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LOS ÁNGELES — Héctor Sánchez Barba contaba con los hispanos para llegar a las elecciones de noviembre con cifras históricas.
Había enviado organizadores a Arizona, Florida y Texas. Buscó electores en iglesias, parques y fiestas. Motivó a los candidatos demócratas para que les prestaran atención a los votantes hispanos. Más que en cualquier otra elección en las décadas que tiene trabajando en política existía un objetivo primordial: derrotar al presidente Donald Trump, quien inició su campaña de 2016 tachando de criminales a los inmigrantes mexicanos.
“Esta fue la primera vez que quisimos ser más agresivos”, señaló Sánchez, director ejecutivo de Mi Familia Vota, un grupo de votantes hispanos con sede en Phoenix. “Había un objetivo: unir a la gente”.
Luego llegó el brote de coronavirus y una especie de vulnerabilidad que nadie podía haber previsto.
Es probable que la pandemia ataque con especial fuerza, tanto en términos de salud como económicos, a 60 millones de hispanos. Pocos latinos pueden trabajar desde su casa; un estudio de un grupo de investigación de izquierda descubrió que solo el dieciséis por ciento podía hacerlo. Una cantidad desproporcionada trabaja en el comercio y en la industria de servicios, lo que hace que corran un riesgo cada vez mayor de perder sus empleos o de contagiarse mientras siguen trabajando en las tiendas de alimentos, los restaurantes y las obras en construcción. También es menos probable que tengan seguro médico, lo cual dificulta aún más que reciban atención médica.
“Siempre somos los más vulnerables”, afirmó Sánchez. “Los hispanos ya tenemos la tasa de mortalidad y de lesiones en el trabajo más alta debido a que somos demasiados los que trabajamos en empleos con las peores condiciones laborales”.
Ahora, las organizaciones como Mi Familia Vota batallan para cumplir un doble propósito: informar y proteger a los más vulnerables al mismo tiempo que mantienen a los hispanos involucrados en asuntos políticos. Pero, ¿cómo organizas cuando es imposible ir a tocar puertas o tener las conversaciones cara a cara que muchos creen necesarias para lograr que esos electores salgan a votar en el otoño?
Desde hace tiempo, muchos organizadores políticos le han hecho caso al adagio que dice que se necesita más de una docena de “contactos” para convencer a los hispanos de votar por primera vez, lo cual insinúa que se les tiene que insistir muchas veces. En unas elecciones en las que se proyecta que los hispanos sean el bloque más grande de votantes pertenecientes a una minoría étnica, ¿qué ocurre cuando esos contactos se vuelven virtuales?
Una respuesta posible viene de los ‘graduados’ de la campaña del senador Bernie Sanders, la cual se enfocó mucho en los hispanos durante toda la contienda para las elecciones primarias de los demócratas, una estrategia que les rindió frutos en Nevada y California.
El arquitecto de ese enfoque, Chuck Rocha, tiene pensado formar un comité de acción política (PAC, por su sigla en inglés) de 22 millones de dólares para dirigirse directamente a los hispanos a través de anuncios pagados en televisión e internet, en los que se les exhorte a votar por el ex vicepresidente Joe Biden, quien ahora se perfila como el candidato de los demócratas. Este PAC, que reúne y canaliza fondos provenientes de donativos, se concentrará en los estados decisivos, que incluyen a Michigan, Wisconsin y Pensilvania, con el tipo de organización que usó durante la campaña de las elecciones primarias, con el apoyo de voluntarios que emplearán una aplicación para comunicarse con otros posibles votantes a través del teléfono.
“El latino promedio de Nevada tuvo noticia de nuestra campaña 22 veces, y demostramos que eso funciona”, señaló Rocha. “Estamos experimentando algo que nunca antes habíamos vivido y queremos construir algo que nunca antes se ha construido”.
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- Several states in the South are moving to reopen businesses.
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Sin embargo, la pandemia y sus perdurables efectos económicos y de salud van a plantear retos. Pese a que las estadísticas demográficas de los índices de contagio han sido dispares, los primeros indicadores sugieren que entre los latinos hay un pico desproporcionado. En Boston, los médicos del Hospital General de Massachusetts informaron la semana pasada que casi el 40 por ciento de los pacientes con COVID-19 eran latinos, aunque por lo general conforman menos del diez por ciento de los pacientes en el hospital. También en la ciudad de Nueva York, los latinos mueren a causa del coronavirus al doble de velocidad que las personas de piel blanca, según datos preliminares publicados por los funcionarios de la ciudad.
“Este entorno es verdaderamente complejo, y se trata de familias con grandes necesidades”, afirmó Eric Rodriguez, quien supervisa la política y la defensoría para UnidosUS, una organización sin fines de lucro que lleva meses organizando a los electores en todo el país. “Vamos a tener elecciones en un momento en que de verdad estamos concentrados en el liderazgo, y creo que lo que estamos comenzando a ver con seguridad es que hay más indignación por la forma en que están actuando los dirigentes políticos. Cuanto más se intensifique esa indignación, más trabajo tenemos que hacer diciéndole a la gente cómo usarla en el ámbito político”.
Muchos activistas latinos dicen que, por ahora, están difundiendo información sobre la salud y la seguridad, pero que están preparándose para dar un giro y argumentar que el manejo de la crisis por parte del gobierno de Trump ha hecho que sus comunidades corran un riesgo mayor.
“Tenemos que prepararnos para el hecho de que habrá una devastación en las comunidades negras y marrones, y debemos conectar eso a las urnas”, afirmó Maria Teresa Kumar, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Voto Latino, la cual apoyó a Biden el jueves, con lo que fue la primera vez que ese grupo ha respaldado a un candidato a la presidencia. “No hay un mejor momento para hacerlo”.
Muchos activistas latinos también están presionando al Congreso para que, en el cuarto paquete de recuperación económica, se incluyan prestaciones para los inmigrantes indocumentados, una postura que también ha sido impulsada por Sanders, quien se retiró de la contienda presidencial la semana pasada. Hasta ahora, las prestaciones han excluido a cualquier familia que pague impuestos a través de un número de identificación de contribuyente individual, como lo hacen los trabajadores que no tienen papeles legales para vivir en Estados Unidos, lo cual descalifica a aproximadamente 12 millones de personas.
Después de pasar gran parte del año pasado organizando y registrando votantes para la carrera de las primarias demócratas, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos se ha enfocado en ayudar a los trabajadores latinos a recibir equipo de protección si aún están trabajando, y en recibir ayuda por desempleo si no lo están.
Unos tres millones de inmigrantes indocumentados laboran en trabajos agrícolas que se consideran esenciales en medio de la pandemia. En Iowa, los funcionarios de la liga han comenzado a presionar a los empleadores en la industria del empaquetado de carne para proporcionar condiciones más seguras a los trabajadores, cientos de los cuales siguen trabajando en espacios atestados y sin equipos de protección.
“Todavía hay trabajadores ahí, gente en el campo, obreros de la construcción, todos sin mascarilla, sin ningún tipo de protección real: están corriendo un riesgo tremendo”, dice Domingo García, presidente de la liga, que es el grupo latino de derechos civiles más antiguo del país. “Eso se puede convertir en trampas mortales. Todo esto enfatiza la tremenda inequidad a la que nos hemos acostumbrado”.
Cristina Jiménez, directora ejecutiva de United We Dream, un grupo de defensoría para inmigrantes que también se enfoca en los electores latinos, señaló que la crisis había revelado la falta de un sistema de protección.
“Las personas que ahora realizan trabajos esenciales son las mismas que no tienen atención médica”, comentó. “La gente que cocina la comida que comemos no tiene suficiente para su propia comida. Por eso vimos un apoyo tan abrumador dentro de la comunidad hispana para el senador Sanders. Necesitamos permisos por incapacidad. Necesitamos seguros”.
Jimenez señaló la evidencia preliminar de que los vecindarios de bajos ingresos e inmigrantes de Nueva York han sido devastados por el virus como otra señal de que los latinos tienen más probabilidades de enfermarse.
“El hecho es que la única manera para sobrevivir esta crisis es unirnos detrás de una visión progresista para el país”, dijo. “Es un momento para que nosotros hagamos que la gente se dé cuenta de por qué es tan importante quién está en la Casa Blanca. Que latinos y latinas de clase trabajadora en realidad están muriendo debido a las acciones del Presidente”.
La pandemia ha obligado a muchos organizadores latinos a cambiar su foco de atención hacia las iniciativas digitales que algunas personas han impulsado durante años. Por ejemplo, Voto Latino planea registrar más de 500.000 electores por internet. En las últimas semanas, esta organización ha comenzado a trabajar con grupos locales que normalmente estarían registrando a los electores en persona.
“Me preocupa que no se esté haciendo el registro tradicional de los electores y sabemos que habrá un vacío en septiembre”, señaló Kumar. Pero añadió: “La gente está refugiada en su casa, está frente a las pantallas, y ahí es donde tenemos que estar”.
Rodriguez dijo que esperaba un contraataque político cuando los electores hispanos comiencen a darse cuenta de la cantidad de personas de su comunidad que se han quedado sin los pagos del fondo de recuperación.
“Todos van a obtener algo, excepto los más vulnerables”, afirmó. “Las desigualdades que existen se van a hacer mucho más grandes”.
La pandemia forzará a las campañas políticas a repensar la manera en que interactúan con los votantes latinos, dijo Stephanie Valencia, fundadora de Equis, un grupo de investigación, que descubrió que esos votantes, que tienden a ser más jóvenes, reciben la mayor parte de su información en línea.
“Esto en verdad muestra la fragilidad de nuestros sistemas y las formas en las que la comunidad latina ha sido ignorada”, dijo Valencia. “Esta es una enfermedad que no se fija en el estatus, pero los impactos no serán uniformes”.
Jennifer Medina es reportera de política nacional y cubre la campaña presidencial de 2020. Es originaria del sur de California y pasó varios años reportando sobre la región para la sección Nacional. @jennymedina
Source: Elections - nytimes.com