Los votantes hispanos conforman una tercera parte del electorado estatal. El gobernador Gavin Newsom, que enfrenta una votación para retirarlo del cargo, no ha logrado conectar con ellos.LOS ÁNGELES — El poder de los latinos nunca ha sido tan fuerte en California.Son el grupo étnico más numeroso en el estado y constituyen aproximadamente el 30 por ciento de los votantes registrados. Desde hace décadas impulsan las victorias de los demócratas y han ayudado a que el partido obtenga supermayorías en ambas cámaras de la legislatura estatal, donde los senadores y asambleístas latinos ocupan puestos poderosos y han aprobado leyes que se destacan por su apertura hacia la inmigración.Pero ahora que el gobernador Gavin Newsom intenta mantenerse en el poder durante una elección revocatoria que se celebra en apenas unos días, los mismos votantes latinos con los que cuenta parecen indecisos y poco participativos ante la posibilidad de que lo retiren del cargo.En 2018, las encuestas de salida mostraron que Newsom contaba con el apoyo de alrededor de dos terceras partes del total de latinos. Ahora, los sondeos sugieren que los latinos están divididos casi en partes iguales sobre la elección revocatoria. Y hasta el momento, solo el 15 por ciento de todos los latinos registrados para votar han enviado por correo sus papeletas, en contraste con el 29 por ciento de los votantes blancos, según Political Data Inc., un grupo de investigación con sede en Sacramento.Los sentimientos encontrados, para muchos votantes latinos, surgen de la larga batalla contra la pandemia, pues enfrentan desempleo y mayores tasas de contagios y mortalidad. Otros perciben una desconexión profunda con el Partido Demócrata y con el propio Newsom, un multimillonario dueño de una bodega en Napa a quien ven como alguien distante y frío.Entrevistas con votantes latinos, estrategas y activistas estatales revelan que los hispanos sienten una frustración que Newsom jamás ha abordado. La pandemia arraigó la desigualdad en todo el estado y profundizó el descontento en torno a una división de clase generalizada. La riqueza de Newsom resalta esa brecha.Karla Ramirez, una demócrata de 43 años que vive en Downey, un suburbio muy latino al sureste de Los Ángeles, dijo que creía que Newsom había manejado bien la pandemia, en general. Pero Ramirez, que es propietaria junto con su marido de un negocio de limpieza comercial, dijo que no planeaba participar en la contienda y no tenía los medios para prestarle atención a la política estatal mientras el virus seguía arrasando. Su hija de 9 años y su esposo dieron positivo a COVID-19 y están recuperándose de síntomas leves.Todos los votantes registrados han recibido papeletas por correo y tienen la alternativa de enviarlas a través del servicio postal, ir a depositarlas en las urnas o acudir a votar en persona desde ahora hasta el 14 de septiembre, día de la elección. Ramirez ya no tiene la opción de votar por correo.“Me llegó la boleta y la tiré a la basura. Siento que no podría ser justa”, dijo Ramirez. “Estoy ocupada con el regreso de mis hijos a la escuela y con la vacunación”.Karla Ramirez, quien vive en Downey, un suburbio de Los Ángeles, dijo que no votará en las elecciones revocatorias.Jenna Schoenefeld para The New York TimesA solo una semana del cierre de las urnas, las encuestas públicas sugieren que Newsom seguirá en el cargo. Pero muchos ven su dificultad con los votantes hispanos como una preocupante señal para los demócratas, tanto a nivel estatal como nacional, y como un atisbo de las consecuencias del fracaso para conectar con una fuerza política vital cuya lealtad está en juego. Los demócratas se alarmaron luego de la elección presidencial de 2020 cuando muchos votantes hispanos en Florida, Texas y otras zonas del país se inclinaron por el presidente Donald Trump. Pero este problema podría llegar a tener más consecuencias en un estado en el que los latinos representan casi una tercera parte del electorado..css-1xzcza9{list-style-type:disc;padding-inline-start:1em;}.css-3btd0c{font-family:nyt-franklin,helvetica,arial,sans-serif;font-size:1rem;line-height:1.375rem;color:#333;margin-bottom:0.78125rem;}@media (min-width:740px){.css-3btd0c{font-size:1.0625rem;line-height:1.5rem;margin-bottom:0.9375rem;}}.css-3btd0c strong{font-weight:600;}.css-3btd0c em{font-style:italic;}.css-w739ur{margin:0 auto 5px;font-family:nyt-franklin,helvetica,arial,sans-serif;font-weight:700;font-size:1.125rem;line-height:1.3125rem;color:#121212;}#NYT_BELOW_MAIN_CONTENT_REGION .css-w739ur{font-family:nyt-cheltenham,georgia,’times new roman’,times,serif;font-weight:700;font-size:1.375rem;line-height:1.625rem;}@media (min-width:740px){#NYT_BELOW_MAIN_CONTENT_REGION .css-w739ur{font-size:1.6875rem;line-height:1.875rem;}}@media (min-width:740px){.css-w739ur{font-size:1.25rem;line-height:1.4375rem;}}.css-9s9ecg{margin-bottom:15px;}.css-uf1ume{display:-webkit-box;display:-webkit-flex;display:-ms-flexbox;display:flex;-webkit-box-pack:justify;-webkit-justify-content:space-between;-ms-flex-pack:justify;justify-content:space-between;}.css-wxi1cx{display:-webkit-box;display:-webkit-flex;display:-ms-flexbox;display:flex;-webkit-flex-direction:column;-ms-flex-direction:column;flex-direction:column;-webkit-align-self:flex-end;-ms-flex-item-align:end;align-self:flex-end;}.css-12vbvwq{background-color:white;border:1px solid #e2e2e2;width:calc(100% – 40px);max-width:600px;margin:1.5rem auto 1.9rem;padding:15px;box-sizing:border-box;}@media (min-width:740px){.css-12vbvwq{padding:20px;width:100%;}}.css-12vbvwq:focus{outline:1px solid #e2e2e2;}#NYT_BELOW_MAIN_CONTENT_REGION .css-12vbvwq{border:none;padding:10px 0 0;border-top:2px solid #121212;}.css-12vbvwq[data-truncated] .css-rdoyk0{-webkit-transform:rotate(0deg);-ms-transform:rotate(0deg);transform:rotate(0deg);}.css-12vbvwq[data-truncated] .css-eb027h{max-height:300px;overflow:hidden;-webkit-transition:none;transition:none;}.css-12vbvwq[data-truncated] .css-5gimkt:after{content:’See more’;}.css-12vbvwq[data-truncated] .css-6mllg9{opacity:1;}.css-qjk116{margin:0 auto;overflow:hidden;}.css-qjk116 strong{font-weight:700;}.css-qjk116 em{font-style:italic;}.css-qjk116 a{color:#326891;-webkit-text-decoration:underline;text-decoration:underline;text-underline-offset:1px;-webkit-text-decoration-thickness:1px;text-decoration-thickness:1px;-webkit-text-decoration-color:#326891;text-decoration-color:#326891;}.css-qjk116 a:visited{color:#326891;-webkit-text-decoration-color:#326891;text-decoration-color:#326891;}.css-qjk116 a:hover{-webkit-text-decoration:none;text-decoration:none;}“El verdadero tema es que el gobernador Newsom no ha engendrado entusiasmo entre los votantes latinos”, dijo Thomas A. Saenz, presidente del Fondo Educativo y de Defensa Legal Mexicoestadounidense, y quien ha participado en la política californiana desde hace décadas. “En parte, esa es la razón por la que él está en riesgo. No los motivan sus políticas y prácticas y él no ha abordado para nada a la comunidad latina como una comunidad latina ni ha reconocido su importancia para el estado”.Los colaboradores de la campaña de Newsom niegan que haya fallado en llamar la atención o atender a los votantes latinos. Más bien, indican que la expansión del servicio Medi-Cal a los habitantes de más de 50 años, que incluye a inmigrantes indocumentados, así como la moratoria a los desalojos son dos políticas clave que han beneficiado a miles de latinos en California. Su campaña ha alardeado repetidamente por el nombramiento de Alex Padilla al Senado de Estados Unidos, lo que lo convirtió en el primer latino de California en servir en esa cámara.Nathan Click, vocero de la campaña de Newsom, dijo que la estrategia del gobernador para acercarse a los votantes latinos prácticamente no ha cambiado. La campaña, dijo Click, siempre ha visto la dificultad, y la importancia, de llegar a los latinos, y en particular a los latinos jóvenes.“Desde el primer día hemos sabido que los votantes que participan en los años electorales pero no votan en las elecciones de medio término y, en realidad, no votan en las elecciones especiales son el principal objetivo de todos nuestros esfuerzos”, dijo.Hace una generación, la Propuesta 187, una iniciativa electoral que habría prohibido a los inmigrantes indocumentados recibir la mayoría de los servicios públicos, obtuvo un amplio apoyo entre los republicanos de California, incluido el gobernador Pete Wilson. La medida antiinmigrante alejó en gran medida a los votantes latinos del Partido Republicano y los lanzó a los brazos de los demócratas, que han reconocido públicamente que la medida electoral fue fundamental para su ascenso al poder.Pero muchos votantes latinos son demasiado jóvenes como para recordar la Propuesta 187 de principios de los noventa y no sienten ninguna lealtad especial por los demócratas. Por mucho que se hable del potencial político latino en California, ningún gobernador en la historia reciente ha logrado convocar a los latinos para convertirlos en sus acérrimos partidarios.Newsom saludaba a trabajadoras agrícolas retiradas en una clínica, en Fresno, el mes pasado.Eric Paul Zamora/The Fresno Bee, vía Associated Press“No hemos argumentado de forma adecuada y durante el tiempo suficiente que las cosas son distintas y mejores, sobre todo para los latinos jóvenes”, comentó Lorena Gonzalez, una demócrata que representa a una zona de clase trabajadora y latina de San Diego en la Asamblea Estatal. “Es como si no hacerle daño a los latinos fuera suficiente para muchos políticos demócratas”.La revocatoria también sucede mientras muchos siguen sufriendo el impacto de la pandemia. Los latinos en California tenían muchas más probabilidades de contraer el virus y morir que los habitantes blancos del estado. La tasa de desempleo entre los latinos sigue por encima del 10 por ciento y muchos pequeños comerciantes latinos han perdido considerablemente sus ingresos en el último año y medio.Frank Oropeza, de 27 años y barbero en Montebello, al este de Los Ángeles, dijo que votó por el presidente Biden el año pasado y se considera demócrata. Pero comentó que no había pensado mucho en por quién votar en la revocatoria y que se sentía dividido: en redes sociales leía de otros colegas del ramo y peluqueros que dijeron estar a favor de revocar a Newsom, que cerró en dos ocasiones sus negocios y también se enteraba de otros que tenían opiniones distintas.“Soy muy influenciable”, dijo riendo. “Es tipo: ‘Cierra los ojos y tira un dardo’”.Oropeza dijo que entendía que eran necesarias algunas restricciones pandémicas. Pero le frustraba que los peluqueros y barberos hubieran tenido que dejar de trabajar en una segunda ocasión, aunque ya se habían implementado las medidas de precaución, como el uso universal de cubrebocas.Esa es una de las críticas que han aprovechado los oponentes de Newsom para intentar persuadir a más latinos de votar a favor de la revocatoria.“Muchos de esos pequeños negocios que cerraron para siempre eran propiedad de personas de color”, dijo Larry Elder, el presentador de radio conservador que se ha convertido en el favorito de los republicanos entre la multitud de candidatos de la elección revocatoria, la semana pasada.En una rueda de prensa virtual, Elder se presentó junto a Gloria Romero, demócrata y exlegisladora que ahora es una ferviente defensora de las escuelas autónomas o chárter. Protagonizó una publicidad en español que la campaña de Elder envió a los votantes latinos por mensaje de texto.“Se trata de mandar un mensaje sobre cómo el Partido Demócrata ha abandonado en gran medida a los latinos”, dijo Romero. “Nos han dado por sentado”.Los votantes latinos son una fuerza en todos los rincones del estado y representan a un amplio espectro de posiciones políticas. Mientras que los liberales con formación universitaria en los centros urbanos son un elemento crucial de la base demócrata, los moderados de clase trabajadora en los suburbios de Inland Empire y Silicon Valley son esenciales para ganar en todo el estado. Y en el condado de Orange, el Valle Central y los confines al norte del estado, los votantes religiosos y los libertarios han ayudado a llevar a los republicanos al poder en distritos clave para el Congreso.Y hay señales de que los republicanos están teniendo algo de éxito para atraer a los votantes hispanos, entre ellos algunos que participarán por primera vez en unas elecciones.“Estoy cansado con cómo están las cosas”, dijo Ruben Sanchez, un obrero de la construcción que vive en Simi Valley, un bastión conservador al norte de Los Ángeles. Sánchez, que asiste a una iglesia evangélica, dijo que había votado por primera vez en 2020 y que había favorecido a Trump, sobre todo debido a sus creencias religiosas. Comentó que planeaba votar por Elder en la revocatoria. “Este gobernador y este estado no son para la gente trabajadora, para la gente a la que le importa este país”.El personal de la campaña de Newsom prometió bombardear a los votantes latinos en los días previos a la elección. La semana pasada, la campaña del gobernador lanzó un aviso donde aparecía el senador por Vermont Bernie Sanders, excandidato presidencial que se volvió tan popular entre los latinos de California que recibió el apodo de Tío Bernie.Durante las primarias presidenciales demócratas, la campaña de Sanders centró gran parte de sus esfuerzos en los votantes latinos desde el principio: abrió oficinas de campaña en vecindarios predominantemente latinos y lanzó videos para su difusión en las redes sociales. Los esfuerzos fueron ampliamente reconocidos como una especie de manual para llegar de manera efectiva a los votantes latinos, y algunos demócratas han criticado la campaña de Newsom por no hacer más para replicar ese enfoque.Más allá de estos esfuerzos, Sanders atrajo a muchos votantes latinos en gran parte por su ideología, que pedía Medicare para todos, proponía perdonar los préstamos estudiantiles y presentaba legislación para combatir el cambio climático.“Los latinos todavía tienen algunas frustraciones básicas que Bernie abordaba y no se han resuelto”, dijo Rafael Navar, quien fue el director para California de la campaña de Sanders. “Hemos tenido altas tasas de mortalidad, alto desempleo y una enorme desigualdad”.A pesar del escepticismo que despierta Newsom, muchos votantes hispanos dicen que temen lo que podría suceder si un republicano asumiera el cargo. Sin embargo, aunque les desagrada la política republicana, algunos votantes liberales no se identifican como demócratas entusiastas. La lealtad al partido, dijeron, no es tan importante para ellos como sí lo es apoyar a un candidato que atenderá sus preocupaciones de manera más directa.Ernesto Ruvalcaba, de 27 años y experto en cartografía que vive en Los Ángeles, dijo que aunque había votado en contra de la revocatoria porque Newsom “hacía el trabajo”, seguía insatisfecho.“Las cosas que hizo las pudo hacer mejor”, dijo Ruvalcaba. “Solo que los partidos son muy viejos, los dos. Necesitan una ruptura”.Jennifer Medina es reportera de política estadounidense que cubrió la campaña presidencial de Estados Unidos de 2020. Originaria del sur de California, anteriormente pasó varios años reporteando sobre la región para la sección National. @jennymedinaJill Cowan es la corresponsal de California Today, que sigue la pista de las cosas más importantes que ocurren en su estado natal todos los días. @jillcowan More