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    Ex-President Made Honduras a Safe Haven for Drug Gangs, Prosecutors Say

    The former president, Juan Orlando Hernández, goes on trial Wednesday in Manhattan, accused of years of misrule funded by cocaine proceeds.Brick after brick of cocaine flowed for years into the United States from countries like Venezuela and Colombia, all of it funneled through the tiny Central American nation of Honduras.Aircraft flown from clandestine dirt airstrips and smuggler vessels disguised as fishing trawlers found a safe haven there, U.S. officials said. And the ruthless gangs that operated them, the officials said, had a partner and protector in the country’s two-term president, Juan Orlando Hernández.Opening arguments in Mr. Hernández’s trial on conspiracy to import narcotics are scheduled for Wednesday in Federal District Court in Manhattan. He is accused of taking part in a scheme that lasted more than 20 years and brought more than 500 kilograms of cocaine into the United States.Mr. Hernández used proceeds to finance his presidential campaigns, U.S. officials said, then directed the Honduran police and military to protect the smugglers who paid him off. One accused co-conspirator was killed in a Honduran prison as part of an effort to protect Mr. Hernández, according to an indictment.When he was extradited to New York in 2022, U.S. officials said Mr. Hernández sanctioned violence and reveled in his ability to flood America with cocaine. The former president’s brother was said to have told a trafficker that Mr. Hernández was going to “stuff the drugs right up the noses of the gringos.”That brother, Tony Hernández, who had served in the Honduran Congress, was convicted in 2019 of conspiring to import cocaine into the United States and sentenced to life imprisonment.We are having trouble retrieving the article content.Please enable JavaScript in your browser settings.Thank you for your patience while we verify access. If you are in Reader mode please exit and log into your Times account, or subscribe for all of The Times.Thank you for your patience while we verify access.Already a subscriber? Log in.Want all of The Times? Subscribe. More

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    Xiomara Castro lidera en Honduras con una promesa de cambio a pesar de sus vínculos al pasado

    La candidata de izquierda, que consolida la ventaja en la contienda, ha prometido desterrar la corrupción del país pero su transformación podría estar limitada por sus lazos políticos y la oposición conservadora.CIUDAD DE MÉXICO— La candidata de oposición, Xiomara Castro, se acercó más a una sorprendente victoria presidencial el lunes. Ha prometido una nueva era de inclusión democrática en un país donde en años recientes la desesperación ha expulsado a cientos de miles hacia la frontera con Estados Unidos en busca de refugio.Castro, de 62 años, tenía 20 puntos porcentuales de ventaja por encima del candidato del Partido Nacional oficialista al contabilizarse el 51 por ciento de las actas de votación. Los resultados de los comicios del domingo parecen mostrar un repudio a 12 años de gobierno del Partido Nacional, caracterizado por la corrupción, el desmantelamiento de las instituciones democráticas y acusaciones de vínculos con los carteles del narcotráfico.Miles de hondureños salieron a las calles para celebrar lo que consideraban una ventaja irreversible de Castro. Encendieron fuegos artificiales y cantaron “JOH, JOH te vas”, en referencia a las iniciales del muy impopular mandatario saliente, Juan Orlando Hernández.Muchos expresaron la esperanza de que, de ganar, Castro lograría solucionar las dolencias crónicas que durante décadas han sumido al país en la pobreza y la desesperación: corrupción generalizada, violencia, crimen organizado y migración masiva.También temían que el Partido Nacional podría intentar un fraude electoral en los resultados que seguían sin contarse, dado que los líderes del partido pueden enfrentar cargos de corrupción o incluso de tráfico de drogas después de dejar el cargo.“Vamos a recuperar Honduras porque ahora estamos gobernados por delincuentes”, dijo Mariela Sandres, una estudiante que celebraba fuera de la sede de campaña de Castro la noche el domingo.El Partido Nacional se ha negado a conceder la derrota y asegura que, una vez que se cuenten todos los votos, obtendrá la victoria. Sin embargo, el presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, en una señal favorable para Castro, la felicitó por su aparente victoria y se ofreció a trabajar con ella en la reconstrucción de la economía del país.De cierto modo, Castro representa un quiebre en la política tradicional de Honduras. Su liderazgo imponente en lo que ha sido una elección sobre todo pacífica hasta el momento, también parecía un aplazamiento a la ola de autoritarismo que arrasa Centroamérica.Si los resultados actuales se confirman, será la primera presidenta mujer en un país profundamente conservador y la primera líder electa democráticamente con una plataforma socialista.Ha prometido reconstruir la debilitada democracia del país e integrar a todos los sectores de la sociedad hondureña para reformar un Estado que ha servido a los intereses de un pequeño grupo de élites desde la época colonial. En un discurso el domingo por la noche, Castro dijo a sus partidarios que comenzaría inmediatamente a conversar con aliados políticos y opositores para formar un gobierno de unidad nacional.“Nunca más se va a abusar del poder en este país”, dijo.Castro dijo que consideraría legalizar el aborto en casos limitados y que volvería a llamar a los investigadores internacionales anticorrupción que fueron expulsados por Hernández luego de que empezaron a indagar a su círculo cercano por sospechas de corrupción.No obstante, Castro también tiene profundos vínculos al sistema político de Honduras. Y su capacidad de cumplir sus promesas de campaña probablemente enfrentará el desafío de la oposición de los sectores más conservadores del Congreso y de su propia coalición política.Durante los mítines de campaña, Castro capitalizó el repudio generalizado hacia el gobierno de Hernández. Pero no ha sido específica sobre lo que su gobierno haría, más allá de llenar a Honduras de nuevos subsidios y rechazar las medidas más impopulares de la gestión actual.Durante el mitin de clausura de su campaña, en San Pedro Sula, la capital empresarial del país, le costó trabajo recordar cuáles eran esas medidas. “¿Cuál es esa otra ley?”, le preguntó a la multitud, mientras intentaba enlistar las políticas de Hernández que revocaría.La candidatura de Castro estuvo moldeada por su matrimonio con Manuel Zelaya, un terrateniente adinerado de Honduras y expresidente que fue depuesto por un golpe militar en 2009 luego de intentar emular las políticas de Hugo Chávez, quien entonces era presidente de Venezuela.Zelaya, quien sigue siendo un personaje polarizador en Honduras, es el fundador y líder del partido político de Castro y ha fungido como su jefe de campaña. De confirmarse su victoria, se espera que ocupe un papel protagónico en el gobierno liderado por Castro, quien desde el golpe estuvo viviendo en gran parte fuera de Honduras.La posibilidad de un gobierno liderado tras bambalinas por Zelaya podría generar tensiones con los partidarios más conservadores de Castro, quienes votaron por ella para sacar a Hernández pero están inquietos sobre la posibilidad de que Honduras renueve su alianza con Venezuela y Cuba.Las ambiciosas propuestas socialistas de Castro también podrían complicar las relaciones con Estados Unidos, país al que muchas personas en Honduras culpan por haber respaldado las controversiales elecciones que llevaron al Partido Nacional al poder después del golpe de Estado.En su plataforma electoral, Castro llamaba a crear una Asamblea Constituyente para reescribir la Constitución. El esfuerzo de Zelaya, mientras estuvo en la presidencia, de crear una nueva constitución fue una de las razones principales del golpe por parte de las élites conservadoras militares y empresariales, que temían que un gobierno de izquierda se consolidara en un país que se había aliado profundamente con Estados Unidos.Castro ha intentado sosegar los temores de las élites al cortejar a empresarios, incorporar a asesores tecnócratas a su equipo, aliarse con partidos de centroderecha y reunirse con diplomáticos estadounidenses.También ha reducido su agenda social progresista de manera significativa para frenar los ataques conservadores. Si bien al inicio apoyó exenciones a la prohibición del aborto y respaldó la educación sexual y de cuestiones raciales en las escuelas, recientemente dijo que estas decisiones deberían someterse al debate público y comenzó a enfatizar su crianza católica.Las promesas de Castro de reducir la desigualdad y disminuir el costo de vida no serán sencillas de cumplir debido a la pesada carga de la deuda que deja el gobierno de Hernández. Y sus planes para erradicar la corrupción podrían resultar comprometidos por las acusaciones de corrupción contra la familia de Zelaya y los vínculos personales del expresidente con las élites políticas desacreditadas.Las perspectivas de cambio en un gobierno de Castro dependerán en gran medida de la solidez de su coalición en la nueva legislatura. El consejo electoral aún no ha anunciado ningún resultado de las elecciones al Congreso.“Va a ser sumamente complicado gobernar sin la mayoría en el Congreso”, dijo Pedro Barquero, el jefe de campaña del Partido Salvador de Honduras, que se alió con Castro.Castro ha rechazado a través de su equipo de campaña varias solicitudes de entrevista antes y después de la votación.Por su parte, Zelaya dijo que quería reconstruir buenas relaciones con Estados Unidos, país al que calificó como un socio crucial de Honduras.“Hoy el mismo Estados Unidos entendió que sectores de su gobierno han llevado al país al abismo”, dijo Zelaya, refiriéndose a los años que siguieron al golpe de Estado. “Esperamos que la administración de Biden haya aprendido la lección y pueda trabajar con nosotros”.Sin embargo, Zelaya se negó a describir su postura actual sobre Venezuela, que se ha sumido en el colapso económico y en el autoritarismo después de su salida del poder. Lo único que dijo sobre la crisis venezolana es que “los pueblos tienen los gobiernos que merecen”.Anatoly Kurmanaev More

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    Xiomara Castro Vows New Era for Honduras but Is Tied to Past

    Xiomara Castro, headed toward becoming her country’s next president, promises to expunge its legacy of corruption, but change may be tempered by her establishment ties and conservative opposition.MEXICO CITY — The Honduras opposition candidate, Xiomara Castro, inched closer to an astounding presidential victory on Monday, promising a new era of democratic inclusion in a nation where despair has driven hundreds of thousands to the U.S. border seeking refuge in recent years.Ms. Castro, 62, held a 20 percentage point lead over the candidate of the incumbent National Party with 51 percent of the ballot boxes counted. The results of the Sunday vote appeared to show a stunning repudiation of the National Party’s 12-year rule, which was shaped by pervasive corruption, dismantling of democratic institutions and accusations of links with drug cartels.Thousands of Hondurans poured into the streets to celebrate what they believed was Ms. Castro’s insurmountable lead, shooting fireworks and singing “JOH, JOH, and away you go,” a reference to the initials of the deeply unpopular outgoing President Juan Orlando Hernández.Many voiced hopes that Ms. Castro, should she prevail, would be able to cure the chronic ills that have mired the country in poverty and desperation for decades — widespread graft, violence, organized crime and mass migration. They also remained wary of the National Party possibly trying to commit electoral fraud in the results that remained uncounted, given that the party’s leaders may face corruption or even drug trafficking charges after leaving office.“We will recover Honduras, because we are now governed by criminals,” said Mariela Sandres, a student, who celebrated outside Ms. Castro’s campaign headquarters on Sunday night.The National Party refused to concede defeat, asserting that it will win once all the votes are counted. But in a positive signal for Ms. Castro, the president of Honduras’s business chamber congratulated her on her apparent victory, offering to work with her on rebuilding the country’s economy.Supporters of Xiomara Castro in Tegucigalpa on Sunday.Moises Castillo/Associated PressMs. Castro in some ways represents a break with Honduras’s traditional politics. Her commanding lead, in what has been a largely peaceful election so far, also appeared to present a democratic reprieve from a wave of authoritarianism sweeping Central America.If the current returns stand, she will become the first female president in a deeply conservative nation, and its first leader to be democratically elected on a socialist platform.She has promised to rebuild the country’s weakened democracy and bring in all sectors of Honduran society to overhaul a state that has served the interests of a small group of elites since it was a Spanish colony centuries ago. In a speech on Sunday night, Ms. Castro told supporters that she would immediately begin talks with political allies and opponents alike to form a government of national unity.“Never again will the power be abused in this country,” she said.Ms. Castro said she would consider legalizing abortion in limited cases and would bring back international corruption investigators who were forced out by Mr. Hernández after they started examining suspected graft in his inner circle.Yet, Ms. Castro is also deeply tied to Honduras’ political establishment. And her ability to meet campaign promises is likely to be severely challenged by opposition from the more conservative sectors in congress and within her own political coalition.At her election rallies, Ms. Castro capitalized on Hondurans’ widespread repudiation of Mr. Hernández’s rule. But she has been vague about what her own government would do, beyond showering Hondurans with new subsidies and repealing the most unpopular measures of the current government.During the closing campaign rally in the business capital of San Pedro Sula, she struggled to remember what those measures were. “What’s that other law?” she asked the crowd, as she attempted to list Mr. Hernández’s policies that she would overturn.Ms. Castro’s candidacy has been shaped by her marriage to Mel Zelaya, a wealthy Honduran landowner and former president who was deposed in a military coup in 2009, after having tried to emulate the policies of Venezuela’s president at the time, Hugo Chávez.Mr. Zelaya, who remains a polarizing figure in Honduras, is the founder and the head of Ms. Castro’s political party and has served as her campaign manager. Should her victory be confirmed, he is widely expected to play a prominent role in the administration led by Ms. Castro, who had been living mostly outside Honduras since the coup.Hondurans vote during the general election in Tegucigalpa on Sunday.Fredy Rodriguez/ReutersThe prospect of a shadow government led by Mr. Zelaya could create tensions with Ms. Castro’s more conservative supporters, who voted for her to break with Mr. Hernández but are wary that Honduras could renew its alliance with Venezuela and Cuba.Ms. Castro’s ambitious socialist proposals could also complicate relations with the United States, which many in Honduras blame for supporting the controversial elections that brought the National Party to power after the coup.In her campaign program, Ms. Castro called for creation of a Constituent Assembly that would rewrite Honduras’s Constitution. Mr. Zelaya’s effort as president to draft a new constitution was a main reason for the coup from the conservative military and business elites, who feared a leftist power grab in a country that has been deeply allied with the United States.She has sought to assuage the elites’ fears by courting businessmen, bringing in technocratic advisers, allying herself to center-right parties and meeting with the United States diplomats. Ms. Castro has also significantly scaled back her progressive social agenda to dampen conservative attacks. After initially supporting abortion ban exemptions, as well as sex and race education in schools, she recently said these policies should be put to public debate, and began to emphasize her Catholic upbringing.Ms. Castro’s promises to reduce inequality and cut the cost of living will be complicated by the heavy debt burden left to her by Mr. Hernández’s outgoing government. And her plans to root out corruption could be compromised by accusations of graft made against the family of Mr. Zelaya, and the former president’s personal ties to discredited political elites.The prospects for change in Ms. Castro’s administration will depend heavily on her coalition’s strength in the new congress. The electoral council is yet to announce any results from congressional races.“It’s going to be highly difficult to govern without a majority in congress,” said Pedro Barquero, the campaign chief for the Savior of Honduras Party, which is allied to Ms. Castro.Through her campaign staff, Ms. Castro has declined multiple interview requests before and since the vote.For his part, Mr. Zelaya said he wanted to rebuild good relations with the United States, calling it Honduras’s vital partner.“I think the U.S. has understood that sectors of their government have brought the country to an abyss” following the coup, he said. “We hope the Biden administration has learned the lesson and are willing to work with us.”But Mr. Zelaya declined to describe his current position on Venezuela, which since he was deposed has slid into economic collapse and authoritarianism. All he has said regarding Venezuela’s crisis is that “the people have the governments that they deserve.” Supporters of the National Party, which has ruled Honduras for 12 years, before the presidential election on Sunday.Daniele Volpe for The New York TimesAnatoly Kurmanaev reported from Mexico City, and Joan Suazo from Tegucigalpa, Honduras. More

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    Elecciones presidenciales en Honduras: ¿qué está en juego?

    Los hondureños van a las urnas el domingo; la violencia política generalizada durante la campaña y los resultados cuestionados de 2017 ensombrecen el panorama.En las que podrían ser las elecciones más significativas del país en más de una década, los hondureños acudirán el domingo a votar para elegir un nuevo presidente. La contienda política ha sido manchada por la violencia y será seguida con mucha atención en Washington.Elecciones en Honduras: actualizaciones en vivo aquíLos candidatos ven la carrera como una forma de transformar el destino del país, en el que temas como los crímenes violentos y la pobreza obligan a una cantidad cada vez mayor de huir al norte.Pero los analistas políticos dicen que, dado que la corrupción parece incrustada en los más altos niveles del poder, las posibilidades de un cambio realmente transformador son muy pocas.Sin embargo, a pesar de sus muchas dificultades, una elección libre y justa en Honduras sería clave para Centroamérica y le ofrecería un remanso a una región que ha virado hacia el autoritarismo. Y el resultado podría tener consecuencias para la gestión de Joe Biden.Los sondeos muestran que la carrera será cerrada. Pero si la oposición triunfa, Honduras elegirá a su primera presidenta mujer.Aquí están las claves de la elección presidencial de Honduras.¿Qué está en juego para Honduras y para Estados Unidos?Personas cruzan la frontera entre México y Estados Unidos cerca de Del Río, Texas. El presidente Biden ha visto frustrados hasta ahora sus esfuerzos por controlar la migración desde Centroamérica y combatir la corrupción en la región.Verónica G. Cárdenas para The New York TimesDado que la pobreza y la violencia siguen azotando la vida cotidiana de la mayoría de hondureños, miles de los cuales se han ido a Estados Unidos, muchos en el país esperan desesperadamente un cambio.Después de casi ocho años de mandato del presidente Juan Orlando Hernández, cuya gestión ha sido afectada por denuncias de corrupción, los dos principales partidos prometen que cortarán por lo sano.Para la oposición, las elecciones del domingo son una oportunidad de recuperar el poder por primera vez desde 2009, cuando el presidente Manuel Zelaya fue depuesto por un golpe de Estado. La coalición izquierdista ha prometido detener el deterioro de las normas democráticas que ha sucedido en el mandato de Hernández.Para el gobernante Partido Nacional, las elecciones son una oportunidad para recuperar algo de legitimidad luego de años de gobernanza corrupta y de las irregularidades generalizadas de la última votación.Las elecciones podrían tener repercusiones de gran alcance en Washington, donde el presidente Biden hasta ahora ha visto obstaculizadas dos de sus prioridades de política exterior: controlar la migración procedente de Centroamérica y combatir la corrupción en la región.Una elección libre y justa podría crear un pequeño faro de esperanza democrática en la región, que vive bajo la sombra del autoritarismo en países como Nicaragua y El Salvador.¿Quiénes son los candidatos?La contienda del domingo enfrenta a un carismático alcalde de la capital, Tegucigalpa, con la esposa de un expresidente que aspira a convertirse en la primera mujer jefa de Estado del país.Gustavo Amador/EPA vía ShutterstockLa contienda del domingo enfrenta a un carismático alcalde de la capital, Tegucigalpa, con la esposa de un expresidente que compite para ser la primera jefa de Estado del país.Nasry Asfura, de 63 años, más popularmente conocido como Papi, es un ex empresario que ha gobernado Tegucigalpa desde 2014. También ha sido legislador por el Partido Nacional en el Congreso Nacional de Honduras.Bajo el lema “Papi es diferente”, Asfura intenta distanciarse del presidente Hernández, miembro de su partido. Pero Asfura también enfrentaba acusaciones de corrupción y ha sido denunciado por malversación de fondos públicos. Los cargos, que Asfura niega, se han atorado en los juzgados.Asfura ha prometido crear nuevos empleos y mejorar la agobiada economía hondureña y su partido acusa a la oposición de comunismo y de querer transformar radicalmente al país.Su oponente es Xiomara Castro, que está casada con Manuel Zelaya, el expresidente izquierdista que en 2009 fue retirado del cargo por un golpe militar. Castro, de 62 años, lideró un movimiento de protesta después del golpe y se convirtió en la principal candidata de oposición luego de que en octubre varios partidos políticos la respaldaron en una coalición.Castro ha prometido establecer relaciones diplomáticas con China, flexibilizar las restrictivas leyes de aborto de Honduras y mejorar la economía hondureña a través de, entre otras medidas, un mejor manejo de la deuda nacional, que asciende a 13.000 millones de dólares.A pesar de los esfuerzos del partido gobernante de presentarla como una comunista fervorosa, Castro ha conseguido el apoyo del sector empresarial hondureño al integrar a su equipo económico a tecnócratas respetados y al mismo tiempo apelar a los partidarios más de izquierda de Zelaya.¿Por qué ha sido tan mortífera la campaña?Un homenaje en Tegucigalpa, Honduras, para las víctimas de la violencia política, este mes. Los ataques mortales contra candidatos y sus partidarios se han duplicado en 2021 en comparación con hace cuatro años, según las Naciones Unidas.Orlando Sierra/Agence France-Presse — Getty ImagesLa violencia política ha sido durante mucho tiempo un elemento básico de las elecciones hondureñas, pero este año ha sido particularmente sangriento, con casi 30 candidatos, activistas y sus familiares asesinados en las semanas previas a las votaciones del domingo.Los ataques mortales a candidatos y sus seguidores han aumentado en más del doble en 2021, en comparación con el periodo electoral anterior hace cuatro años, según Naciones Unidas. De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, se han registrado más de 60 casos de violencia política este año. En un ejemplo particularmente atroz, varios hombres ingresaron a la casa de la congresista Olivia Marcela Zúniga Cáceres en octubre e intentaron asfixiarla, según reportaron los medios de comunicación locales.Los expertos en violencia electoral dicen que la proliferación de grupos de delincuencia organizada, la falta de acceso a la justicia y los ataques a rivales políticos durante el gobierno de Hernández son en parte culpables de la situación.Y aunque ninguno de los bandos políticos se ha librado de la violencia, los activistas dicen que es más probable que los ataques beneficien al partido en el poder al crear un clima de miedo que podría mantener a los votantes en casa.¿Participarán los hondureños en el extranjero?Impresión de papeletas electorales en Tegucigalpa este mes. Algunos hondureños que viven en Estados Unidos se han quejado de que los nuevos documentos de identidad exigidos por el gobierno hondureño para votar han sido difíciles de conseguir.Fredy Rodriguez/ReutersLos hondureños que viven en el exterior, de los cuales unos 740.000 residen en Estados Unidos, seguirán muy de cerca una elección cuyo resultado muy probablemente afecte a sus amigos y parientes en casa.Los hondureños en Estados Unidos son una fuerza económica importante, al enviar miles de millones de dólares en remesas que representan alrededor del 20 por ciento de la economía de Honduras. Muchos de los que viven en Estados Unidos culpan al gobierno actual de fomentar la violencia, la corrupción y el desempleo que ha obligado a miles a marcharse.Si bien los hondureños que viven en el extranjero son elegibles para votar, algunos en Estados Unidos se han quejado de que las nuevas tarjetas de identidad requeridas para votar por el gobierno hondureño han sido difíciles de conseguir.En Honduras también hay alrededor de 300.000 personas que aún no reclaman su nuevo documento de identidad, según informes de la prensa local.En Estados Unidos, menos de 13.000 hondureños se registraron para recibir el documento, que debía entregarse la semana pasada según un activista que habló con el Times. El embajador hondureño en Estados Unidos reconoció fallos en el proceso, pero negó cualquier sesgo político.¿Qué puede esperarse el domingo?Soldados patrullan Cantarranas, Honduras, el sábado. Con los recuerdos de la violencia durante las elecciones de 2017 aún frescos en la mente de muchos hondureños, existe un temor generalizado de que las elecciones del domingo traigan consigo disturbios.Moises Castillo/Associated PressLa votación empezó a las 7 a. m. y termina a las 5 p. m. El consejo electoral deberá anunciar resultados preliminares tres horas después del cierre de las mesas de votación, incluido un estimado de los resultados finales.En la mente de muchos hondureños están aún frescos los recuerdos de la violencia y las protestas políticas durante las elecciones de 2017 y existe un temor generalizado de disturbios y una mayor inestabilidad política después de las elecciones. Muchas empresas cerrarán este fin de semana.Las encuestas han mostrado que la contienda se fue cerrando y ambos bandos están seguros de que triunfarán. Eso hace poco probable que alguno de los candidatos conceda la victoria a hora temprana lo que azuza aún más los temores de violencia. El voto de 2017 también estuvo afectado por inconsistencias y los resultados siguen siendo muy ampliamente cuestionados.Desde aquella ocasión, el país llevó a cabo varias reformas electorales, pero los críticos dicen que los cambios han sido insuficientes. More

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    Honduras Election: What's at Stake

    Hondurans head to the polls on Sunday, but widespread political violence during the campaign and questionable results from 2017 are looming large.In what may be their country’s most significant elections in more than a decade, Hondurans will head to the polls on Sunday to choose a new president, a political contest that has been marred by violence and is being closely watched in Washington.With issues like violent crime and poverty forcing an ever-increasing number of Hondurans to flee north, candidates are billing the race as a chance to alter the country’s destiny.But with corruption seemingly ingrained in the highest levels of power, political analysts say the chances of truly transformative change are slim.Still, a free and fair election in Honduras, despite its many problems, would be significant for Central America, offering a respite from the region’s antidemocratic turn. And the outcome could be consequential for the Biden administration.Polls are showing a tight race. But if the opposition triumphs, Honduras would elect its first female president.Here’s what else you need to know about Honduras’s presidential elections.What’s at stake for Honduras, and the United States?People crossing between Mexico an the United States near Del Rio, Texas. President Biden has so far been stymied in his efforts to control migration from Central America and combat corruption there.Verónica G. Cárdenas for The New York TimesWith poverty and violence continuing to plague daily life for most Hondurans, thousands of whom have fled to the United States, many in the country are desperate for change.After nearly eight years under President Juan Orlando Hernández, whose administration has been marred by corruption allegations, the country’s two major parties are both pledging a clean break.For the opposition, Sunday’s elections are a chance to regain power for the first time since 2009, when President Manuel Zelaya was ousted in a coup. The left-leaning coalition has vowed to halt the erosion of democratic norms under Mr. Hernández.For the governing National Party, the elections represent a chance to re-establish some legitimacy following years of corrupt governance and widespread irregularities during the last election. The elections could have far-reaching repercussions in Washington, where President Biden has so far been stymied in two of his most important foreign policy priorities: controlling migration from Central America and combating corruption there.With the shadow of authoritarianism hanging over neighboring countries, including Nicaragua and El Salvador, a free and fair election could create a small beacon of democratic hope in the region. Who is running?Sunday’s contest pits a charismatic mayor from the capital, Tegucigalpa, against the wife of a former president who is running to become the country’s first female head of state.Gustavo Amador/EPA, via ShutterstockSunday’s contest pits a charismatic mayor from the capital, Tegucigalpa, against the wife of a former president who is running to become the country’s first female head of state.Nasry Asfura, 63, more popularly known as Papi, which means “Daddy” in Spanish, is a former businessman who has been mayor of Tegucigalpa since 2014. He has also served in Honduras’s National Congress, representing the National Party.Running under the slogan “Daddy Is Different,” Mr. Asfura is trying to set himself apart from President Hernández, a member of his party. But Mr. Asfura has also faced corruption allegations and been accused of embezzling public funds. The charges, which Mr. Asfura denies, have stalled in court.Mr. Asfura has promised to create new jobs and improve the crippled Honduran economy, and his party accuses the opposition of being communists intent on radically transforming the country.His opponent is Xiomara Castro, who is married to Manuel Zelaya, the former leftist president who was deposed in a 2009 military coup. In the wake of the ousting, Ms. Castro led a sustained protest movement. Ms. Castro, 62, became the leading opposition candidate after a number of political parties coalesced behind her in October.Ms. Castro has promised to establish diplomatic relations with China, loosen Honduras’s restrictive abortion laws and improve the Honduran economy through, among other things, better managing the nation’s $13 billion debt.Despite the governing party’s efforts to paint her as an ardent communist, Ms. Castro has won the endorsement of the Honduran business sector by bringing respected technocrats into her economic team, while also appealing to Mr. Zelaya’s more leftist supporters.Why has this campaign been so deadly?A memorial in Tegucigalpa, Honduras, this month to victims of political violence. Deadly attacks on candidates and their supporters have more than doubled in 2021 compared with four years ago, according to the United Nations.Orlando Sierra/Agence France-Presse — Getty ImagesPolitical violence has long been a staple of Honduran elections, but this year has been particularly bloody, with almost 30 candidates, activists and their relatives killed in the weeks leading up to Sunday’s election.Deadly attacks on candidates and their supporters more than doubled in 2021 compared with the previous campaign period four years ago, according to the United Nations. According to the National Autonomous University of Honduras, there have been more than 60 cases of political violence this year. In one particularly egregious example, several men entered the home of Olivia Marcela Zúniga Cáceres, a congresswoman, in October and tried to asphyxiate her, the local news media reported.Experts on electoral violence say that the proliferation of organized criminal groups, the lack of access to justice and the attacks on political rivals under the government of Mr. Hernández are partly to blame.And while neither side of the political divide has been spared the violence, activists say that the attacks are more likely to benefit the incumbent party by creating a climate of fear that could keep voters at home.Are Hondurans abroad participating?Electoral ballots being printed in Tegucigalpa this month. Some Hondurans living in the United States have complained that new identity cards required by the Honduran government to vote have been difficult to obtain.Fredy Rodriguez/ReutersHondurans abroad, some 740,000 of whom live in the United States, will be watching the election closely, with the outcome likely to affect friends and family at home.Hondurans in the United States are an important economic force back home, with billions of dollars in remittances accounting for some 20 percent of the Honduran economy. Many of those in the United States blame the current government for fomenting the violence, corruption and unemployment that has forced thousands to flee.While Hondurans living overseas are eligible to vote, some in the United States have complained that the new identity cards required to vote by the Honduran government have been difficult to obtain.In Honduras, too, some 300,000 people have yet to claim their new ID cards, according to local news media reports.Fewer than 13,000 Hondurans in the United States registered for the IDs, which were supposed to have been delivered last week, according to a Honduran activist who spoke with The Times. The Honduran ambassador to the United States acknowledged flaws in the process but denied any political bias.What can we expect on Sunday?Soldiers patrolling Cantarranas on Saturday. With memories of violence during the 2017 elections still fresh for many Hondurans, there is widespread fear that Sunday’s election will bring unrest.Moises Castillo/Associated PressVoting begins at 7 a.m. and ends at 5 p.m. The electoral council is set to announce preliminary results three hours after the polls close, including an estimate of the final results. With memories of violence and political protests during the 2017 elections still fresh in the minds of many Hondurans, there is widespread fear of unrest and further political instability after the election, and many businesses are shutting down this weekend.Polls have shown the race growing increasingly tight, with both sides certain of victory. That makes it unlikely that either will concede early, further stoking fears of violence. The 2017 vote was also marred by inconsistencies, and the results remain widely questioned.The country has since enacted several electoral reforms, but critics say the changes have been insufficient. More