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    Millones de brasileños desconfían de las elecciones debido a Bolsonaro

    Tres de cada cuatro partidarios del presidente de Brasil confían poco o nada en el sistema de votación. Muchos dijeron que estaban preocupados por un posible fraude y advirtieron estar preparados para protestar.DUQUE DE CAXIAS, Brasil — Para muchos simpatizantes del presidente Jair Bolsonaro, las elecciones presidenciales de Brasil que se realizarán el domingo solo pueden tener dos resultados posibles: celebrar o tomar las calles. Eso se debe, según dicen, a que una derrota de Bolsonaro solo puede significar que la votación fue manipulada.“Hay mucho fraude”, dijo Kátia de Lima, de 47 años, empleada de una tienda, en un mitin de Bolsonaro este mes. “Está comprobado”.En el mismo mitin que se realizó al norte de Río de Janeiro, Paulo Roberto, de 55 años, trabajador del gobierno, comentó: “Cualquiera que vote por Bolsonaro está preocupado por las máquinas de votación”.Y Fabrício Frieber, un abogado del estado de Bahía, agregó: “Bolsonaro nos viene advirtiendo”.En el transcurso de su presidencia, Bolsonaro ha cuestionado y criticado la seguridad del sistema de votación electrónica de Brasil, a pesar de la falta de evidencia creíble de que exista un problema en el mismo. Ahora, al final de su primer mandato, está claro que sus ataques han tenido un efecto: gran parte del electorado de Brasil ha perdido la fe en la integridad de las elecciones de su nación.Tres de cada cuatro partidarios de Bolsonaro confían poco o nada en el sistema de votación de Brasil, según varias encuestas de los últimos meses, incluida una realizada la semana pasada. Y en entrevistas con más de 40 de los partidarios de Bolsonaro en los últimos meses, casi todos dijeron que estaban preocupados por el fraude electoral y que estaban preparados para protestar si este pierde.Esas dudas han socavado una de las democracias más grandes del mundo y es probable que terminen por ser uno de los legados más perniciosos de Bolsonaro, parte de una tendencia mundial de mentiras y teorías de conspiración, a menudo alimentadas por líderes populistas y amplificadas por el internet, que están amenazando las normas democráticas en Estados Unidos y en todo el mundo.Los inspectores del tribunal electoral de Brasil prueban las máquinas de votación en São Paulo. Las máquinas no están conectadas a internet, lo que reduce significativamente la posibilidad de un ataque cibernético.Victor Moriyama para The New York TimesAhora, el domingo, Brasil podría ver hasta dónde llegan esas dudas sobre sus elecciones.Las encuestas muestran que la contienda entre Bolsonaro, el actual presidente de extrema derecha, y Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de izquierda, está reñida. Sin embargo, Bolsonaro ha insinuado que, si pierde, es posible que no acepte los resultados.“¿Elecciones que no puedes auditar? Eso no es una elección. Es fraude”, declaró Bolsonaro a los periodistas en julio, al mencionar un reclamo común sobre el sistema electoral de Brasil. “Entregaré el poder, en unas elecciones limpias”.Si Bolsonaro es derrotado y busca aferrarse al poder, parece que las instituciones democráticas de Brasil están preparadas para resistir. Pero también parece que algunos de sus seguidores están preparados para luchar.“Si nuestro presidente no es elegido, todos vamos a Brasilia”, dijo Rogério Ramos, de 40 años, dueño de una tienda de electrónica automotriz, refiriéndose a la capital del país. “Cerramos el Congreso, como en el 64”.En 1964, un golpe militar condujo a 21 años de una dictadura violenta en Brasil.Rogério Ramos en su coche autónomo con otros simpatizantes de Bolsonaro luego de un mitin en Río de Janeiro.Maria Magdalena Arrellaga para The New York TimesMuchas de estas advertencias son probablemente comentarios improvisados y no planes organizados de violencia. Las autoridades del orden público no han advertido sobre ninguna amenaza por parte de alguno de los grupos en caso de que Bolsonaro sea derrotado.Pero el Supremo Tribunal Federal y el Tribunal Superior Electoral de Brasil aumentaron la seguridad, y el ejército se está preparando en caso de que haya descontento después de las elecciones, según dos altos oficiales militares que hablaron bajo condición de anonimato para comentar planes privados. El presidente o los tribunales podrían convocar a los militares para tratar de controlar a las multitudes violentas.Funcionarios gubernamentales, jueces, periodistas y gran parte de la ciudadanía brasileña están preocupados por un escenario similar al del 6 de enero de 2021, cuando miles de personas irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos, en un intento por anular los resultados de las elecciones después de que el expresidente Donald Trump negara repetidamente su derrota.Tanto Trump como Bolsonaro pasaron gran parte de sus gobiernos advirtiendo que el sistema estaba conspirando contra ellos. Trump criticó el “Estado profundo”, mientras que Bolsonaro acusó a algunos de los jueces que supervisan el Supremo Tribunal Federal de Brasil y al Tribunal Superior Electoral del país de intentar manipular las elecciones.Los seguidores de Bolsonaro enfocan su atención en una serie de aparentes anormalidades en el proceso de votación y los resultados, así como muchas teorías de conspiración.Maria Magdalena Arrellaga para The New York TimesBolsonaro también ha cuestionado la seguridad de las máquinas de votación electrónica de Brasil desde 2015, luego de que un candidato presidencial de centroderecha disputó una estrecha derrota. Bolsonaro, por entonces diputado, comenzó una cruzada apoyada en la afirmación de que las máquinas de votación eran vulnerables al fraude porque no están respaldadas por boletas de papel.Bolsonaro tiene razón al decir que el sistema de votación de Brasil es singular. Es el único país del mundo que utiliza un sistema totalmente digital, sin copias de seguridad en papel.Los expertos en seguridad informática que estudian el sistema dicen que su diseño en efecto dificulta la auditoría de una elección. Pero también dicen que el sistema tiene numerosas capas de seguridad para evitar fraudes o errores, entre estas están los lectores de huellas dactilares, pruebas de cientos de máquinas el día de las elecciones, inspección del código fuente por parte de expertos externos y el hecho de que las máquinas no se conectan a la red de internet, lo que reduce significativamente las posibilidades de un hackeo.Desde que Brasil comenzó a usar máquinas de votación electrónica en 1996, no ha habido evidencia de que hayan sido utilizadas para fraude. En cambio, las máquinas ayudaron a eliminar el fraude que alguna vez afectó las elecciones de Brasil en la era de las boletas de papel.Pero esa realidad no le ha importado mucho a Bolsonaro ni a muchos de los más de 50 millones de brasileños que votaron por él en la primera ronda electoral. En entrevistas, los partidarios de Bolsonaro en cambio centraron su atención en una serie anecdótica de aparentes anomalías en el proceso y los resultados de la votación, así como en muchas teorías de conspiración: las máquinas roban votos de Bolsonaro; las máquinas vienen precargadas con votos; algunas máquinas son falsificaciones plantadas; los funcionarios manipulan los recuentos de votos; y los resultados de la votación muestran patrones sospechosos.En elecciones pasadas, los seguidores de Bolsonaro han ido a las casillas en busca de alguna irregularidad que grabar para compartir como mayor prueba de fraude.Maria Magdalena Arrellaga para The New York TimesUn hombre entrevistado por The New York Times reprodujo un video que recibió a través de WhatsApp que decía que Bolsonaro había visitado Rusia este año para obtener la ayuda del presidente Vladimir Putin con el fin de luchar contra los planes de la izquierda brasileña de robar las elecciones del domingo.Al igual que en Estados Unidos y en otros lugares, las redes sociales han ayudado a polarizar a la población y han permitido que se difundan las dudas sobre las elecciones.La mayor parte del público brasileño solía reunirse alrededor de un solo canal de televisión, TV Globo. Ahora, los brasileños están dispersos en el interminable paisaje de medios de internet, a menudo en burbujas con personas de ideas afines que afianzan puntos de vista preexistentes, explicó Francisco Brito Cruz, director de InternetLab, un instituto de investigación en São Paulo.El público incluso se ha convertido en parte de los propios medios, al crear y compartir memes y videos, incluso sobre las máquinas de votación. En elecciones pasadas, los partidarios de Bolsonaro acudieron a las urnas en busca de alguna irregularidad que pudieran filmar y difundir como una prueba más del fraude.“Están en una misión imposible, tratando de encontrar dónde el trabajador electoral está manipulando las cosas, dónde están teniendo problemas”, dijo Brito Cruz. “Se han convencido a sí mismos, ¿no es cierto?”.La mayoría de los partidarios de Bolsonaro dijeron en entrevistas que no confían en los principales medios de comunicación, a los que Bolsonaro ha catalogado de deshonestos, y en cambio confían en noticias provenientes de una amplia variedad de fuentes en sus teléfonos, incluidas publicaciones en redes sociales y mensajes que reciben en grupos de WhatsApp y Telegram.“Miro las cosas que quiero ver y evito mirar lo que me quieren mostrar”, dijo José Luiz Chaves Fonseca, ingeniero de turbinas para plataformas petroleras en alta mar que este mes asistió disfrazado como Bolsonaro al mitin al norte de Río de Janeiro. “Si todos pensaran así, no serían engañados”.“Miro las cosas que quiero ver y evito mirar lo que me quieren mostrar”, dijo José Luiz Chaves Fonseca, quien acudió a un mitin caracterizado como Bolsonaro.Maria Magdalena Arrellaga para The New York TimesMuchas de las dudas sobre el sistema electoral tienen sus raíces en hechos reales, pero se tergiversan y enmarcan como prueba de que algo anda mal. Da Silva, por ejemplo, fue condenado por cargos de corrupción, que luego fueron anulados, por lo que Bolsonaro y sus seguidores lo caracterizan como un ladrón preparado para robar el voto.En 2018, piratas informáticos se infiltraron en la red informática de la agencia electoral de Brasil, y Bolsonaro y sus partidarios citan con frecuencia ese incidente como prueba de fraude. “Si dicen que las máquinas son tan impenetrables, entonces ¿por qué alguien está en la cárcel por forzar una máquina de votación?”, preguntó Alessandra Stoll Ranzni, diseñadora de São Paulo, durante la versión brasileña de CPAC, la conferencia política conservadora, a principios de este año.Una investigación mostró que los piratas informáticos no podían acceder a las máquinas de votación ni cambiar los totales de los votos.No todos los partidarios de Bolsonaro son tan escépticos. Vinícius Ramos, de 32 años, trabajador del gobierno al norte de Río de Janeiro, refirió que cuenta con un título en seguridad de redes y que no pensaba igual que muchas de las personas que lo rodeaban en un mitin reciente.“El sistema de votación nacional brasileño es uno de los más seguros del mundo”, dijo. “El hecho de que vote por él no significa que esté de acuerdo con todo lo que dice”.André Spigariol More

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    Win or Lose, Bolsonaro Has Destroyed Trust in Brazil’s Elections

    President Jair Bolsonaro has attacked Brazil’s electronic voting system. Now, ahead of Sunday’s elections, many of his supporters believe there will be fraud.DUQUE DE CAXIAS, Brazil — For many supporters of President Jair Bolsonaro, Sunday’s presidential election in Brazil can have just two possible outcomes: They celebrate or they take to the streets.That is because, they say, his defeat can only mean the vote was rigged.“There’s a lot of fraud,” said Kátia de Lima, 47, a store clerk at a rally for Mr. Bolsonaro this month. “It’s proven.”At the same rally north of Rio de Janeiro, Paulo Roberto, 55, a government worker, said, “Anyone who votes for Bolsonaro is worried about the voting machines.”And Fabrício Frieber, a lawyer from the state of Bahia, added, “Bolsonaro has been warning us.”Throughout his presidency, Mr. Bolsonaro has methodically questioned and criticized the security of Brazil’s electronic voting system, despite the lack of credible evidence of a problem. Now, at the end of his first term, it is clear that his attacks have had an effect: Much of Brazil’s electorate has lost faith in the integrity of their nation’s elections.Three out of four of Mr. Bolsonaro’s supporters trust Brazil’s voting system only a little or not at all, according to multiple polls over the past several months, including one last week. And in interviews with more than 40 of Mr. Bolsonaro’s supporters in recent months, nearly all said they were worried about election rigging and were prepared to protest if he loses.Those doubts have undermined one of the world’s largest democracies and are likely to end up as one of Mr. Bolsonaro’s most pernicious legacies — part of a global trend of lies and conspiracy theories, often stoked by populist leaders and amplified by the internet, that are threatening democratic norms in the United States and across the world.Inspectors from Brazil’s electoral court testing electronic voting machines in São Paulo. The machines are not connected to the internet, significantly reducing the chances of a hack.Victor Moriyama for The New York TimesNow, on Sunday, Brazil could see how far those doubts about its elections go.Polls show that the race between Mr. Bolsonaro, the far-right incumbent, and Luiz Inácio Lula da Silva, a former leftist president, is close. Yet Mr. Bolsonaro has suggested that, if he loses, he may not accept the results.“Elections that you can’t audit? That’s not an election. It’s fraud,” Mr. Bolsonaro told reporters in July, citing a common claim about Brazil’s election system. “I’ll hand over power — in a clean election.”If Mr. Bolsonaro is defeated and seeks to hold on to power, it appears that Brazil’s democratic institutions are prepared to resist. But it also appears that some of his supporters are prepared to fight.“If our president isn’t elected, everyone goes to Brasília,” said Rogério Ramos, 40, owner of an automotive electronics shop, referring to the nation’s capital. “We shut down Congress, just like in ’64.”In 1964, a military coup led to a violent, 21-year dictatorship in Brazil.Rogério Ramos in his self-driving car with other Bolsonaro supporters after a rally in Rio de Janeiro.Maria Magdalena Arrellaga for The New York TimesMany such warnings are likely off-the-cuff comments, rather than organized plans for violence. Law-enforcement officials have not warned of any threat by groups in the event of Mr. Bolsonaro’s defeat.But Brazil’s Supreme Court and electoral court have increased security, and the military is preparing in case there is unrest after the election, according to two senior military officials who spoke on the condition of anonymity to discuss private plans. The president or the courts could call on the military to try to control violent crowds.Government officials, judges, journalists and much of the Brazilian public are worried about a scenario that resembles Jan. 6, 2021, when thousands of people stormed the U.S. Capitol in a bid to overturn the election results after former President Donald J. Trump repeatedly denied his loss.Both Mr. Trump and Mr. Bolsonaro spent much of their administrations warning that the establishment was plotting against them. Mr. Trump railed against the “deep state,” while Mr. Bolsonaro has accused some of the judges who oversee Brazil’s Supreme Court and the country’s electoral court of trying to rig the election.Mr. Bolsonaro’s supporters focus their attention on a series of anecdotal apparent abnormalities in the voting process and results, as well as many conspiracy theories.Maria Magdalena Arrellaga for The New York TimesMr. Bolsonaro has also questioned the security of Brazil’s electronic voting machines since 2015, after a center-right presidential candidate disputed a narrow loss. Then a congressman, Mr. Bolsonaro began a crusade that the voting machines were vulnerable to fraud because they are not backed up by paper ballots..css-1v2n82w{max-width:600px;width:calc(100% – 40px);margin-top:20px;margin-bottom:25px;height:auto;margin-left:auto;margin-right:auto;font-family:nyt-franklin;color:var(–color-content-secondary,#363636);}@media only screen and (max-width:480px){.css-1v2n82w{margin-left:20px;margin-right:20px;}}@media only screen and (min-width:1024px){.css-1v2n82w{width:600px;}}.css-161d8zr{width:40px;margin-bottom:18px;text-align:left;margin-left:0;color:var(–color-content-primary,#121212);border:1px solid var(–color-content-primary,#121212);}@media only screen and (max-width:480px){.css-161d8zr{width:30px;margin-bottom:15px;}}.css-tjtq43{line-height:25px;}@media only screen and (max-width:480px){.css-tjtq43{line-height:24px;}}.css-x1k33h{font-family:nyt-cheltenham;font-size:19px;font-weight:700;line-height:25px;}.css-1hvpcve{font-size:17px;font-weight:300;line-height:25px;}.css-1hvpcve em{font-style:italic;}.css-1hvpcve strong{font-weight:bold;}.css-1hvpcve a{font-weight:500;color:var(–color-content-secondary,#363636);}.css-1c013uz{margin-top:18px;margin-bottom:22px;}@media only screen and (max-width:480px){.css-1c013uz{font-size:14px;margin-top:15px;margin-bottom:20px;}}.css-1c013uz a{color:var(–color-signal-editorial,#326891);-webkit-text-decoration:underline;text-decoration:underline;font-weight:500;font-size:16px;}@media only screen and (max-width:480px){.css-1c013uz a{font-size:13px;}}.css-1c013uz a:hover{-webkit-text-decoration:none;text-decoration:none;}What we consider before using anonymous sources. Do the sources know the information? What’s their motivation for telling us? Have they proved reliable in the past? Can we corroborate the information? Even with these questions satisfied, The Times uses anonymous sources as a last resort. The reporter and at least one editor know the identity of the source.Learn more about our process.Mr. Bolsonaro is right that Brazil’s voting system is unique. It is the only country in the world to use a fully digital system, with no paper backups.Computer-security experts who study the system say its design indeed makes it difficult to audit an election. But they also say the system has numerous layers of security to prevent fraud or errors, including fingerprint readers, tests of hundreds of machines on Election Day, outside experts’ inspection of the source code and the fact that the machines do not connect to the internet, significantly reducing the chances of a hack.Since Brazil began using electronic voting machines in 1996, there has been no evidence that they have been used for fraud. Instead, the machines helped eliminate the fraud that once afflicted Brazil’s elections in the age of paper ballots.But those facts have not mattered much to Mr. Bolsonaro or many of the more than 50 million Brazilians who voted for him in the first election round. In interviews, Mr. Bolsonaro’s supporters instead focused their attention on a series of anecdotal apparent abnormalities in the voting process and results, as well as many conspiracy theories: machines steal votes from Mr. Bolsonaro; machines come preloaded with votes; some machines are planted fakes; officials manipulate vote tallies; and the vote results show suspicious patterns.In past elections, Mr. Bolsonaro’s supporters have gone to the polls searching for some irregularity to film and spread as further evidence of fraud.Maria Magdalena Arrellaga for The New York TimesOne man interviewed by The New York Times played a video he received on WhatsApp that said Mr. Bolsonaro had visited Russia this year to get President Vladimir V. Putin’s help in fighting the Brazilian left’s plans to steal Sunday’s election.As in the United States and elsewhere, social media has helped polarize the population and enabled widespread doubts about the elections.Most of the Brazilian public used to gather around a single television channel, TV Globo. Now, Brazilians are splintered across the endless media landscape of the internet, often in bubbles with like-minded people that entrench pre-existing views, said Francisco Brito Cruz, director of the InternetLab, a research institute in São Paulo.The public itself has even become part of the media, creating and sharing memes and videos, including about the voting machines. In past elections, Mr. Bolsonaro’s supporters have gone to the polls searching for some irregularity to film and spread as further evidence of fraud.“They’re on a wild good chase, trying to find where the poll worker is manipulating things, where they’re having problems,” Mr. Brito Cruz said. “They have convinced themselves, right?”Most of Mr. Bolsonaro’s supporters said in interviews that they do not trust mainstream news outlets, which Mr. Bolsonaro has attacked as dishonest, and instead rely on news from a wide variety of sources on their phones, including social-media posts and messages they receive in groups on WhatsApp and Telegram.“I look at the things I want to see, and I avoid looking at what they want to show me,” said José Luiz Chaves Fonseca, a turbine engineer for offshore oil platforms who was attending the rally this month north of Rio de Janeiro as a Bolsonaro impersonator. “If everyone thought like this, they wouldn’t be tricked.”“I look at the things I want to see, and I avoid looking at what they want to show me,” said José Luiz Chaves Fonseca, center, who was attending a rally as a Bolsonaro impersonator.Maria Magdalena Arrellaga for The New York TimesMany of the doubts about the election system are rooted in real events, but are twisted and framed as proof of something amiss. Mr. da Silva, for instance, was convicted of corruption charges, which were later nullified, so Mr. Bolsonaro and his supporters characterize him as a thief prepared to steal the vote.Hackers infiltrated the computer network of Brazil’s election agency in 2018, and Mr. Bolsonaro and his supporters frequently cite the incident as proof of fraud. “If they say that the machines are so impenetrable, then why is someone in prison for breaking into a voting machine?” Alessandra Stoll Ranzni, a designer from São Paulo, said at the Brazilian version of CPAC, the conservative political conference, earlier this year.An investigation showed the hackers were not able to gain access to voting machines or change vote totals.Not all of Mr. Bolsonaro’s supporters are so skeptical. Vinícius Ramos, 32, a government worker north of Rio de Janeiro, said that he received a degree in a network security and felt differently than many of the people around him at a recent rally.“The Brazilian national voting system is one of the safest in the world,” he said. “Just because I vote for him doesn’t mean that I agree with everything he says.”André Spigariol contributed reporting from Brasília, and María Magdalena Arréllaga from Duque de Caxias, Brazil. More

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    Two Futures Face Off in Brazil

    Rachelle Bonja and Liz O. Baylen and Chelsea Daniel, Dan Powell and Listen and follow The DailyApple Podcasts | Spotify | StitcherVoters in Brazil on Sunday will choose between two larger-than-life, populist candidates in a presidential race that is widely seen as the nation’s — and Latin America’s — most important election in decades.Who are the candidates, and why is the future of Brazilian democracy also on the ballot?On today’s episodeJack Nicas, the Brazil bureau chief for The New York Times.Voters in Brazil on Sunday will choose between two candidates who have very different visions for the country.Victor Moriyama for The New York TimesBackground readingThe contest — a matchup between Brazil’s two biggest political heavyweights — could swing either way and promises to prolong what has already been a bruising battle that has polarized the nation and tested the strength of its democracy.For the past decade, Brazil has lurched from one crisis to the next. Brazilians will decide between two men who are deeply tied to its tumultuous past.There are a lot of ways to listen to The Daily. Here’s how.We aim to make transcripts available the next workday after an episode’s publication. You can find them at the top of the page.Jack Nicas contributed reporting.The Daily is made by Lisa Tobin, Rachel Quester, Lynsea Garrison, Clare Toeniskoetter, Paige Cowett, Michael Simon Johnson, Brad Fisher, Chris Wood, Jessica Cheung, Stella Tan, Alexandra Leigh Young, Lisa Chow, Eric Krupke, Marc Georges, Luke Vander Ploeg, M.J. Davis Lin, Dan Powell, Dave Shaw, Sydney Harper, Robert Jimison, Mike Benoist, Liz O. Baylen, Asthaa Chaturvedi, Rachelle Bonja, Diana Nguyen, Marion Lozano, Corey Schreppel, Anita Badejo, Rob Szypko, Elisheba Ittoop, Chelsea Daniel, Mooj Zadie, Patricia Willens, Rowan Niemisto, Jody Becker, Rikki Novetsky, John Ketchum, Nina Feldman, Will Reid, Carlos Prieto, Sofia Milan, Ben Calhoun and Susan Lee.Our theme music is by Jim Brunberg and Ben Landsverk of Wonderly. Special thanks to Sam Dolnick, Paula Szuchman, Lisa Tobin, Larissa Anderson, Cliff Levy, Lauren Jackson, Julia Simon, Mahima Chablani, Desiree Ibekwe, Wendy Dorr, Elizabeth Davis-Moorer, Jeffrey Miranda, Renan Borelli, Maddy Masiello and Nell Gallogly. More

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    Brazil’s Presidential Election Will Determine the Planet’s Future

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    Las encuestas electorales en Brasil se equivocaron, y ahora Bolsonaro quiere penalizar a las que fallen

    El presidente Jair Bolsonaro y los legisladores conservadores de Brasil quieren ilegalizar la publicación de encuestas que no coinciden con los resultados de las elecciones.BRASILIA — Este mes se celebró la primera vuelta de las elecciones en Brasil, que han sido observadas con detenimiento, y las encuestas mostraron un pronóstico errado porque subestimaron el apoyo con el que cuenta el presidente en funciones, Jair Bolsonaro, un líder de extrema derecha, y otros candidatos conservadores de todo el país.Muchos integrantes de la derecha se pusieron furiosos y criticaron las encuestas por estar desconectadas del electorado brasileño.Esa reacción no fue ninguna sorpresa. Lo que pasó después, sí lo fue.A instancias de Bolsonaro, algunos líderes políticos brasileños ahora buscan tipificar como delito las predicciones incorrectas de una elección.La Cámara de Diputados de Brasil ha acelerado un proyecto de ley que penalizaría la publicación de una encuesta que luego se compruebe que estuvo fuera de su margen de error. Se prevé que la Cámara Baja, controlada por aliados de Bolsonaro, vote para aprobar la medida en los próximos días.El contenido y destino finales de la propuesta de ley aún no están claros. Los líderes legislativos han insinuado que podrían cambiar algunos aspectos de la legislación, y las posibilidades de que se apruebe en el Senado, donde los oponentes a Bolsonaro son mayoría, parecen mucho menos certeras.Sin embargo, independientemente del futuro de esa propuesta, tanto ese proyecto como otras iniciativas para investigar a las encuestadoras por sus recientes errores de cálculo forman parte de una narrativa más amplia, sin evidencias, promovida por Bolsonaro y sus aliados, según la cual la clase política y la izquierda de Brasil tratan de amañar las elecciones en su contra.Mientras Brasil se prepara para votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 30 de octubre, las encuestas siguen mostrando que Bolsonaro está rezagado detrás de su rival de izquierda, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque la contienda luce cada vez más cerrada.Luiz Inácio Lula da Silva celebrando los resultados de la primera vuelta de las elecciones en São Paulo, a principios de este mes.Victor Moriyama para The New York TimesPor su parte, Bolsonaro optó por tildar a las empresas encuestadoras de “mentirosas” y denunciar que sus errores cambiaron hasta tres millones de votos a favor de Da Silva en la primera ronda electoral, y ha abogado para que las firmas enfrenten consecuencias. “No es por haberse equivocado, ¿OK? Una cosa es cometer un error”, puntualizó. “Es por los delitos que cometieron”.Bolsonaro no ha aclarado qué delitos considera que se cometieron.La Asociación Brasileña de Empresas Encuestadoras declaró en un comunicado que estaba “ofendida” por los intentos de criminalizar las encuestas que arrojan pronósticos equivocados.“Iniciar este tipo de investigación durante el periodo de campaña para la segunda vuelta electoral, cuando las encuestadoras están realizando su trabajo, demuestra otro intento flagrante de obstruir la investigación científica”, aseveró el grupo.Las firmas encuestadoras agregaron que su trabajo no era predecir elecciones, sino brindar un panorama general de las intenciones de los electores en el momento en que se realiza una encuesta.El proyecto de ley en el Congreso no es el único recurso que se ha entablado contra las encuestadoras. A petición de la campaña de Bolsonaro, el ministro de Justicia y Seguridad Pública de Brasil le ordenó a la policía federal que abriera una investigación contra las encuestadoras por los sondeos que realizaron antes de la primera ronda electoral. Además, la agencia federal antimonopolio de Brasil inició sus propias pesquisas sobre las principales instituciones encuestadoras de la nación por posible colusión.Alexandre de Moraes, juez del Supremo Tribunal Federal y director del tribunal electoral del país, no tardó en ordenar la suspensión de ambas investigaciones, tras señalar que carecían de jurisdicción y parecían cumplir las órdenes políticas del presidente. A su vez, Moraes le ordenó al tribunal electoral de Brasil investigar si Bolsonaro trataba de usar de manera indebida el poder que tiene sobre las agencias federales.En este último año, Moraes se ha posicionado como el principal contrapeso al poder de Bolsonaro, lo cual le ha valido algunas críticas por medidas que, según expertos en derecho y gobernanza, representan un giro represivo para el máximo tribunal de Brasil.Entre otras decisiones, Moraes encarceló a cinco personas sin juicio previo por hacer publicaciones en redes sociales que él consideró que eran ataques contra las instituciones brasileñas. El 20 de octubre, los funcionarios electorales ampliaron aún más su poder al otorgarle la autoridad unilateral para suspender las plataformas de redes sociales en Brasil que no obedecieran de inmediato sus órdenes de eliminar la desinformación.Alexandre de Moraes en Brasilia antes de la primera vuelta de las elecciones, a principios de este mes.Dado Galdieri para The New York TimesMoraes y el Senado del país parecen estar listos para proteger a las encuestadoras de las medidas en contra de sus sondeos.Sin embargo, las acusaciones reiteradas de que las encuestadoras son corruptas podrían socavar aún más su capacidad para brindar la mejor estimación posible de la opinión pública. Algunos de los asesores principales de Bolsonaro han hecho un llamado para que sus partidarios ignoren a los encuestadores con el fin de sabotear los resultados.“¡¡¡No le respondan a ninguno de ellos hasta el final de la elección!!! Así será seguro desde el principio que cualesquiera de sus resultados son fraudulentos”, escribió Ciro Nogueira, el jefe de gabinete de Bolsonaro, en su cuenta de Twitter. “¿Fue un delito su absurdo error? Solo una investigación profunda lo determinará”.Las firmas encuestadoras más importantes habían pronosticado que Bolsonaro recibiría alrededor de un 36 por ciento del voto en la primera ronda electoral. Recibió un 43,2 por ciento, una brecha de siete puntos porcentuales fuera del margen de error de prácticamente todas las encuestadoras.Sus pronósticos fueron aún peores en muchas contiendas por cargos de menor relieve. En Río de Janeiro, los sondeos mostraron que el candidato conservador a gobernador llevaba una ventaja de unos nueve puntos porcentuales. En cambio, ganó por 31 puntos.En São Paulo, algunas encuestas mostraron que un candidato de izquierda que aspira a llegar al Senado llevaba una delantera de 14 puntos porcentuales frente a su oponente antes de la primera ronda de elecciones. En cambio, un candidato de derecha ganó por casi el mismo margen, una diferencia de 28 puntos porcentuales de lo que predijeron los sondeos previos a la elección.Las empresas encuestadoras han atribuido sus pronósticos fallidos a una variedad de factores, entre ellos los datos obsoletos del censo, los cuales minaron su capacidad de encuestar a una muestra estadísticamente representativa de electores. Esas firmas mencionaron que sus encuestas también fueron deficientes porque una ola de votantes más grande de lo esperado cambió su voto para apoyar a Bolsonaro en el último minuto.Algunas encuestadoras también comentaron que creían que muchos electores conservadores no estuvieron dispuestos a responder sus encuestas.La proporción de votantes de mayor edad excedió por mucho sus expectativas, tal vez debido a un anuncio que hizo el gobierno este año de que votar era una nueva manera de dar fe de vida y mantener activos sus beneficios de jubilación. Las encuestas en la víspera de las elecciones mostraron que los electores mayores apoyaban a Bolsonaro más que a Da Silva.Brasil está lejos de ser el único país donde las encuestas luchan por dar una imagen precisa del electorado, particularmente la fuerza del apoyo conservador.En 2016, las encuestas en Estados Unidos no pronosticaron con precisión el apoyo a Donald Trump, y las empresas dieron razones similares para el error, incluido que algunos votantes de derecha no estaban dispuestos a responder las encuestas.El presidente Jair Bolsonaro, en São Paulo, a principios de este mes.Victor Moriyama para The New York TimesLa credibilidad de las empresas de encuestas en Brasil se vio afectada después de la primera vuelta de las elecciones, y algunos periodistas se han mostrado reacios para compartir las encuestas antes de la segunda vuelta del domingo.Ricardo Barros, un congresista conservador que está ayudando a impulsar el proyecto de ley para criminalizar las encuestas defectuosas, dijo que la legislación obligaría a las empresas encuestadoras a ser más cuidadosas con sus resultados. Según la ley propuesta, solo las encuestas que se equivocan fuera de su margen de error enfrentarían responsabilidad.“Si no están seguros del resultado, usen un margen de error del 10 por ciento”, dijo. “Pierden credibilidad, pero no desinforman a los votantes. El problema es que hoy en día siempre se presentan como una verdad absoluta”.Los legisladores tanto de la Cámara como del Senado también han reunido suficientes firmas para abrir investigaciones en el Congreso sobre las firmas de encuestas, aunque se espera que el líder del Senado tome medidas para bloquear la investigación.Alexandre Cordeiro Macedo, director de la agencia federal antimonopolio de Brasil que fue designado por Bolsonaro, trató de ir más allá que Barros al señalar la supuesta responsabilidad de las firmas de encuestas.Antes de que Moraes interviniera y detuviera la investigación, Cordeiro Macedo acusó a las principales encuestadoras de colusión basándose en lo que calificó como la improbabilidad estadística de que todas hubieran subestimado el apoyo de Bolsonaro por un margen tan significativo. Afirmó que el escenario era tan probable como ganar la lotería varias veces.Pero Alexandre Patriota, profesor de estadística en la Universidad de São Paulo, lo cuestionó y dijo que probar la colusión basada únicamente en esa única medida sería casi imposible.“Incluso si todos los institutos se equivocaron de la misma manera, eso no es una prueba de colusión”, dijo. “Para tener un toque de malicia, necesitas algo más que números”.Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía del Times en Brasil, que abarca Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Antes cubría tecnología desde San Francisco. Antes de unirse al Times, en 2018, trabajó durante siete años en The Wall Street Journal. @jacknicas • Facebook More

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    Brazil’s Polls Were Wrong. Now the Right Wants to Criminalize Them.

    President Jair Bolsonaro and conservative lawmakers in Brazil are trying to make it illegal to publish polls that later do not match the election results.BRASÍLIA — In the first round of Brazil’s closely watched elections this month, the polls were off the mark. They significantly underestimated the support for the far-right incumbent, President Jair Bolsonaro, and other conservative candidates across the country.Many on the right were furious, criticizing the pollsters as out of touch with the Brazilian electorate.That response was expected. What happened next was not.At the urging of Mr. Bolsonaro, some of Brazil’s leaders are now trying to make it a crime to incorrectly forecast an election.Brazil’s House of Representatives has fast-tracked a bill that would criminalize publishing a poll that is later shown to fall outside its margin of error. The House, which is controlled by Mr. Bolsonaro’s allies, is expected to vote and pass the measure in the coming days.The bill’s final shape and fate is unclear. House leaders have suggested they may soften the legislation, and its prospects in the Senate, where opponents of Mr. Bolsonaro are in the majority, appear far less certain.Still, whatever the measure’s fate, the proposal and other efforts to investigate pollsters for their recent miscalculations are part of a broader narrative pushed by Mr. Bolsonaro and his allies, without evidence, that Brazil’s political establishment and the left are trying to rig the election against him.As Brazil prepares to vote in a presidential runoff on Oct. 30, the surveys continue to show Mr. Bolsonaro trailing his left-wing rival, Luiz Inácio Lula da Silva, a former president, though the race seems to be tightening.Luiz Inácio Lula da Silva celebrating the results of the first round of elections in São Paulo earlier this month.Victor Moriyama for The New York TimesFor his part, Mr. Bolsonaro has taken to calling the polling firms “liars,” claimed that their mistakes swung up to three million votes to Mr. da Silva in the first round, and has advocated for the firms to face consequences. “Not for getting it wrong, OK? An error is one thing,” he said. “It’s for the crimes they committed.”He has not said what crimes he believes were committed.The Brazilian Association of Pollsters said in a statement that it was “outraged” at the attempts to criminalize surveys that turn out to be inaccurate.“Starting this type of investigation during the runoff campaign period, when the polling companies are carrying out their work, demonstrates another clear attempt to impede scientific research,” the group said.Polling firms added that their work was not to predict elections, but to provide a snapshot of voters’ intentions at the time a survey is conducted.The bill in Congress is not the only effort to target pollsters. Following a request from Mr. Bolsonaro’s campaign, Brazil’s justice minister ordered the federal police to open an investigation into polling firms over their surveys before the first election round. And Brazil’s federal antitrust agency opened its own inquiry into some of the nation’s top polling institutions for possible collusion.Alexandre de Moraes, a Supreme Court justice and Brazil’s elections chief, quickly ordered both of those investigations halted, saying that they lacked jurisdiction and that they appeared to be doing the president’s political bidding. In turn, Mr. Moraes ordered Brazil’s election agency to investigate whether Mr. Bolsonaro was trying to use his power over federal agencies inappropriately.Mr. Moraes has emerged as the top check on Mr. Bolsonaro’s power over the past year, drawing criticism at times for measures that, according to experts in law and government, represent a repressive turn for Brazil’s top court.Among other moves, he has jailed five people without a trial for posts on social media that he said attacked Brazil’s institutions. On Thursday, election officials further expanded his power by giving him unilateral authority to suspend social media platforms in Brazil that do not quickly comply with his orders to remove misinformation.Alexandre de Moraes in Brasília before the first round of elections earlier this month.Dado Galdieri for The New York TimesMr. Moraes and Brazil’s Senate appear poised to protect polling firms from measures that target their surveys.Yet repeated claims that pollsters are corrupt could further weaken their ability to provide the best possible gauge of public opinion. Some of Mr. Bolsonaro’s top advisers have urged his supporters to ignore survey takers in order to sabotage their results.“Do not respond to any of them until the end of the election!!! That way, it’ll be certain from the start that any of their results are fraudulent,” Ciro Nogueira, Mr. Bolsonaro’s chief of staff, wrote on Twitter. “Was their absurd screw-up criminal? Only a deep investigation will tell.”The top polling firms had forecast that Mr. Bolsonaro would receive roughly 36 percent of the vote in the first round. He received 43.2 percent, a seven-point gap that was outside virtually all polls’ margins of error.Their performance was even worse in many down-ballot races. In Rio de Janeiro, the polls showed that the conservative candidate for governor was ahead by about 9 percentage points. Instead, he won by 31 points.In São Paulo, some polls showed that a left-wing candidate for Senate was ahead of his opponent by 14 percentage points heading into the first election round. Instead, a right-wing candidate won by nearly that same margin — a swing of 28 percentage points from what the pre-election polls had found.The polling firms have blamed a variety of factors for their flawed forecasts, including outdated census data that hampered their ability to survey a statistically representative sample of voters. The firms said their polls were also undercut because a larger-than-expected wave of voters switched their ballots to Mr. Bolsonaro from third-party candidates at the last minute.Some polling firms also said they believed that many conservative voters were unwilling to answer their surveys.The share of older voters far exceeded expectations, potentially because of a government announcement this year that voting was a new way to establish proof of life and keep retirement benefits active. Polls on the eve of the election showed that older voters supported Mr. Bolsonaro over Mr. da Silva.Brazil is far from the only country where polls struggle to give an accurate picture of the electorate, particularly the strength of conservative support.In 2016, polls in the United States did not accurately forecast the support for Donald J. Trump, and the firms gave similar reasons for the miss, including that some right-wing voters were unwilling to answer surveys.President Jair Bolsonaro in São Paulo earlier this month.Victor Moriyama for The New York TimesThe credibility of Brazil’s polling firms was damaged after the election’s first round, and some journalists have become more hesitant to share surveys ahead of Sunday’s runoff.Ricardo Barros, a conservative congressman who is helping to push the bill to criminalize faulty polls, said the legislation would force polling companies to be more careful with their findings. Under the proposed law, only polls that err outside their margin of error would face liability.“If you’re not sure of the outcome, then place a margin of error of 10 percent,” he said. “It loses credibility, but it doesn’t misinform voters. The problem is that today it’s always being presented as an absolute truth.”Lawmakers in both the House and Senate have also gathered enough signatures to open congressional investigations into the polling firms, although the leader of the Senate is expected to move to block that chamber’s investigation.Alexandre Cordeiro Macedo, the head of Brazil’s federal antitrust agency and an appointee of Mr. Bolsonaro, tried to go further than Mr. Barros in taking aim at polling firms.Before Mr. Moraes intervened and stopped the inquiry, Mr. Cordeiro Macedo had accused top polling companies of collusion based on what he said was the statistical improbability that they all had underestimated Mr. Bolsonaro’s support by such a significant margin. He claimed that the scenario was about as likely as winning the lottery several times.But Alexandre Patriota, a statistics professor at the University of São Paulo, disputed that, saying proving collusion based solely on that single measure would be nearly impossible.“Even if all the institutes got it wrong in the same way, this is not an indication of a cartel,” he said. “To have a hint of malice, you need something more than numbers.” More

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    En Brasil, un solo hombre puede decidir lo que se dice en internet para combatir las mentiras

    Las autoridades brasileñas han otorgado al jefe de elecciones un amplio poder para ordenar la retirada de contenidos digitales en un intento de combatir la creciente desinformación antes de las elecciones de este mes.RÍO DE JANEIRO —Las autoridades brasileñas, que se enfrentan a un torrente de desinformación en línea antes de las elecciones presidenciales del país, concedieron al jefe de elecciones de la nación el poder unilateral para ordenar a las empresas tecnológicas que retiren muchos mensajes y videos de la red, una de las medidas más agresivas adoptadas por cualquier país para combatir la información falsa.En virtud de las normas aprobadas el jueves, el jefe de las elecciones puede ordenar la remoción inmediata de los contenidos que considere que han violado las órdenes de retirada anteriores. Las redes sociales deben cumplir esas exigencias en un plazo de dos horas o se enfrentan a la posible suspensión de sus servicios en Brasil.La medida es la culminación de una estrategia cada vez más enérgica por parte de las autoridades electorales de Brasil para reprimir los ataques divisivos, engañosos y falsos que han inundado la carrera presidencial del país en los últimos días, incluidas las afirmaciones de que los candidatos son satanistas, caníbales y pedófilos.Pero al permitir que una sola persona decida lo que se puede decir en internet en el período previo a las elecciones, que se celebrarán el 30 de octubre, Brasil se ha convertido en un caso de prueba en un debate mundial cada vez más intenso sobre los límites de la lucha contra las “noticias falsas”.La decisión provocó indignación entre los partidarios del presidente de derecha Jair Bolsonaro, así como la preocupación de muchos expertos en derecho digital y derechos civiles, que dijeron que representaba una expansión de poder potencialmente peligrosa y autoritaria que podría ser abusada a fin de censurar puntos de vista legítimos e influir en la contienda presidencial.El presidente Jair Bolsonaro en un acto de campaña en São Paulo el jueves.Fernando Bizerra/EPA, vía ShutterstockEl jefe de las elecciones, Alexandre de Moraes, también es juez del Tribunal Supremo de Brasil, lo que lo ha colocado en el centro de otra lucha sobre la creciente autoridad del tribunal.Como juez de la corte, ha ordenado investigaciones sobre Bolsonaro y ha encarcelado a algunos de los partidarios del presidente, acusados de lo que Moraes dijo que eran ataques a las instituciones democráticas de la nación.Moraes ha sido quizás el contrapeso más eficaz a Bolsonaro, que durante años ha atacado a la prensa, los tribunales y los sistemas electorales del país. Pero en el proceso, el juez ha suscitado la preocupación de que sus esfuerzos por proteger la democracia del país la hayan erosionado.“Es un acto de malabarismo muy complicado”, dijo Philip Friedrich, analista de elecciones y tecnología en Freedom House, un grupo estadounidense que promueve la expansión de la democracia. “Se trata de proteger la integridad de las instituciones democráticas de Brasil y el derecho de la gente a la libertad de expresión, y al mismo tiempo mantener a la gente segura en línea”.Carlos Affonso Souza, profesor de derecho de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, dijo que el fallo del jueves “podría ir demasiado lejos, dependiendo de cómo” Moraes ejerza su poder.Aun así, la medida fue aplaudida por muchos en Brasil, que la consideran como una herramienta necesaria para combatir una avalancha de denuncias falsas de los partidarios de Bolsonaro que no ha hecho más que ganar velocidad en los últimos días.Las nuevas reglas fueron aprobadas por unanimidad por los siete jueces federales que integran el tribunal electoral de Brasil. Cuando propuso las reglas en una sesión del tribunal el jueves, Moraes dijo que las denuncias por desinformación habían aumentado casi 17 veces en comparación con las elecciones pasadas.“Ha habido una proliferación no solamente de noticias falsas, sino de la agresividad de estas noticias, de este discurso de odio, que todos sabemos que no conduce a nada más que a una erosión de la democracia”, dijo. “Por eso precisamente necesitamos una vía más rápida”.Otra jueza, Cármen Lúcia, dijo durante la audiencia que estaba preocupada por las implicaciones de las medidas recientes del tribunal electoral para combatir la desinformación. “El regreso de la censura no puede permitirse bajo ningún argumento en Brasil”, dijo.En una entrevista con un pódcast el jueves, Bolsonaro dijo que las autoridades electorales estaban moviendo a Brasil hacia un “estado dictatorial” y que “después de las elecciones, dependiendo de quién gane, vamos a poner fin a esto”.El año pasado, Bolsonaro pidió al Senado de Brasil que llevara a juicio político y destituyera a Moraes, pero fue rechazado.Bolsonaro se enfrenta el 30 de octubre al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva en una votación que se considera la más importante de Brasil en décadas y una prueba clave para una de las mayores democracias del mundo.Según las nuevas normas de internet, los poderes ampliados del jefe de las elecciones están en vigor durante las campañas electorales. Los poderes caducarán después de la votación presidencial, pero volverán a entrar en vigor en campañas futuras.El expresidente Lula da Silva hacía campaña en Río de Janeiro el jueves.Ricardo Moraes/ReutersEl tribunal electoral ya ha prohibido las publicaciones que han calificado a Bolsonaro de pedófilo, una afirmación que se aceleró en los últimos días tras la aparición de un vídeo en el que el presidente dice que hubo “una atraccion mutua” entre él y dos adolescentes. El tribunal también ha ordenado retirar contenidos que digan que Da Silva es corrupto. Da Silva cumplió condena en prisión por cargos de corrupción, que posteriormente fueron anulados.Los partidarios de ambos bandos han difundido mentiras, pero el volumen de información engañosa de la derecha ha superado con creces al de la izquierda, dijo Tai Nalon, directora de Aos Fatos, una organización brasileña de verificación que ha seguido de cerca las afirmaciones falsas de la campaña.Los partidarios de Bolsonaro han difundido la mentira de que Da Silva planea cerrar las iglesias si es elegido, lo que llevó al expresidente a lanzar una carta pública insistiendo en que no lo haría. El viernes, muchos miembros de la derecha comenzaron a publicar imágenes en las que se afirmaba falsamente que estaban siendo censurados directamente por los funcionarios electorales.Bolsonaro también ha atacado las máquinas de votación electrónica de Brasil al afirmar que están plagadas de fraude, a pesar de la falta de pruebas, y sus partidarios han difundido teorías de la conspiración infundadas que afirman que la izquierda está planeando robar las elecciones.Da Silva aventajaba a Bolsonaro en cinco puntos porcentuales tras la primera vuelta, pero en los últimos días los sondeos sugieren que la diferencia se está reduciendo.La desinformación también empañó las elecciones presidenciales de 2018 que ganó Bolsonaro, lo que llevó a los funcionarios electorales a adoptar una postura más agresiva durante esta campaña.Esta semana, el tribunal electoral restringió a uno de los mayores medios de Brasil para que no describiera a Da Silva como corrupto, y bloqueó a un destacado canal de YouTube de derecha por publicar un documental sobre un intento de asesinato contra Bolsonaro en 2018. Bolsonaro y sus partidarios han acusado al tribunal de tratar de favorecer a Da Silva.Preparando las máquinas de votación electrónica en Brasilia el miércoles.Evaristo Sa/Agence France-Presse — Getty ImagesA pesar de los esfuerzos del tribunal electoral por intervenir, han proliferado los contenidos falsos y engañosos, lo que ilustra la lucha a la que se enfrentan los funcionarios y las empresas tecnológicas para frenar la desinformación que se propaga más rápido de lo que pueden actuar y que se comparte cada vez más fuera de su alcance.Por ejemplo, gran parte de la desinformación en Brasil se comparte en WhatsApp, la aplicación más popular del país. Como WhatsApp encripta los mensajes, la empresa y los funcionarios no pueden ver los mensajes que los usuarios comparten entre sí, lo que complica su capacidad para combatir la información falsa.WhatsApp ha modificado su aplicación para frenar la propagación, por ejemplo, al poner límites al tamaño de los grupos y al número de veces que se puede reenviar un mensaje, pero la desinformación sigue siendo un problema, según los investigadores.Google y Meta, propietaria de WhatsApp, Facebook e Instagram, declinaron comentar. La campaña de Da Silva no respondió a las solicitudes de comentarios.Según las nuevas normas, si una empresa tecnológica se niega repetidamente a cumplir las órdenes de Moraes, este puede “suspender el acceso a los servicios” de la plataforma en Brasil por hasta 24 horas.A principios de este año, De Moraes dijo que planeaba bloquear Telegram, el servicio de mensajería con millones de usuarios en Brasil, después de que la empresa no siguiera sus órdenes de eliminar la cuenta de un destacado partidario de Bolsonaro acusado de difundir desinformación. (Moraes actuaba entonces en calidad de juez del Supremo Tribunal). Moraes revocó esa prohibición varios días después, después de que Telegram aceptara cambios.Affonso Souza, el profesor de derecho en Río de Janeiro, dijo que dado el plazo de dos horas para cumplir con las órdenes de Moraes —y solo una hora en la víspera de las elecciones— Moraes podría intentar bloquear una plataforma en los últimos días de la campaña. “Eso definitivamente agregaría combustible al fuego para los partidarios de Bolsonaro”, dijo.André Spigariol More

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    Brazilian Official Granted Power to Order Removal of Misinformation Online

    Brazilian authorities granted the country’s elections chief broad power to order the takedown of online content in a bid to combat soaring misinformation ahead of this month’s election.RIO DE JANEIRO — Brazilian authorities, grappling with a torrent of online misinformation ahead of the country’s presidential election, granted the nation’s elections chief unilateral power to order tech companies to remove many online posts and videos — one of the most aggressive actions taken by any country to combat false information.Under the rules passed on Thursday, the elections chief can order the immediate removal of content that he believes has violated previous orders. Social networks must comply with the election chief’s takedown orders within two hours or face potential suspension of their services in Brazil.The move culminates an increasingly assertive strategy by election officials in Brazil to crack down on the misinformation that has flooded the country’s presidential race in recent days, including claims that candidates are Satanists, cannibals and pedophiles.But by allowing a single person to decide what can be said online in the run-up to the high-stakes election, which will be held on Oct. 30, Brazil has made itself a test case in a swelling debate over how far to go in fighting “fake news.”The decision drew outcry from supporters of right-wing President Jair Bolsonaro, as well as concern from many internet-law and civil-rights experts, who said it represented a potentially dangerous, authoritarian expansion of power, one that could be abused to censor legitimate viewpoints and swing the presidential contest.The elections chief, Supreme Court Justice Alexandre de Moraes, is already at the center of a separate fight over the increasing authority of Brazil’s highest court. He has ordered investigations into Mr. Bolsonaro and jailed some of his supporters for what Mr. Moraes said were attacks on the nation’s democratic institutions.“It’s a risky move,” Carlos Affonso Souza, a professor at Rio de Janeiro State University, said of Thursday’s decision. “I think it could go too far depending on how he exercises these rights.”Still, the move was cheered by others in Brazil, including many on the left, who see it as a necessary tool to fight an avalanche of false claims from Mr. Bolsonaro’s supporters that has only accelerated in recent days.During Thursday’s vote on the rules, Mr. Moraes said complaints about misinformation had increased nearly 17-fold compared with past elections.“There has been proliferation of not only false news, but of the aggressiveness of this news, this hate speech, which we all know leads to nothing but an erosion of democracy,” he said. “This is precisely why we need a faster way.”Mr. Bolsonaro faces off on Oct. 30 against the leftist former President Luiz Inácio Lula da Silva in a vote that is widely regarded as Brazil’s most important in decades.Under the new rules, which were passed unanimously by the seven federal judges who make up Brazil’s electoral court, the elections chief’s expanded powers are effective during election campaigns. The powers will lapse after the presidential vote, but will take effect again in future campaigns.The rules allow Mr. Moraes to order social networks to immediately take down content that he determines has violated previous decisions by the broader electoral court.The electoral court has already banned posts that call Mr. Bolsonaro a pedophile, a claim that accelerated in recent days after video emerged of the president saying “there was a spark” between him and two teenage girls. The court has also ordered the takedown of content that says Mr. da Silva is corrupt. Mr. da Silva served time in prison on corruption charges, which were later nullified.André Spigariol contributed reporting from Brasília. More