Clifford, Stephanie (1979- )

Los fiscales de Manhattan que investigan un pago realizado a Stormy Daniels podrían estar a punto de convertir a Donald J. Trump en el primer expresidente estadounidense en ser acusado penalmente.En aquel momento, todo era más sórdido que trascendental. Una estrella de la telerrealidad invitó a una actriz porno que tenía la mitad de su edad a una habitación de hotel después de una ronda en un torneo de golf de celebridades. Ella llegó con un vestido de lentejuelas doradas y tacones con tiras. Él le prometió salir en televisión y luego, ella aseguró, se acostaron.Sin embargo, la cadena de acontecimientos derivados del encuentro de 2006 que la estrella del cine para adultos Stormy Daniels ha dicho que tuvo con la personalidad de la televisión Donald Trump está a punto de convertirse en un acontecimiento histórico: la primera acusación penal formal contra un expresidente de Estados Unidos.El fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg señaló que está preparándose para presentar cargos por delitos graves contra Trump; se espera que Bragg lo acuse de ocultar los 130.000 dólares que Michael D. Cohen, el abogado y solucionador de problemas de Trump, le pagó a Daniels a cambio de su silencio antes de las elecciones presidenciales de 2016.Es probable que la condena dependa de que los fiscales demuestren que Trump reembolsó a Cohen y falsificó registros comerciales cuando lo hizo, posiblemente para ocultar una violación de la ley electoral.No sería un caso sencillo. Se espera que los fiscales utilicen una teoría jurídica que no ha sido evaluada en los tribunales de Nueva York, lo que plantea la posibilidad de que un juez pueda desestimar o limitar los cargos. El episodio ha sido analizado tanto por la Comisión Federal Electoral como por fiscales federales de Nueva York; ninguno tomó medidas contra Trump.Trump ha negado haber tenido relaciones sexuales con Daniels y asegura no haber hecho nada malo. El expresidente, que aspira a la candidatura republicana a la Casa Blanca en 2024, ha dejado claro que tachará la acusación de “cacería de brujas” política y la utilizará para movilizar a sus partidarios. El sábado, predijo que sería detenido el martes y convocó protestas.El principal testigo de los fiscales sería Cohen, quien se declaró culpable de violaciones al financiamiento de campañas federales en agosto de 2018 y admitió que ayudó a concertar el pago a Daniels —además de otro pago a una exmodelo de Playboy— para ayudar a la candidatura presidencial de Trump por órdenes de Trump.Cualquier acusación contra Trump presentada por el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin L. Bragg, se sustentaría en una teoría legal que no ha sido probada en los tribunales de Nueva York, lo que hace que su éxito no esté para nada garantizado.Benjamin Norman para The New York TimesUna acusación formal marcaría otro episodio extraordinario en la era de Trump: un expresidente —cuyo mandato concluyó con una revuelta en el Capitolio, que trató de revocar unas elecciones justas y quien está bajo investigación por no devolver documentos clasificados— podría enfrentar su primera acusación penal por pagar por el silencio de una estrella porno.Un encuentro en el lago TahoeDaniels, cuyo nombre de pila es Stephanie Gregory y vivió la mayor parte de su infancia en un rancho destartalado en Baton Rouge, Luisiana, tenía 27 años en julio de 2006, cuando conoció a Trump, que entonces tenía 60, en el torneo de golf para famosos celebrado en Nevada.En su autobiografía de 2018, Full Disclosure, Daniels recuerda haberse sentido avergonzada y motivada a tomar el rumbo que tomó tras escuchar, siendo niña, al padre de un amigo referirse a ella como “escoria blanca”. Atraída por el dinero que podía ganar, Daniels comenzó a trabajar como bailarina exótica en un antro local llamado Cinnamon’s, incluso antes de terminar el bachillerato. A los 23 años, comenzó a actuar en películas pornográficas y poco después se casó con el primero de sus cuatro esposos: Bartholomew Clifford, quien dirigió películas para adultos bajo el nombre “Pat Myne”.Cuando conoció a Daniels, Trump ya se había transformado de magnate inmobiliario a estrella de telerrealidad; había viajado al torneo sin su tercera esposa, Melania, que se quedó en casa con su hijo recién nacido. Trump y Daniels se cruzaron en el campo de golf y más tarde en la sala de regalos, donde fueron fotografiados juntos en un estand de su productora de contenido pornográfico, Wicked Pictures. Trump la invitó a cenar.Mientras charlaban esa noche en el penthouse de Trump en Harrah’s Lake Tahoe —Daniels ha dicho que Trump llevaba un pijama de seda negro y pantuflas— él le dijo que debería participar en El aprendiz, un programa de telerrealidad de la NBC. Daniels dudo que él pudiera lograr que ella participara en el programa. Él le aseguró que sí, contó Daniels.De allí en adelante, Trump comenzó a llamarla de vez en cuando desde un número bloqueado, y le decía “honeybunch” (cariñito, en español). Se vieron al menos dos veces más en 2007, en una fiesta de presentación del efímero vodka Trump y en el hotel Beverly Hills, donde vieron la programación de la Semana del tiburón. Pero no volvieron a tener relaciones. Trump nunca la llevó a El aprendiz. Aun así, siguió llamándola, según ella. Al final, ella dejó de contestar.Vendiendo historiasStormy Daniels, una estrella de cine para adultos, recibió 130.000 dólares del mediador de Trump a cambio de su silencio.Shannon Stapleton/ReutersDesde el año 2000, Trump protagonizó campañas presidenciales improbables que parecían más trucos publicitarios que candidaturas serias. En 2011 inició otra, en la que promovió teorías conspirativas según las cuales el entonces presidente Barack Obama había nacido fuera del territorio estadounidense. Mientras lo hacía, Daniels, aún molesta, empezó a trabajar con una agente para ver si podía vender la historia de sus encuentros.Negociaron un trato por 15.000 dólares con Life & Style, una revista de farándula. Daniels le dijo al reportero que la entrevistó que creía que la oferta de Trump de convertirla en concursante había sido una mentira, según una transcripción que apareció después en internet.“¿Crees que solo fue para impresionarte, para intentar acostarse contigo?”, preguntó el reportero. “Sí”, respondió Daniels. “Y supongo que funcionó”, agregó.Cuando la revista contactó a la Organización Trump en busca de comentarios, Cohen devolvió la llamada. El abogado se había incorporado a la empresa cuatro años antes y se había convertido en el solucionador de Trump, haciendo todo lo necesario para resolver los problemas difíciles de su jefe y la familia Trump. Cohen amenazó con demandar, la revista eliminó el reportaje y Daniels no recibió ni un centavo.Por su parte, Trump abandonó la contienda presidencial y siguió siendo el presentador de El aprendiz.En octubre de ese año, la historia de Daniels sobre Trump salió a la luz de manera fugaz después de que su agente la filtrara a un blog de chismes llamado The Dirty, con la finalidad de despertar el interés de alguna publicación que quisiera pagar por la historia. Un par de medios de comunicación le dieron seguimiento, pero ninguno ofreció una remuneración. Daniels negó la historia, y su agente hizo que un abogado de Beverly Hills, California, Keith Davidson, retirara la publicación.Cuando Obama se preparaba para dejar el cargo en 2015, Trump decidió presentarse de nuevo a las elecciones presidenciales. Ese agosto, se sentó en su oficina de la Torre Trump con Cohen y David Pecker, el editor de American Media Inc. y su periódico sensacionalista más importante, The National Enquirer.Pecker, amigo de toda la vida de Trump, había recurrido a The Enquirer para impulsar las anteriores campañas presidenciales de Trump. Según tres personas familiarizadas con la reunión, Pecker prometió publicar historias positivas sobre Trump y negativas sobre sus rivales. También acordó trabajar con Cohen para encontrar y suprimir historias que pudieran perjudicar los nuevos esfuerzos de Trump, una práctica conocida como “atrapar y matar”.El National Enquirer, un tabloide dirigido por David Pecker, desempeñó un papel central en los esfuerzos por “atrapar y matar” historias negativas sobre Trump.Marion Curtis vía Associated PressEn la primavera de 2016, Daniels, con ayuda de su agente, intentó vender su historia de nuevo, esta vez por más de 200.000 dólares. Pero las publicaciones a las que contactó la rechazaron, incluido The Enquirer.Más o menos por esas fechas, Karen McDougal, exmodelo de Playboy, comenzó a explorar cómo monetizar su propia historia de su encuentro con Trump. McDougal, quien fue la conejita del año de Playboy en 1998, ha declarado haber tenido un amorío con Trump desde 2006, cuando ella tenía 35 años. Habían pasado tiempo juntos en su apartamento de la Torre Trump y en el mismo torneo de golf donde se dio el encuentro con Daniels. Pero según McDougal, ella puso fin a la relación en 2007. Trump ha negado el romance.En 2016, con su carrera como modelo en declive, McDougal contrató a Davidson, el mismo abogado que había ayudado a Daniels a eliminar la publicación del blog de 2011.Karen McDougal, exmodelo de Playboy, aseguró que también tuvo un amorío con Trump y que National Enquirer le pagó por su historia, la cual nunca fue publicada.Bennett Raglin/Getty Images for BacardiEl abogado se puso en contacto con el editor de The Enquirer, Dylan Howard, para venderle la historia de McDougal, y, según declaraciones de tres personas con conocimiento de las conversaciones, tanto Howard como Pecker informaron a Cohen. A finales de junio, Trump pidió personalmente ayuda a Pecker para mantener a McDougal en silencio, según un testimonio de Pecker ante los fiscales federales.Sni embargo, el tabloide no hizo nada sino hasta que McDougal estaba a punto de conceder una entrevista a ABC News. A principios de agosto, American Media acordó pagarle a McDougal 150.000 dólares por los derechos exclusivos de su historia sobre Trump, camuflando el verdadero propósito del acuerdo al garantizarle que aparecería en dos portadas de revistas, entre otras cosas, según han declarado cinco personas familiarizadas con los hechos.American Media admitiría después, en un acuerdo para evitar un proceso federal, que el principal propósito del acuerdo fue suprimir la historia de McDougal, la cual la empresa no tenía intención alguna de publicar.Mientras tanto, Daniels seguía sin encontrar a alguien que quisiera comprar su historia. Su suerte cambiaría a principios de octubre.‘Podría hacernos ver muy mal’El solucionador de problemas de Trump, Michael D. Cohen, a la derecha, fue a prisión en parte por violaciones de financiamiento de campañas relacionadas con pagos de sobornos. Le ha dado la espalda al expresidente y podría testificar en su contra.Jefferson Siegel para The New York TimesLa noticia cayó como una bomba en la contienda presidencial. El 7 de octubre de 2016, el diario The Washington Post publicó lo que se conocería como la cinta Access Hollywood, en la que Trump, sin darse cuenta de que el micrófono estaba encendido, fue grabado mientras describía en términos lascivos cómo manoseaba a las mujeres.La gente que rodeaba a Daniels se dio cuenta enseguida de que la nueva vulnerabilidad de Trump la convertía en una amenaza mayor, y por lo tanto su historia había ganado valor. Davidson, el abogado de Los Ángeles, también era amigo de la agente de Daniels, Gina Rodríguez, y del editor de The Enquirer, Howard. El día después de la aparición de la cinta Access Hollywood, Davidson y Howard se enviaron mensajes de texto sobre el daño que la cinta había causado a la campaña de Trump. Entonces, Howard le pidió a la agente de Daniels que le enviara otro mensaje a su jefe, Pecker.Los ejecutivos del Enquirer alertaron a Cohen, quien le pidió ayuda a Pecker para contener la historia.Howard regateó con la agente de Daniels, pero cuando le presentó a Pecker una oferta para comprar la historia por 120.000 dólares, el editor se negó.“Tal vez llame a Michael para avisarle y que él se encargue desde allí”, escribió Howard.Dylan Howard, editor del National Enquirer, conectó a Cohen con un abogado de Daniels para discutir un pago por la historia de su encuentro con Trump.Ilya S. Savenok/Getty Images para American MediaEsa noche, Cohen habló por teléfono con Trump, Pecker y Howard, según los registros obtenidos por las autoridades federales. Howard lo puso en contacto con el abogado, Davidson, quien negociaría el acuerdo en nombre de Daniels.Tres días después de la difusión de la cinta de Access Hollywood, Cohen aceptó pagar 130.000 dólares en un acuerdo que amenazaba con graves sanciones económicas para Daniels si alguna vez hablaba de su aventura con Trump. El contrato utilizó seudónimos: Peggy Peterson, o “PP”, para Daniels, y David Dennison, o “DD”, para Trump. Sus identidades solo se revelaban en una carta adjunta.Daniels firmó su copia sobre la cajuela de un auto cerca de un plató de filmación de una película pornográfica en Calabasas, California. Cohen firmó en nombre de Trump.Pero Cohen pospuso el pago. Ha dicho que estaba intentando averiguar de dónde sacar el dinero mientras Trump hacía campaña. Según Cohen, Trump había aprobado el pago y delegado en él y en el director financiero de la Organización Trump la tarea de organizarlo. Consideraron opciones para canalizar el dinero a través de la empresa, dijo Cohen, pero no se decidieron por una solución.Daniels comenzó a sentir que Trump intentaba darle largas al asunto hasta después de las elecciones del 8 de noviembre; si perdía, su historia perdería valor. A mediados de octubre, después de que Cohen incumpliera dos plazos del pago, el abogado de Daniels canceló el acuerdo, y la actriz porno empezó de nuevo a vender la historia. A la semana siguiente, Howard envió un mensaje de texto a Cohen diciéndole que si Daniels lo hacía público, su trabajo para encubrir el encuentro sexual también podría darse a conocer.“Podría hacernos ver muy mal a todos”, escribió Howard.Cohen aceptó hacer el pago de su propio bolsillo. Habló brevemente con Trump en dos ocasiones. Luego, transfirió 130.000 dólares de su línea personal de crédito a la cuenta de una empresa ficticia de Delaware y se los transfirió al abogado de Daniels.Davidson hizo circular un nuevo acuerdo de dinero por silencio. Daniels lo firmó y notarizó en una tienda UPS cerca de un Walmart Supercenter en Forney, Texas, cerca de su casa.“Espero que todo esté bien entre nosotros”, le escribió Cohen a Davidson en un mensaje de texto después.“Le aseguro que todo está muy bien”, respondió el abogado.Daniels guardó silencio. Una semana y media después, Trump ganó las elecciones.Una vez en la Casa Blanca, Trump se ocupó de otro asunto relacionado con Daniels. Firmó cheques para reembolsarle a Cohen el soborno.Jonah E. Bromwich More

Manhattan prosecutors investigating a payout to Stormy Daniels may be poised to make Donald J. Trump the first former president ever to be criminally indicted.At the time, it all was more tawdry than momentous. A reality star invited a porn actress half his age to a hotel room after a round in a celebrity golf tournament. She arrived in a spangly gold dress and strappy heels. He promised to put her on television and then, she says, they slept together.Yet the chain of events flowing from the 2006 encounter that the adult film star, Stormy Daniels, has said she had with the television personality, Donald J. Trump, has led to the brink of a historic development: the first criminal indictment of a former American president.The Manhattan district attorney, Alvin L. Bragg, has signaled he is preparing to seek felony charges against Mr. Trump; Mr. Bragg is expected to accuse him of concealing a $130,000 hush-money payment that Michael D. Cohen, Mr. Trump’s lawyer and fixer, made to Ms. Daniels on the eve of the 2016 presidential election.A conviction would be likely to hinge on prosecutors’ proving that Mr. Trump reimbursed Mr. Cohen and falsified business records when he did so, possibly to hide an election law violation.It would not be a simple case. Prosecutors are expected to use a legal theory that has not been assessed in New York courts, raising the possibility that a judge could throw out or limit the charges. The episode has been examined by both the Federal Election Commission and federal prosecutors in New York; neither took action against Mr. Trump.Mr. Trump has denied having sex with Ms. Daniels and said he did nothing wrong. The former president, who is seeking the Republican nomination for the White House, has made it clear that he will cast the indictment as a political “witch hunt” and use it to rally his supporters. On Saturday, he predicted he would be arrested on Tuesday and called for protests.The prosecutors’ chief witness would be Mr. Cohen, who pleaded guilty to federal campaign finance violations in August 2018, admitting he helped arrange the Daniels payment — and another to a former Playboy model — to aid Mr. Trump’s presidential bid at the behest of Mr. Trump.Any indictment of Mr. Trump brought by the Manhattan district attorney, Alvin L. Bragg, would rely on a legal theory that has not been tested in New York courts, making its success far from assured.Benjamin Norman for The New York TimesAn indictment would mark another extraordinary episode in the Trump era: The former president — whose tenure closed with a riot at the Capitol, who tried to overturn a fair election and who is under investigation for failing to return classified material — may face his first criminal charge for paying off a porn star.A Lake Tahoe encounterMs. Daniels, born Stephanie Gregory and raised mostly in a ramshackle ranch house in Baton Rouge, La., was 27 in July 2006, when she met Mr. Trump, then 60, at the celebrity golf tournament in Nevada.As a child, she wrote in her 2018 memoir, “Full Disclosure,” she felt ashamed and motivated after overhearing a friend’s father refer to her as “white trash.” Attracted by the money she could make, Ms. Daniels started as an exotic dancer even before she finished high school, working at a local joint called Cinnamon’s. At 23, she began acting in pornographic movies and soon married the first of her four husbands: Bartholomew Clifford, who directed adult films under the name “Pat Myne.”When he met Ms. Daniels, Mr. Trump had largely transitioned from real estate mogul to reality star; he had traveled to the tournament without his third wife, Melania, who remained behind with their newborn son. Mr. Trump and Ms. Daniels crossed paths on the golf course and later in the gift room, where they were photographed together at a booth for her porn studio, Wicked Pictures. He invited her to dinner.As they chatted that night in Mr. Trump’s penthouse at Harrah’s Lake Tahoe — she has said he wore black silk pajamas and slippers — he told her that she should be on “The Apprentice,” an NBC reality show. She doubted he could make it happen. He assured her he could, she said.Afterward, he would phone her occasionally from a blocked number, calling her “Honeybunch.” They saw each other at least twice more in 2007, at a launch party for the short-lived Trump Vodka and at the Beverly Hills Hotel, where they watched “Shark Week.” But they did not sleep together again. And Mr. Trump never put her on “The Apprentice.” Still, he kept calling, she has said. Eventually, she stopped answering.Selling storiesStormy Daniels, an adult film star, was paid $130,000 by Mr. Trump’s fixer in exchange for her silence.Shannon Stapleton/ReutersSince 2000, Mr. Trump had staged long-shot presidential runs that more resembled publicity stunts than serious bids for office. He kicked off another in 2011, promoting conspiracy theories that then-President Barack Obama had been born outside the United States. As he did so, Ms. Daniels, still bitter, began working with an agent to see if she could sell the story of their liaison.They negotiated a $15,000 deal with Life & Style, a celebrity magazine, telling its reporter that Ms. Daniels believed Mr. Trump’s offer to make her a contestant had been a lie, according to a transcript later published online.“Just to impress you, to try to sleep with you?” the reporter asked. “Yeah,” Ms. Daniels responded. “And I guess it worked.”When the magazine contacted the Trump Organization for comment, Michael Cohen returned the call. A lawyer who had joined the company four years earlier, Mr. Cohen had become Mr. Trump’s fixer, diving headlong into resolving thorny problems for his boss and the Trump family. Mr. Cohen threatened to sue, the magazine killed the story, and Ms. Daniels did not get paid.Mr. Trump, for his part, dropped out of the race and continued hosting “The Apprentice.”That October, Ms. Daniels’s story about Mr. Trump surfaced briefly after her agent leaked it to a gossip blog called “The Dirty,” trying to gin up interest from a paying publication. A couple of media outlets followed up, but none offered payment. Ms. Daniels denied the story, and her agent had a lawyer in Beverly Hills, Calif., Keith Davidson, get the post taken down.As Mr. Obama prepared to leave office in 2015, Mr. Trump decided to run for president once more. That August, he sat in his office at Trump Tower with Mr. Cohen and David Pecker, the publisher of American Media Inc. and its flagship tabloid, The National Enquirer.Mr. Pecker, a longtime friend of Mr. Trump’s, had used The Enquirer to boost Mr. Trump’s past presidential runs. He promised to publish positive stories about Mr. Trump and negative ones about opponents, according to three people familiar with the meeting. Mr. Pecker also agreed to work with Mr. Cohen to find and suppress stories that might damage Mr. Trump’s new efforts, a practice known as “catch and kill.”The National Enquirer, a tabloid run by David Pecker, played a central role in efforts to “catch and kill” negative stories about Mr. Trump.Marion Curtis, via Associated PressIn spring 2016, Ms. Daniels attempted through her agent to sell her story again — this time for more than $200,000. But the publications she approached all passed, including The Enquirer.Around the same time, Karen McDougal, the former Playboy model, began exploring how to monetize her own tale of sleeping with Mr. Trump. Ms. McDougal, Playboy’s 1998 Playmate of the Year, has said she had an affair with Mr. Trump starting in 2006, when she was 35. They had spent time together in his Trump Tower apartment and at the same golf tournament where Ms. Daniels encountered him. But Ms. McDougal ended the relationship in 2007, she has said. Mr. Trump has denied the affair.In 2016, with her modeling career flagging, Ms. McDougal hired Mr. Davidson, the same lawyer who had helped Stormy Daniels remove the 2011 blog post.Karen McDougal, a former Playboy model, said she also had an affair with Mr. Trump and was paid by The National Enquirer for her story, which was never published.Bennett Raglin/Getty Images for BacardiThe lawyer approached The Enquirer’s editor, Dylan Howard, about buying Ms. McDougal’s story, and Mr. Howard and Mr. Pecker both briefed Mr. Cohen, three people with knowledge of the discussions have said. In late June, Mr. Trump personally appealed to Mr. Pecker for help in keeping Ms. McDougal quiet, according to an account Mr. Pecker gave federal prosecutors.But the tabloid did nothing until Ms. McDougal was about to give an interview to ABC News. In early August, American Media agreed to pay Ms. McDougal $150,000 for the exclusive rights to her story about Mr. Trump, camouflaging the real purpose of the deal by guaranteeing she would appear on two magazine covers, among other things, five people familiar with the events have said.American Media would later admit, in a deal to avoid federal prosecution, that the principal purpose of the agreement was to suppress Ms. McDougal’s story, which the company had no intention of publishing.Stormy Daniels, meanwhile, still had not found any takers for her story. Her luck changed in early October.‘It could look awfully bad’Mr. Trump’s fixer, Michael D. Cohen, right, went to prison in part for campaign finance violations related to hush-money payments. He has turned against the former president and could testify against him.Jefferson Siegel for The New York TimesThe news hit the presidential race like a bomb. On Oct. 7, 2016, The Washington Post published what would become known as the “Access Hollywood” tape, in which Mr. Trump, unwittingly on a live microphone, was recorded describing in lewd terms how he groped women.The people surrounding Stormy Daniels immediately realized that Mr. Trump’s new vulnerability made her more of a threat — and thus gave her story value.Mr. Davidson, the Los Angeles lawyer, was also friendly with Ms. Daniels’s agent, Gina Rodriguez, and with The Enquirer’s editor, Mr. Howard. On the day after the “Access Hollywood” tape emerged, Mr. Davidson and Mr. Howard texted about the damage it had done to Mr. Trump’s campaign. Then Mr. Howard asked Ms. Daniels’s agent to send another pitch for his boss, Mr. Pecker.The Enquirer executives alerted Mr. Cohen; Mr. Cohen asked Mr. Pecker for help containing it.Mr. Howard haggled with Ms. Daniels’s agent, but when he presented Mr. Pecker with an offer to buy the story for $120,000, the publisher refused.“Perhaps I call Michael and advise him and he can take it from there,” Mr. Howard wrote.Dylan Howard, the editor of The National Enquirer, connected Mr. Cohen to a lawyer for Ms. Daniels to discuss a payment for the story of her tryst with Mr. Trump.Ilya S. Savenok/Getty Images for American MediaThat night, Mr. Cohen spoke by phone to Mr. Trump, Mr. Pecker and Mr. Howard, according to records obtained by federal authorities. Mr. Howard connected him to the lawyer, Mr. Davidson, who would negotiate the deal for Ms. Daniels.Three days after the “Access Hollywood” tape’s release, Mr. Cohen agreed to pay $130,000 in a deal that threatened severe financial penalties for Ms. Daniels if she ever spoke about her affair with Mr. Trump. The contract used pseudonyms: Peggy Peterson, or “P.P.,” for Ms. Daniels, and David Dennison, or “D.D.,” for Mr. Trump. Their identities were revealed only in a side letter.Ms. Daniels signed her copy on the trunk of a car near a porn set in Calabasas, Calif. Mr. Cohen signed on Mr. Trump’s behalf.But Mr. Cohen delayed paying. He has said he was trying to figure out where to get the money while Mr. Trump campaigned. According to Mr. Cohen, Mr. Trump had approved the payment and delegated to him and the Trump Organization’s chief financial officer the task of arranging it. They considered options for funneling the money through the company, Mr. Cohen said, but did not settle on a solution.Ms. Daniels began to believe that Mr. Trump was trying to stall until after the Nov. 8 election; if he lost, her story would lose its value. In mid October, after Mr. Cohen had blown two deadlines, Ms. Daniels’s lawyer canceled the deal, and the porn actress again began shopping the story. The next week, Mr. Howard texted Mr. Cohen that if Ms. Daniels went public, their work to cover up the sexual encounter might also become known.“It could look awfully bad for everyone,” Mr. Howard wrote.Mr. Cohen agreed to make the payment himself. He spoke briefly by phone with Mr. Trump, twice. Then he transferred about $130,000 from his home equity line of credit into the account of a Delaware shell company and wired it to Ms. Daniels’s lawyer.Mr. Davidson circulated a new hush-money agreement. Ms. Daniels signed and notarized it at a UPS store near a Walmart Supercenter in Forney, Texas, near her home.“I hope we are good,” Mr. Cohen texted Mr. Davidson afterward.“I assure you we are very good,” the lawyer replied.Ms. Daniels remained silent. A week and a half later, Mr. Trump won the election.Once he was in the White House, Mr. Trump handled one more piece of business related to Stormy Daniels. He signed checks to reimburse Mr. Cohen for paying her off.Jonah E. Bromwich More