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    El comité sobre el ataque al Capitolio muestra a Trump como un aspirante a autócrata

    Según el comité que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero, Donald Trump llevó a cabo una conspiración en siete partes para anular una elección democrática libre y justa.Es muy probable que en los 246 años de historia de Estados Unidos nunca se haya hecho una acusación más comprometedora contra un presidente estadounidense que la presentada el jueves por la noche en una sala de audiencias cavernosa del Congreso, donde el futuro de la democracia parecía estar en juego.A otros mandatarios se les ha acusado de actuar mal, incluso de cometer delitos e infracciones, pero el caso en contra de Donald Trump formulado por la comisión bipartidista de la Cámara de Representantes que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 no solo describe a un presidente deshonesto, sino a un aspirante a autócrata dispuesto a violar la Constitución para aferrarse al poder a toda costa.Como lo describió la comisión durante su audiencia televisada, a la hora de mayor audiencia, Trump ejecutó una conspiración en siete partes para anular una elección democrática libre y justa. Según el panel, le mintió al pueblo estadounidense, ignoró todas las pruebas que refutaban sus falsas denuncias de fraude, presionó a los funcionarios estatales y federales para que anularan los resultados de las elecciones que favorecían a su contrincante, alentó a una turba violenta a atacar el Capitolio e incluso señaló su apoyo a la ejecución de su propio vicepresidente.“El 6 de enero fue la culminación de un intento de golpe de Estado, un intento descarado, como dijo uno de los alborotadores poco después del 6 de enero, de derrocar al gobierno”, dijo el representante demócrata por Misisipi, Bennie Thompson, presidente de la comisión especial. “La violencia no fue un accidente. Representa la última oportunidad de Trump, la más desesperada, para detener la transferencia de poder”.Representatives Bennie Thompson, Democrat of Mississippi, and Liz Cheney, Republican of Wyoming, led the first hearing on the attack on the Capitol on Jan. 6, 2021, which included testimony from a Capitol police officer and a documentary filmmaker.Kenny Holston for The New York TimesLas palabras de los propios asesores y personajes nombrados por Trump fueron las más incriminatorias. Se proyectaron en video en una pantalla gigante sobre el estrado de la comisión y se transmitieron a una audiencia de televisión nacional. Se pudo ver cómo su propio fiscal general le dijo a Trump que sus denuncias de una elección falsa eran “patrañas”. Su abogado de campaña testificó que no había suficientes pruebas de fraude para cambiar el resultado. Hasta su propia hija, Ivanka Trump, reconoció haber aceptado la conclusión de que la elección no fue robada, como su padre seguía afirmando.Read More on the Jan. 6 House Committee HearingsThe Meaning of the Hearings: While the public sessions aren’t going to unite the country, they could significantly affect public opinion.An Unsettling Narrative: During the first hearing, the House panel presented a gripping story with a sprawling cast of characters, but only three main players: Donald Trump, the Proud Boys and a Capitol Police officer.Trump’s Depiction: Former president Donald J. Trump was portrayed as a would-be autocrat willing to shred the Constitution to hang onto power. Liz Cheney: The vice chairwoman of the House committee has been unrepentant in continuing to blame Mr. Trump for stoking the attack on Jan. 6, 2021.Buena parte de las pruebas fueron presentadas por la principal figura republicana en la comisión, la representante por Wyoming Liz Cheney, quien ha sido condenada al ostracismo por Trump y por buena parte de su partido por condenar una y otra vez las acciones del entonces presidente después de la elección. Cheney planteó con firmeza el caso y luego se dirigió a sus compañeros republicanos que han optado por apoyar a su derrotado expresidente y justificar sus acciones.“A mis colegas republicanos que defienden lo indefendible les digo: llegará el día en el que Donald Trump se haya ido, pero el deshonor de ustedes permanecerá”, declaró.Muchos de los detalles ya se habían dado a conocer y muchas interrogantes sobre las acciones de Trump quedaron sin respuesta por ahora, pero Cheney resumió los hallazgos de la comisión de una forma implacable y acusadora.Un grupo de personas en Washington que se reunió para ver la audiencia, escuchaba a la representante Liz Cheney, republicana por Wyoming.Shuran Huang para The New York TimesAlgunas de las nuevas revelaciones y las confirmaciones de las noticias recientes fueron suficientes para provocar exclamaciones de asombro en el recinto y, tal vez, en las salas de todo el país. Se informó que luego de que se le dijo que la multitud del 6 de enero coreaba “Cuelguen a Mike Pence”, el vicepresidente que desafió las presiones del presidente para bloquear la transferencia de poder, Trump respondió: “Quizá nuestros seguidores tengan la idea correcta”. Mike Pence, agregó, “se lo merece”.Cheney, vicepresidenta del panel, informó que en la víspera del ataque del 6 de enero, miembros del propio gabinete de Trump hablaron de invocar la Vigésima Quinta Enmienda para destituir al entonces presidente del cargo. Reveló que el representante por Pensilvania Scott Perry y “otros congresistas republicanos” que habían participado en el intento de anular la elección buscaron obtener indultos de Trump durante sus últimos días en el cargo.Cheney reprodujo un video en el que se veía a Jared Kushner, yerno del exmandatario y asesor principal que después de la elección se ausentó en lugar de enfrentar a los teóricos de la conspiración que incitaban a Trump, desechar con displicencia las amenazas de Pat A. Cipollone, consejero de la Casa Blanca, y otros abogados de presentar su renuncia en señal de protesta. “Me pareció que solo eran lloriqueos, para ser sincero”, declaró Kushner.También la vicepresidenta del comité señaló que mientras Pence tomó medidas reiteradas para buscar asistencia y detener a la turba el 6 de enero, el presidente no hizo tal esfuerzo. En cambio, su jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, trató de convencer al general Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, de fingir que Trump estaba activamente involucrado.“Dijo: ‘Tenemos que eliminar el relato de que el vicepresidente está tomando todas las decisiones’”, dijo el general Milley en un testimonio grabado en video. “‘Necesitamos imponer la versión de que el presidente todavía está a cargo, y que las cosas están firmes o estables’, o palabras en ese sentido. Inmediatamente interpreté eso como política, política, política”.Trump no tuvo aliados en la comisión de nueve integrantes de la Cámara de Representantes y él y sus seguidores rechazaron el trabajo del panel con el argumento de que es un intento partidista para desprestigiarlo. En Fox News, que optó por no transmitir la audiencia, Sean Hannity se esmeraba por cambiar el tema y atacó a la comisión por no centrarse en las violaciones de seguridad del Capitolio, de las que culpa principalmente a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aunque el senador por Kentucky Mitch McConnell, entonces líder de la mayoría republicana, compartía con ella el control del edificio en ese momento.Antes de la audiencia, Trump trató una vez más de reescribir la historia al presentar el ataque al Capitolio como una manifestación legítima de agravio público contra unas elecciones robadas. “El 6 de enero no fue solo una protesta, sino que representó el mayor movimiento en la historia de nuestro país para hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo”, escribió en su nuevo sitio de redes sociales.El panel reprodujo un video de Ivanka Trump, la hija de Trump y exasesora de la Casa Blanca, testificando a puerta cerrada.Kenny Holston para The New York TimesTrump no es el primer presidente que ha sido señalado por mala conducta, infracción de la ley o incluso violación de la Constitución. Andrew Johnson y Bill Clinton fueron acusados ​​por la Cámara de Representantes, aunque absueltos por el Senado. John Tyler se puso del lado de la Confederación durante la Guerra de Secesión. Richard M. Nixon renunció bajo amenaza de juicio político por abusar de su poder para encubrir actividades corruptas de campaña. Warren G. Harding tuvo el escándalo del Teapot Dome y Ronald Reagan el caso Irán-Contras.Pero los delitos alegados en la mayoría de esos casos palidecen en comparación con las acusaciones contra Trump, y aunque Tyler se puso en contra del país que una vez dirigió, murió antes de que pudiera rendir cuentas. Nixon enfrentó audiencias durante Watergate no muy diferentes a las que comenzaron el jueves por la noche y estuvo involucrado en otros escándalos más allá del robo que finalmente derivó en su salida. Pero la deshonestidad flagrante y la incitación a la violencia expuestas el jueves eclipsaron incluso sus fechorías, según diversos académicos.Trump, por supuesto, ya fue impugnado en dos ocasiones y absuelto otras dos, la segunda por su involucramiento en el ataque del 6 de enero. Pero, aun así, el caso en su contra ahora es mucho más amplio y expansivo, después de que la comisión llevó a cabo unas 1000 entrevistas y obtuvo más de 100.000 páginas de documentos.Lo que el comité intentaba demostrar era que no se trataba de un presidente con preocupaciones razonables sobre el fraude o una protesta que se salió de control. En cambio, el panel estaba tratando de obtener las pruebas de que Trump formó parte de una conspiración criminal contra la democracia; que sabía que no había un fraude generalizado porque su propio entorno se lo dijo, que, de manera intencional, convocó a una turba para que detuviera la entrega del poder a Joseph R. Biden Jr. y se quedó cruzado de brazos sin hacer casi nada cuando el ataque comenzó.Aún no sabemos si el panel puede cambiar las opiniones públicas sobre esos acontecimientos, pero muchos estrategas y analistas políticos piensan que es poco probable. Con medios más fragmentados y una sociedad más polarizada, la mayoría de los estadounidenses ya tienen una opinión sobre el 6 de enero y solo escuchan a quienes la comparten.Sin embargo, había otro espectador de las audiencias, el fiscal general Merrick B. Garland. Si la comisión estaba exponiendo lo que consideraba una acusación formal contra el expresidente, parecía estar invitando al Departamento de Justicia a seguir el caso de verdad con un gran jurado y en un tribunal de justicia.Al adelantar la historia que se contará en las próximas semanas, Cheney casi le escribió el guion a Garland. La representante dijo: “Van a escuchar sobre complots para cometer conspiración sediciosa el 6 de enero, un delito definido en nuestras leyes como conspirar para derrocar, destituir o destruir por la fuerza el gobierno de Estados Unidos u oponerse por la fuerza a la autoridad del mismo”.Pero si Garland no está de acuerdo y las audiencias de este mes resultan ser el único juicio al que se enfrente Trump por sus esfuerzos para anular las elecciones, Cheney y sus compañeros de la comisión estaban decididos a asegurarse de que, al menos, sea condenado por el jurado de la historia.Peter Baker es el corresponsal jefe de la Casa Blanca y ha cubierto a los últimos cinco presidentes para el Times y The Washington Post. También es autor de seis libros, el más reciente The Man Who Ran Washington: The Life and Times of James A. Baker III. @peterbakernyt • Facebook More

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    The Insurrection Didn’t End on Jan. 6. The Hearings Need to Prove That.

    The House committee investigating the Jan. 6 attack on the Capitol begins its hearings tonight for the American public, hoping to shine a spotlight on the discoveries from its months of painstaking inquiry. How should we measure success?As veterans of congressional and other official misconduct investigations, we will be watching for whether the committee persuades the American people that the insurrection didn’t end on Jan. 6, 2021, but continues, in places all across the country; motivates Americans to fight back in the midterm elections; and, if warranted, encourages prosecutors to bring charges against those who may have committed crimes, up to and including former President Donald Trump.The future of our democracy may well depend on the achievement of these objectives.First, the committee must use the televised hearings to emphasize to viewers that Jan. 6 was but one battle in a wider war against American democracy. Yes, there are gaping holes that remain to be filled in on the events of the day itself, like Mr. Trump’s 187-minute refusal to intervene while the mob was violently attacking the Capitol and the 457-minute gap in White House phone records. But the hearings must widen the scope to a larger narrative that begins in the run-up to the insurrection and continues in its long aftermath.The through-line of that narrative runs roughly from Mr. Trump’s declaration in August 2020 that the election could be “the greatest fraud in history” to his attacks through misinformation and spurious lawsuits on a fair election and his exhortation to his supporters to march to the Capitol on Jan. 6 and continues in the scores of “Big Lie”-driven bills and midterm candidates roiling American politics from coast to coast.The committee enjoys an advantage for its presentation: the absence of Republicans like Jim Jordan and Matt Gaetz, who have too often brought a circus atmosphere to House hearings. Mr. Jordan was barred from serving by the House speaker, Nancy Pelosi, when the committee was being formed, and House Republican leadership subsequently boycotted broader representation. Fortunately, two Republicans are serving — Liz Cheney and Adam Kinzinger. A bipartisan, unified committee will ensure that the drama will come from the story itself rather than the shenanigans of some committee members.The hearings must also inspire action. In this setting, that would normally mean triggering legislative reforms. After Watergate, Congress passed new laws as safeguards against systemic abuse. But with today’s politics, new bills are unlikely to see broad support. The committee must navigate around that logjam — and explain that the Big Lie is still going strong and motivate Americans to defeat it at the ballot box.Just last week, in Pennsylvania, Dr. Mehmet Oz, a Trump-endorsed election skeptic, became the Republican Senate nominee. If he becomes the deciding vote in a closely divided Senate, that will not bode well for reform legislation to prevent election sabotage — and for honest certification of future presidential electors.In Pennsylvania, Dr. Oz will actually be the less intense “Stop the Steal” Republican candidate. Doug Mastriano, who was a leader in efforts to overturn the 2020 election in the state (and was subpoenaed by the committee), won the Republican primary for governor. Across the country, Mr. Trump has endorsed over 180 Republican candidates, most of whom have supported his false stolen-election claims. This year, they have, in effect, set up a counternarrative to the committee’s work.To elucidate the threat to democracy, the committee doesn’t need to wade into overt electioneering. It simply needs to maintain a relentless focus on the continuing threat of the Big Lie.The committee can do that without sacrificing bipartisanship and by maintaining objectivity because no party has a monopoly on pro-democracy candidates, as proved by the officials of both parties who came together to defend democracy in 2020. In other nations where democracy has been threatened, leaders of widely varying ideologies have set aside partisanship and joined forces against illiberalism. The bipartisan committee and other Democrats and Republicans must make clear the larger stakes represented by Mr. Trump’s election-denying allies.Finally, the hearings should compile and make accessible as much evidence as it can to aid federal and state prosecutors who might bring charges against possible wrongdoers. Ultimately, it’s up to those prosecutors — most prominently at the Justice Department and in Fulton County, Ga. — to act on the evidence. But the committee can motivate and support them. Hearings that develop a coherent, grounded and galvanizing narrative necessary for a successful prosecution will help prosecutors, as well as the media and the public, to understand any possible crimes.If the evidence warrants it, the committee should not shy away from transmitting criminal referrals. Alternatively, it could share a Watergate-style “road map” that could serve as a guide to the evidence without drawing legal conclusions. Congress has amassed a mountain of information over the course of its investigation — which includes taking over 1,000 depositions — and prosecutors should benefit from that.The ultimate success of the committee rests on whether it uses the hearings to build a partnership with American voters to see the truth of what happened on Jan. 6, 2021, and what is still happening.Norman Eisen served as special counsel to the House Judiciary Committee during the first Trump impeachment. E. Danya Perry is a former federal prosecutor and a New York State corruption investigator.The Times is committed to publishing a diversity of letters to the editor. We’d like to hear what you think about this or any of our articles. Here are some tips. And here’s our email: letters@nytimes.com.Follow The New York Times Opinion section on Facebook, Twitter (@NYTopinion) and Instagram. More