Netanyahu, Benjamin

Los israelíes votarán el 23 de marzo otra vez para poner fin a un impasse político que lleva dos años instalado en el país. Aquí tienes las claves de los comicios.JERUSALÉN — Los israelíes acudirán a las urnas el martes 23 de marzo por cuarta vez en dos años, con la esperanza de poner fin a un ciclo aparentemente interminable de votaciones y un estancamiento político que ha dejado al país sin presupuesto nacional durante la pandemia.El primer ministro, Benjamin Netanyahu, espera que el programa de vacunación, líder en el mundo y que ha ayudado a devolver al país recientemente a algo parecido a la normalidad, le dé a él y a sus aliados de derecha una ventaja y la mayoría estable que se le ha escapado en tres rondas anteriores de elecciones.Pero Netanyahu, primer ministro desde 2009, postula para la reelección mientras que se lleva a cabo un juicio por corrupción en su contra, una dinámica que los partidos de oposición esperan que incite a los votantes a sacarlo del poder.En realidad, sin embargo, los sondeos muestran que ninguno de los dos bloques tiene el camino despejado para ganar la mayoría, lo que hace pensar a muchos israelíes que habrá otro resultado no concluyente y, tal vez, una posible quinta elección más tarde en el año.Esto es lo que necesitas saber.¿Por qué hay tantas elecciones en Israel?La respuesta más simple es que desde 2019, ni Netanyahu ni sus opositores han logrado ganar suficientes curules en el Parlamento para formar un gobierno de colación con mayoría estable. Eso ha dejado a Netanyahu en el poder, ya como primer ministro interino o como líder de una coalición frágil con algunos de sus mayores acérrimos rivales, aunque no del todo en el poder. Y eso ha obligado al país a votar una y otra vez en un intento por superar el impasse.Detrás del drama, dicen los analistas, están las motivaciones de Netanyahu para buscar la reelección: su corazonada de que puede defenderse mejor del juicio desde la oficina de primer ministro. Dicen que está dispuesto a someter al país a una elección tras otra hasta que gane una mayoría parlamentaria más robusta que pueda concederle inmunidad.“No conozco a ningún analista serio que diga que Israel se encamina a otra ronda de elecciones por otro motivo que no sean los intereses personales de Netanyahu”, dijo Gayil Talshir, profesora de ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén.Sin embargo, los seguidores de Netanyahu rechazan la idea de que haya forzado a Israel a una elección tras otra debido a sus intereses personales. Argumentan que sus críticos simplemente están resentidos porque Netanyahu es un competidor feroz y astuto y culpan a Benny Gantz de haber logrado que la coalición resultara insostenible.Netanyahu a su salida del Parlamento de Israel en diciembreFoto de consorcio de Alex Kolomoisky¿Qué provocó esta cuarta elección?Una serie de desacuerdos entre Netanyahu y Benny Gantz, su rival y compañero de la coalición centrista, que culminaron en diciembre cuando no lograron acordar el presupuesto estatal. Eso suscitó la disolución del Parlamento, lo que ha forzado una nueva elección, aunque por ahora sigue vigente el gobierno.Los rivales habían unido fuerzas en abril pasado, luego de la tercera elección, cuando dijeron que lo hacían para asegurarse de que el país contara con un gobierno que le diera dirección a Israel durante la pandemia. Bajo este acuerdo de poder compartido, Gantz asumiría como primer ministro en noviembre de este año. Pero los socios de coalición nunca congeniaron y cada uno acusa al otro de no cooperar de buena fe.Los críticos de Netanyahu aseguran que, al disputar el presupuesto con Gantz y favorecer un plan de un año en lugar de los dos que pedía el acuerdo de la coalición, actuaba de forma interesada. La parálisis presupuestaria, al activar una nueva elección, le dio a Netanyahu otra oportunidad de formar un gobierno en lugar de quedarse en la coalición actual y cederle el poder a Gantz a finales de este año.Pero Netanyahu culpó a Gantz por el rompimiento, al decir que Gantz se había rehusado a llegar a un arreglo con Netanyahu en varios nombramientos estatales.¿Cómo se han visto afectados los israelíes por el estancamiento?La parálisis ha forzado a Israel a atravesar una de las crisis económicas y de salud más profundas de la historia sin un presupuesto público, afectando su planeación económica de largo plazo, que incluye el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura.El estancamiento ha retrasado el nombramiento de funcionarios estatales clave, incluido el fiscal estatal y altos funcionarios de los ministerios de Justicia y Finanzas. Y los integrantes de la coalición, incluido Netanyahu, han sido acusados de politizar la toma de decisiones del gobierno incluso más de lo habitual, en busca de cualquier posible ventaja en la contienda electoral.La continua confusión, instigada por las largas dificultades legales de Netanyahu, ha moldeado la política israelí. Los votantes ahora están menos divididos por la ideología que por su rechazo o apoyo a Netanyahu.Y dado que la contienda es tan cerrada, los políticos judíos ahora están buscando cada vez más atraer a la minoría árabe de Israel para ayudar a inclinar la balanza. Los ciudadanos árabes de Israel constituyen alrededor del 20 por ciento de la población. Es un grupo que ha pasado de ser marginado a convertirse en una parte clave del electorado en esta campaña.Gideon Saar, exministro del Interior del Partido Likud de Netanyahu, es uno de sus principales competidores.Amir Cohen/Reuters¿Quiénes son los principales rivales de Netanyahu esta vez?En una demostración del modo en que el mapa político ha cambiado, dos de los principales contrincantes de Netanyahu en este ciclo electoral también son de derecha. Gideon Saar fue ministro del Interior por el partido de Netanyahu y Naftali Bennet es el exjefe de personal de Netanyahu.El tercer contendiente es Yair Lapid, un experiodista de televisión y centrista cuyo partido ha montado el desafío más fuerte contra Netanyahu.Gantz ya no es considerado como una amenaza viable al primer ministro. Las encuestas sugieren que su partido puede incluso no llegar a conseguir ningún puesto, en gran parte debido al enojo entre sus partidarios por haber formado un gobierno de unidad junto con Netanyahu, algo que había prometido no hacer.¿Cómo funcionan las elecciones en Israel?El parlamento, conocido en hebreo como la Knesset, tiene 120 curules que se reparten de manera proporcional entre los partidos que ganan más del 3,25 por ciento del voto.El sistema prácticamente garantiza que ningún partido gane una mayoría absoluta, a menudo dando a los pequeños partidos una gran influencia en las negociaciones para formar coaliciones. El sistema permite que una gran variedad de voces participe en el parlamento, pero hace que conseguir coaliciones estables sea difícil.Formar un nuevo gobierno —si se logra— puede demorar semanas o meses y en cualquier momento del proceso una mayoría de la Knesset puede votar para disolverla y forzar a una nueva elección.En los días posteriores a la elección, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, le dará a un legislador cuatro semanas para formar la coalición. Ese mandato suele dársele al líder del partido que haya obtenido la mayor cantidad de asientos en el Parlamento, que posiblemente será Netanyahu. Pero el presidente podría dárselo a cualquier otro legislador, como Lapid, al que crea que tiene una mejor oportunidad de conseguir una coalición viable.Si los esfuerzos de dicho legislador fracasan, el presidente puede darle otras cuatro semanas a un segundo parlamentario para formar un gobierno. Si dicho proceso también naufraga, el parlamento puede nominar a un tercero para que lo intente. Si él o ella no lo logra, el Parlamento se disuelve y se celebra otra elección.Mientras tanto, Netanyahu seguirá siendo el primer ministro encargado. Si de alguna manera el impasse dura hasta noviembre, Gantz aún podría sucederlo. El acuerdo de reparto de poder al que llegaron en abril pasado quedó consagrado en la ley israelí y estipulaba que Gantz sería primer ministro en noviembre de 2021.¿Cómo ha afectado el coronavirus a la elección?En las últimas semanas, Israel ha vuelto a enviar a los niños a la escuela, reabierto los restaurantes para servicio presencial y permitido que las personas vacunadas acudan a conciertos y espectáculos teatrales.Netanyahu espera que el éxito del despliegue de vacunación en el país, que ha logrado darle a la mayoría de israelíes al menos una dosis, le dé un impulso para lograr la victoria.Pero su récord pandémico también podría costarle caro. Algunos votantes creen que ha politizado varias decisiones clave, por ejemplo al limitar algunas multas por incumplir las regulaciones para contener el virus a niveles mucho más bajos que los recomendados por los expertos en salud pública.Los críticos han percibido que esto es una forma de beneficiar a los israelíes ultraortodoxos, algunos de los cuales han incumplido las restricciones a las reuniones masivas. Netanyahu necesitará del apoyo de los israelíes ultraortodoxos para permanecer en el poder tras la elección.No se puede votar por correo en Israel. Para prevenir la propagación del virus, se han previsto lugares de votación para las personas que están en cuarentena y los pacientes con COVID-19.¿Podría haber una quinta elección este año?Nadie lo descarta. Se anticipa que el partido de Netanyahu, Likud, surja como el partido más numeroso, con alrededor de 30 curules. Pero puede que sus aliados no alcancen suficientes para darle la mayoría de 61 que necesita.Y aunque las encuestas actuales sugieren que los partidos de oposición ganarán colectivamente más de 61 curules, no está claro si sus profundas diferencias ideológicas les permitirán unirse.Podría resultar que la clave sea Bennet. Aunque desea reemplazar a Netanyahu, tampoco ha descartado unirse a su gobierno.Patrick Kingsley e Isabel Kershner colaboraron con la reportería. More

Israelis will vote again on Tuesday, seeking to end a political deadlock that has gripped the country for two years. This is what you need to know.JERUSALEM — Israelis head to the polls on Tuesday for the fourth time in two years, hoping to break a seemingly endless cycle of elections and a political deadlock that has left the country without a national budget during a pandemic.Prime Minister Benjamin Netanyahu hopes Israel’s world-leading vaccination program, which has helped the country emerge in recent days into something approaching normality, will give him and his right-wing allies an edge and the stable majority that proved elusive in three earlier rounds of elections.But Mr. Netanyahu, prime minister since 2009, is running for re-election while standing trial on corruption charges — a dynamic that opposition parties hope will prompt voters to finally push him out of office.In reality, though, polls show that neither bloc has a clear route to a majority, leaving many Israelis bracing for another inconclusive result, and a possible fifth election later in the year.Here’s what else you need to know.Why is Israel holding so many elections?The simplest explanation is that since 2019, neither Mr. Netanyahu nor his opponents have been able to win enough seats in Parliament to form a coalition government with a stable majority. That has left Mr. Netanyahu in office, either as a caretaker prime minister or at the helm of a fragile coalition with some of his fiercest rivals, though not wholly in power. And that has forced the country to vote again and again in an attempt to break the deadlock.Underlying this drama, analysts say, is one of Mr. Netanyahu’s motivations for seeking re-election — his hunch that he can best fight his prosecution from the prime minister’s office. They say he is ready to take the country to election after election — until he wins a stronger parliamentary majority that could grant him immunity from prosecution.“I don’t know any serious thinker who says Israel is going to another round of elections for reasons other than Netanyahu’s personal interests,” said Gayil Talshir, a professor of political science at the Hebrew University of Jerusalem.Supporters of Mr. Netanyahu, however, reject the notion that his personal interests have pushed Israel from election to election. They contend that his critics simply resent that Mr. Netanyahu is a fierce and savvy competitor, and they blame Mr. Gantz for making the coalition untenable..Mr. Netanyahu leaving the Israeli Parliament in December.Pool photo by Alex KolomoiskyWhat prompted this fourth election?A series of disagreements between Mr. Netanyahu and Benny Gantz, his rival and centrist coalition partner, culminated in December in their failure to agree on a state budget. That led the Parliament to dissolve, forcing a new election, though for now the government remains in place.The rivals joined forces last April, after the third election, saying that it was to ensure Israel had a government to lead the country through the pandemic. Under their power-sharing agreement, Mr. Gantz would take over as prime minister in November of this year. But the coalition partners never got along, and each side accuses the other of failing to cooperate in good faith.Mr. Netanyahu’s critics contend that he acted out of personal interest when he fought Mr. Gantz over the budget, favoring a one-year plan, rather than the two years called for by the coalition agreement. The budget deadlock, by forcing a new election, gave Mr. Netanyahu another shot at forming a government, rather than staying in the current coalition and ceding power to Mr. Gantz later this year.But Mr. Netanyahu blamed Mr. Gantz for the break, saying that Mr. Gantz had refused to compromise with Mr. Netanyahu on several state appointments.How has the political gridlock affected Israelis?The gridlock has forced Israel to go without a state budget during one of the most profound health and economic crises in its history, undermining long-term economic planning, including the development of major infrastructure projects.The stasis has delayed the appointment of key state officials, including the state attorney and senior executive officers at the Justice and Finance ministries. And members of the coalition, including Mr. Netanyahu, have been accused of politicizing government decision-making even more than usual, seeking any possible edge in the electoral advantage.The continual turmoil, abetted by Mr. Netanyahu’s long-running legal troubles, has reshaped Israeli politics. Voters are now divided less by ideology than by whether they are for or against Mr. Netanyahu.And with the race so tight, Jewish politicians are now increasingly looking to members of Israel’s Arab minority to help break the deadlock. Arab citizens of Israel form about 20 percent of the population. Once marginalized, they have become a key constituency in this election campaign.Gideon Saar, a former interior minister for Mr. Netanyahu’s Likud party, is one of his primary challengers.Amir Cohen/ReutersWho are Mr. Netanyahu’s main rivals this time?In a sign of how the political map has changed, two of Mr. Netanyahu’s principal challengers in this election cycle are also right-wingers. Gideon Saar is a former interior minister for Mr. Netanyahu’s party and Naftali Bennett is Mr. Netanyahu’s former chief of staff. The third leading challenger is Yair Lapid, a centrist former broadcast journalist whose party is mounting the strongest challenge to Mr. Netanyahu.Mr. Gantz is no longer considered a viable threat to the prime minister. Polls suggest his party may even fail to win a seat, largely because of anger among his former supporters over his decision to form a unity government with Mr. Netanyahu in the first place, an arrangement he had promised not to join.How do Israeli elections work?The Parliament, known in Hebrew as the Knesset, has 120 seats that are allocated on a proportional basis to parties that win more than 3.25 percent of the vote.The system almost guarantees that no single party will win an outright majority, often giving tiny parties big influence in the deal-making that forms coalitions. The system allows for a broad range of voices in Parliament but forming stable coalitions under it is difficult.It could take weeks or possibly months for a new government to be formed — if one can be formed — and at any point in the process, a majority of the Knesset could vote to dissolve again, forcing yet another election.In the days after the election, Reuven Rivlin, Israel’s president, will give one lawmaker four weeks to try to form a coalition. He usually gives that mandate to the leader of the party that won the highest number of seats, which is likely to be Mr. Netanyahu. But he could grant it to another lawmaker, like Mr. Lapid, who he believes has a better chance at pulling together a viable coalition.If that lawmaker’s efforts break down, the president can give a second candidate another four weeks to form a government. If that process also stutters, Parliament itself can nominate a third candidate to give it a go. And if he or she fails, Parliament dissolves and another election is called.In the meantime, Mr. Netanyahu will remain caretaker prime minister. If somehow the deadlock continues until November, Mr. Gantz might still succeed him. The power-sharing deal the pair agreed to last April was enshrined into Israeli law, and stipulated that Mr. Gantz would become prime minister in November 2021.How has the coronavirus affected the election?In recent weeks, Israel has sent children back to school, reopened restaurants for in-house dining and allowed vaccinated people to attend concerts and theater performances.Mr. Netanyahu hopes the success of Israel’s vaccine rollout, which has given a majority of Israelis at least one dose, will help propel him to victory.But his pandemic record may also cost him. Some voters believe he politicized certain key decisions — for instance, capping some fines for flouting antivirus regulations at levels much lower than public health experts recommended.Critics perceived this as a sop to ultra-Orthodox Israelis, some of whom flouted coronavirus restrictions on mass gatherings. Mr. Netanyahu will need the support of two ultra-Orthodox parties to remain in office after the election.Voting by mail is not available in Israel. To prevent the spread of the virus, special polling stations are being set up for quarantined people and for Covid-19 patients.Could there be a fifth election later in the year?No one is ruling it out. Mr. Netanyahu’s party, Likud, is predicted to emerge as the largest party, with around 30 seats. But his allies may not win enough seats to give him a majority of 61.And though current polling suggests the opposition parties will collectively win more than 61 seats, it’s unclear whether their profound ideological differences will allow them to come together.The key player could be Mr. Bennett. Though he wants to replace Mr. Netanyahu, he has also not ruled out joining his government.Patrick Kingsley and Isabel Kershner contributed reporting. More