China y Taiwán, motivado promesas de un penal construido especialmente para políticos corruptos y presenciado el impulso de último momento de un candidato de ultraderecha que ha prometido disolver el Congreso e instaurar un gobierno militar.

Las urnas abren el domingo de las 7 a. m. a las 4 p. m., y se espera que los resultados se den a conocer a unas horas del cierre de las mesas de votación. Se requiere que un candidato consiga la mayoría simple para adjudicarse la elección.

Esto es lo que hay que saber.

El candidato del Colorado, Santiago Peña, de 44 años, es un exministro de Hacienda de Paraguay, otrora economista del Fondo Monetario Internacional en Washington y protegido de Cartes, el expresidente sancionado.

Si bien el Partido Colorado a menudo se ha hecho de apoyo por sus políticas socialmente conservadoras, Peña se ha presentado como la nueva generación del partido, una más enfocada en la economía. Ha prometido crear 500.000 empleados, ofrecer jardín de infancia gratuito, bajar los precios de combustible y energía y poner más oficiales de policía en las calles.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

En una entrevista dijo que financiaría esas promesas al ampliar la economía, y por ende los ingresos fiscales, al eliminar las trabas burocráticas.

El principal candidato de la oposición, Efraín Alegre, de 60 años, es un abogado conservador y excongresista que lidera una amplia coalición de partidos políticos, que abarca desde la extrema izquierda a la derecha religiosa, que se han unido para desbancar a los colorados. El domingo será su tercer intento de llegar al cargo más alto del país. En 2018 se quedó a solo 96.000 votos —4 por ciento del total— de alcanzar la presidencia.

Hijo de un conductor de ómnibus y una catequista del campo paraguayo, Alegre ha buscado presentarse como un hombre común y corriente y ha prometido renunciar a la residencia presidencial de ser electo.

Ha sustentado su campaña en la promesa de erradicar a la “mafia” que, asegura, controló Paraguay. También ha prometido desterrar a los políticos corruptos a una nueva prisión en una región árida y remota en el norte del país y financiar medicamentos gratuitos con la recuperación del dinero malversado por los colorados que afirma, asciende a 2000 millones de dólares cada año.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

“No pasa solamente por hacer el cambio, pasa por recuperar lo robado y devolverlo al pueblo”, dijo en una entrevista el viernes.

Si bien Peña y Alegre han liderado en las encuestas, en los sondeos recientes ha ganado impulso Paraguayo Cubas, de 61 años, excéntrico agitador anticorrupción.

Cubas es un exsenador de ultraderecha que fue expulsado del Congreso luego de forcejear con otros legisladores y patear una patrulla de la policía. Antes había llegado a los titulares porque golpeó con su cinturón a un juez y luego defecó en su despacho. Ha llevado a cabo su campaña principalmente en las redes sociales, tildando al Congreso de una “cueva de ladrones” e insinuando que gobernaría como dictador.

Los analistas dudan de que Cubas tenga forma de llegar a la presidencia. Más bien, dijeron, podría quitarle votos a Alegre y darle la victoria al Partido Colorado.

Cartes, de 66 años, dejó la presidencia en 2018, pero sigue siendo posiblemente el hombre más poderoso de Paraguay. Además de liderar el Partido Colorado, tiene intereses en fábricas cigarreras, bancos, farmacias, canales de televisión, periódicos y un club de fútbol.

En enero, el Departamento del Tesoro de EE. UU. prohibió que él y sus empresas participen en el sistema financiero estadounidense, al asegurar que cuenta con vínculos al grupo militante islamista libanés Hezbolá y ha repartido millones de dólares para asegurarse el control del gobierno. Cartes ha negado las acusaciones.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

Las sanciones económicas han dificultado que el Partido Colorado recaude fondos y plantean un dilema político para Peña.

En una entrevista, Peña dijo que las acusaciones eran “responsabilidad personal” de Cartes y que no lo reflejaban a él o a su partido. “Soy mi propia persona”, dijo. Esta semana ambos aparecieron juntos en un escenario.

Alegre se ha apalancado de las acusaciones contra Cartes, llamándolo el “Pablo Escobar paraguayo”.

La delincuencia: Paraguay, que ha sido refugio histórico de narcotraficantes, ha sido remecido por una serie de asesinatos de alto perfil. En uno de los casos, un fiscal federal que investigaba a los carteles de la droga fue asesinado a tiros por sicarios a bordo de un jet ski mientras estaba de luna de miel en una playa colombiana con su esposa embarazada.

La economía: Paraguay fue una de las naciones más golpeadas por la pandemia en América Latina y su economía se contrajo el año pasado. Una cuarta parte de la población vive en pobreza, muchas carreteras están sin pavimentar y en los hospitales escasean medicamentos básicos. Las tasas de impuestos son de las más bajas de la región.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

Taiwán: Paraguay forma parte de un club que se reduce rápidamente conformado por 13 países, en su mayoría naciones insulares, que aún mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán en lugar de con China. La amistad entre Paraguay y Taiwán —firmada por sus dictadores en 1957— sigue sólida. Taiwán financió el recinto congresal modernista de Paraguay y brindó su avión presidencial. Pero debido a esto los agricultores paraguayos enfrentan obstáculos al exportar granos de soya y carne. Alegre ha dicho que reevaluará la relación, lo que inquietaría a las autoridades en Washington. Peña ha prometido mantener el statu quo.

La presa: Quienquiera que lleve la banda presidencial el 15 de agosto deberá encargarse de una negociación fundamental a causa de Itaipú, una presa hidroeléctrica colosal que se comparte con Brasil. Según lo previsto en un tratado de 1973, Paraguay vende la energía que le sobra a la presa a Brasil a precios mínimos. Pero el tratado prescribe en agosto, y abre la puerta a un acuerdo que podría ser transformacional para el país más pobre.

Las encuestas muestran una contienda ajustada entre Peña y Alegre y cada uno va a la cabeza en algunos sondeos. (Históricamente, las encuestadoras paraguayas han sido imprecisas. En 2018, los sondeos sobreestimaron por mucho el apoyo del candidato del Colorado).

AtlasIntel, una encuestadora brasileña dijo que según un sondeo reciente en línea entre 2320 paraguayos, Alegre lideraba con 34 por ciento, Peña contaba con 33 por ciento y Cubas 23 por ciento. El margen de error era de 2 puntos porcentuales. La mayor sorpresa del sondeo fue el nivel de sorpresa para Cubas.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times

En entrevistas realizadas el viernes en Asunción, la capital, los paraguayos expresaron frustración con la corrupción y el rumbo del país, pero no había acuerdo en quién era la persona adecuada para cambiar la situación.

Juana Salinas, de 74 años, esperaba un bus afuera de un mercado, con un bastón negro y una bolsa de basura llena de recipientes de comida en venta. Dijo que apoyaba a Peña porque siempre había votado por el Colorado, al igual que sus padres, ya fallecidos. “Siempre, porque no voy a deshonrar a mi padre y a mi madre”, dijo. “Mi padre es Colorado, mi madre es Colorado”.

En el mercado, Cynthia Acosta, de 29, estaba embolsando granos de maíz seco que los clientes suelen usar para hacer chipa guasú, el pan de elote paraguayo. Dijo que planeaba votar por Alegre otra vez porque le gustaban sus planes de creación de empleo juvenil.

“Hay muchas cosas que deben cambiar”, dijo. “No es una tarea fácil para ninguno”.

Maria Magdalena Arrellaga para The New York Times


Source: Elections - nytimes.com


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