El martes se celebran comicios importantes en todo el país, entre ellos unas votaciones en Virginia que podrían ser cruciales para el acceso al aborto en el estado.
El martes, los votantes en Ohio, Kentucky, Virginia, Misisipi y otros puntos de Estados Unidos irán a las urnas para unas elecciones locales, las cuales no deben confundirse con las principales votaciones del país, que se celebrarán en 2024. Estas votaciones, no obstante, ofrecerán algunas pistas sobre la potencia del aborto como tema mobilizador frente al lastre de los bajos niveles de aprobación del presidente Joe Biden en un momento en que los políticos se preparan para los comicios presidenciales del próximo año.
Los resultados podrían determinar si es que los demócratas se afianzan en su enfoque hacia temas clave como el aborto, un asunto positivo para el partido en un nuevo sondeo New York Times/Siena que mostró que Donald Trump va por delante de Biden en cinco estados indecisos (o pendulares) a un año de las presidenciales.
Aquí algunos temas para tener en cuenta:
Acceso al aborto versus la impopularidad de Biden en Virginia y Kentucky
El martes se deciden en las urnas los 140 curules de la Asamblea General de Virginia. Glenn Youngkin, el gobernador republicano y con relativa popularidad en ese estado de tendencia demócrata, espera quedarse con el senado del estado y asegurar el control total republicano de Richmond. De lograrlo, Youngkin vería un impulso para sus ambiciones a nivel nacional.
Pero la campaña de los demócratas se está enfocando en el derecho al aborto, advirtiendo que si los republicanos asumen el control pondrían fin al acceso al aborto en el último estado del sureste en donde aún queda.
Youngkin está poniendo a prueba una concesión que los republicanos a nivel nacional esperan logre convencer a los votantes luego de que su partido perdió mucho apoyo desde que la Corte Suprema rescindió el derecho constitucional al aborto. Dicho compromiso consiste en prohibir el acceso al aborto luego de 15 semanas de gestación, con excepciones en caso de violación, incesto y riesgo a la vida de la madre. Los demócratas dicen que se trata de una artimaña, pero deben sobreponerse al lastre de la impopularidad de Biden.
En Kentucky se desarrolla una dinámica similar. En ese estado los demócratas se han apoyado fuertemente en el tema del aborto, en especial para perjudicar al retador republicano que busca la gobernación, Daniel Cameron. Cameron es el actual fiscal general del estado y ha tenido que defender la prohibición total de Kentucky al aborto. El gobernador titular, el demócrata Andy Beshear, sigue siendo popular, tiene antecedentes familiares en política (su padre, Steve Beshear también fue gobernador) y una reputación de moderado que le ha blindado contra los ataques que lo acusan de ser laxo en materia de delincuencia y apoyar los derechos “radicales” de las personas transgénero.
Beshear ha liderado consistentemente en los sondeos, pero su afiliación política es un riesgo en Kentucky, un estado en el que el expresidente Donald Trump ganó por unos 26 puntos porcentuales en 2020. Los últimos sondeos del ciclo apuntaban a un empate técnico.
¿Los votantes de Ohio apoyarán el derecho al aborto?
Desde el ascenso de Trump, Ohio ha sido un estado republicano de manera predecible, pero el martes se realizará un referéndum para establecer el derecho al aborto bajo la constitución estatal que podría ser la prueba más pura de la postura de los republicanos en el asunto. O no.
Cuando se ha consultado a los votantes directamente sobre el asunto del aborto en la papeleta, los grupos a favor del derecho al aborto han tenido una racha ganadora desde que la Corte Suprema revocó el fallo Roe contra Wade y retiró las protecciones constitucionales al procedimiento. Incluso en estados profundamente republicanos como Kansas, los votantes apoyaron de forma abrumadora el derecho al aborto. Pero quienes se oponen al aborto lograron victorias impotantes previo al referéndum del martes. En esta contienda, los votantes tendrán que votar “sí” a un cambio constitucional. Históricamente los electores de Ohio han tendido a rechazar las enmiendas que se deciden en en las urnas.
Si bien la enmienda establecería el “derecho a tomar y llevar a cabo sus propias decisiones reproductivas”, también permite explícitamente que el estado prohíba el aborto después de la viablidad, o cerca de las 23 semanas, cuando el feto puede sobrevivir fuera del útero, a menos que el médico de la gestante determine que el procedimiento es “necesario para proteger la vida o la salud de la paciente embarazada”. Pero en la papeleta, los votantes verán un resumen del secretario del estado, Frank LaRose, un republicano que se opone al aborto, que dice que la enmienda “permitiría siempre que un niño nonato sea abortado en cualquier momento del embarazo, sin importar la viabilidad”.
Ambos bandos han acusado al otro de desinformar y de llevar a cabo tácticas sucias.
En Misisipi: una prueba a la ampliación de Medicaid, y un escándalo
La prohibición al aborto en Misisipi ocasionó la caída del fallo Roe versus Wade cuando la Corte Suprema se puso del lado de Thomas E. Dobbs, funcionario de salud del estado, en el caso Dobbs versus Jackson.
Este estado del sur profundo del país ahora enfrenta una batalla campal por la gobernación, pero los candidatos no se han centrado en el aborto, ya que tanto el gobernador actual, el republicano Tate Reeves, como su rival demócrata, Brandon Presley, se oponen al procedimiento.
En lugar de ello, el sorprendente desafío de Presley ha sido avivado de forma potente por su impulso para ampliar Medicaid según lo establecido por la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act) y un escándalo de corrupción en el que se malgastaron 94 millones de dólares federales destinados a las comunidades pobres de Misisipi en proyectos como unas instalaciones de voleibol colegial propuestas por Brett Favre, el mariscal de campo superestrella ya retirado.
Reeves nunca estuvo directamente involucrado en el escándalo, pero sí despidió a un abogado investigador justo después de que el abogado emitió un citatorio que podría haber brindado detalles sobre la participación de habitantes destacados de Misisipi.
“Si crees que Tate Reeves atacará la corrupción, tengo una propiedad de playa en Nettleton para venderte”, dijo Presley este mes en un debate, haciendo alusión al noreste del estado.
Presley es integrante de la Comisión de la Función Pública de Misisipi y tiene una clase única de reconocimiento de marca: es primo segundo de Elvis Presley.
Pero en Misisipi, Reeves cuenta con tres ventajas que podrían ser insuperables: la titularidad como gobernador, la “R” de su afiliación partidista en la papeleta y el apoyo de Trump, que en las elecciones de 2020 ganó en el estado por casi 17 puntos porcentuales.
Más iniciativas en la papeleta: riqueza, retiro y marihuana recreativa
El martes los votantes tomarán bastantes decisiones de manera directa en las urnas sin pasar por las autoridades electas. Además del aborto, la iniciativa que más atención atrae estará en Ohio, donde se decidirá si el cannabis debe legalizarse para consumo recreativo. Si los votantes están de acuerdo, Ohio sería el 24avo estado en legalizar la marihuana. Eso podría presionar al Congreso para que avance con la legalización que busca liberalizar las restricciones a las operaciones bancarias interestatales para las empresas que se dedican legalmente al cannabis.
Los texanos van a decidir la suerte de 14 enmiendas constitucionales, entre ellas una que prohibiría al estado imponer un tributo “a la riqueza” o cobrar impuestos sobre el valor de mercado de los activos que se poseen pero no se venden. Los activistas liberales y algunos senadores demócratas destacados, como Elizabeth Warren de Massachusetts, han apoyado ese tipo de impuestos como la única forma de acceder al patrimonio de los multimillonarios, que pagan impuestos sobre la renta mínimos pero que llevan lujosos estilos de vida gracias a una riqueza vasta y sin carga impositiva.
Los texanos también van a decidir si aumentan la edad de jubilación obligatoria para los jueces estatales de 75 a 79 años.
Source: Elections - nytimes.com