El presidente Luis Abinader llega a las elecciones de este domingo como el claro favorito, impulsado por políticas migratorias nativistas, una economía fuerte y un esfuerzo anticorrupción.
Este año, República Dominicana está deportando decenas de miles de personas de Haití, a pesar de las peticiones de las Naciones Unidas de que no lo hagan, mientras los migrantes huyen de una anarquía impulsada por bandas criminales. El presidente dominicano, Luis Abinader, está incluso aplicando medidas adicionales, como la construcción de un muro fronterizo entre las dos naciones que comparten la isla caribeña La Española.
Los votantes dominicanos acudirán a las urnas este domingo para unas elecciones generales y las políticas migratorias severas, junto con un impulso anticorrupción y un crecimiento del turismo, han convertido a Abinader, quien busca un segundo mandato, en el claro favorito.
Las elecciones dejan en evidencia cómo República Dominicana, con una de las economías más sólidas de América Latina, se diferencia de otros países de la región, donde muchos líderes que llegaron al poder en el mismo periodo que Abinader tienen índices de aprobación sombríos.
El uso por parte de Abinader de restricciones polémicas contra los migrantes haitianos también deja en evidencia un enfoque de mano dura hacia la migración que convierte a República Dominicana en un escenario atípico en la región.
“Estas sin duda no son unas elecciones de ‘cambio’, como lo han sido muchas otras en América Latina recientemente”, dijo Michael Shifter, miembro de Diálogo Interamericano, una organización de investigación con sede en Washington.
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Source: Elections - nytimes.com