¿Los demócratas dieron por sentado el voto hispano en 2020? Algunos en el partido creen que sí y que no pueden permitirse los mismos errores en el futuro.
En la primavera, Alejandra Gomez quedó sorprendida, pero agradecida, por la avalancha de llamadas telefónicas de la Casa Blanca que le ofrecían información actualizada sobre sus labores encaminadas a una reforma de inmigración. Los funcionarios también le preguntaron qué pensaba su grupo de defensoría de Arizona acerca de su trabajo con respecto al derecho al voto y cómo el paquete de ayuda por la pandemia estaba afectando ese estado.
“Es totalmente diferente de lo que hemos visto antes”, señaló Gomez, al comparar esos esfuerzos con gobiernos demócratas anteriores, los cuales por lo general solo empezaban a establecer contacto durante las campañas de reelección.
No era la única. Los líderes de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados se quedaron estupefactos cuando tanto el presidente como la vicepresidenta se comprometieron a pronunciar un discurso en su convención de junio, la primera vez en las décadas que tiene de historia el evento en que los principales funcionarios de la Casa Blanca habían aceptado participar en un año no electoral.
También en Wisconsin, los miembros de Voces de la Frontera, un grupo que representa a los trabajadores inmigrantes de bajos ingresos, quedaron encantados cuando la Casa Blanca se comunicó con ellos para organizar un diálogo con el secretario del Trabajo Marty Walsh durante una gira que hizo por Milwaukee.
“Tuvimos la oportunidad de que todos nuestros miembros fueran a escucharlo y de que él nos escuchara”, señaló Christine Neumann-Ortiz, directora ejecutiva de la organización. “Es una buena señal que no se hayan olvidado de nosotros después de las elecciones”.
Durante años, los activistas y organizadores latinos se quejaron de que los esfuerzos de los demócratas por conquistar a sus comunidades casi siempre parecían una idea tardía, un conjunto heterogéneo de anuncios en español, literatura de campaña traducida de manera descuidada y un puñado de miembros del personal de divulgación añadido a las campañas.
Sin embargo, después de las elecciones del año pasado, cuando los republicanos obtuvieron una cantidad significativa de votos latinos en todo Estados Unidos, los líderes demócratas están viendo la posibilidad de tener un acercamiento más activo.
Encabezado por una Casa Blanca que ha contratado a organizadores latinos importantes en los puestos de alto nivel del gabinete y con una primera dama, Jill Biden, que tiene un interés especial por llegar a los votantes latinos, este nuevo esfuerzo construye un puente en el partido e integra la política, las comunicaciones y la organización política. Este acercamiento incluye una amplia cantidad de líderes comunitarios y estrellas de redes sociales, como, por ejemplo, el cómico mexicano Eugenio Derbez, así como reuniones con líderes religiosos hispanos.
Estos esfuerzos reflejan cuán importantes son los electores latinos para el éxito del Partido Demócrata, pero también la magnitud del trabajo que se necesita para volver a ganar a un grupo que representa casi el 20 por ciento de la población. Desde hace mucho tiempo, los demócratas han visto a estos electores —un grupo diverso que incluye docenas de diferentes países de origen y una amplia variedad de niveles socioeconómicos— como un bloque casi monolítico que podía darse por sentado y operaban como si el factor más importante fuera solo la participación; la lógica era que, si los electores latinos votaban, lo harían por los demócratas.
Sin embargo, el año 2020, con una cifra histórica de 18,7 millones de votos emitidos por latinos, fue una prueba de lo equivocada que estaba esa teoría. Pese a que más o menos el 60 por ciento votó por el presidente Joe Biden, la inclinación hacia Donald Trump hizo que los demócratas entraran en un periodo de examen de conciencia.
Aunque no ha habido un análisis detallado y concluyente, las encuestas de salida y los grupos de muestra de ambos partidos señalan que Trump ganó los votos de los latinos sin formación universitaria que criticaron los mandatos de cierre de actividades en medio de la pandemia y que creían que el expresidente sería un mejor administrador de la economía. Los republicanos también ganaron votos de los cubanos, los venezolanos y los colombianos del sur de Florida que consideraban que los demócratas apoyaban el socialismo, así como de los mexicoestadounidenses del sur de Texas y otras regiones que respaldaban sus políticas fronterizas. Los evangélicos conformaron una parte significativa de los latinos seguidores de Trump por su rechazo al aborto.
Ahora, el Partido Demócrata está intentando usar los datos para entender mejor a los electores latinos y tratar de ampliar un conocimiento más detallado de cómo los diversos orígenes de nacionalidad, el nivel económico y otros factores cambian el comportamiento en las votaciones.
Como candidato y presidente electo, Biden ha tenido un éxito desigual en su comunicación con los latinos. En las elecciones primarias a principios de 2020, siguió de cerca a su rival Bernie Sanders entre los electores latinos. Altos funcionarios latinos se frustraron durante su campaña el año pasado por la ausencia de representantes hispanos en su círculo más cercano.
Algunos activistas califican en voz baja los nuevos esfuerzos como mediocres y señalan que, aunque la comunicación ha aumentado, no ha habido ninguna victoria importante de la política en torno a un asunto primordial como una reforma de inmigración. Pero reconocen que hay una aceptación cada vez mayor de que para ganar los votos latinos se necesitará más que hacer visitas en taquerías e insertar frases, en un mal español, en los discursos de campaña.
“En términos de su compromiso, están haciendo un trabajo mucho mejor en este momento que durante el primer gobierno de Barack Obama”, dijo Arturo Vargas, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos, que recientemente informó a los miembros del personal de la Casa Blanca sobre las prioridades políticas de la organización. “No tuvimos este tipo de acercamiento con Obama”.
“Espero que se haya aprendido la lección de que no se puede dar por sentado el voto latino”, añadió Vargas. “Llevamos décadas diciéndolo, y creo que ahora llegó a oídos más dispuestos”.
Los esfuerzos de los demócratas también se ajustan para convencer a los votantes de que vean los beneficios de las políticas del partido, sobre todo en lugares claves como el sur de Florida y el Valle del Río Grande, donde un mayor abandono podría costarles escaños en el Congreso.
Desde que Biden tomó posesión, la Casa Blanca ha celebrado decenas de reuniones, muchas de ellas virtuales, con dirigentes de todo el país. También está encontrando maneras de comunicarse de modo directo con los votantes latinos y no depender solo de los grupos de defensoría.
Hay reuniones bisemanales con las organizaciones de latinos acerca de las labores de vacunación y las políticas económicas, así como reuniones cara a cara y sesiones informativas sobre temas más específicos. Durante varios meses, los funcionarios responsables de la contratación sostuvieron reuniones semanales con organizaciones externas a fin de ayudar a desarrollar una cartera de candidatos latinos para puestos en el gobierno. El esfuerzo ha tenido éxito: ahora, una gran cantidad de organizadores y estrategas latinos tienen puestos de alto nivel en la Casa Blanca y el gabinete.
Los asesores de la Casa Blanca afirman que muchas de las prioridades más importantes de la política serán beneficiar a los electores latinos de manera significativa; por ejemplo, el crédito tributario por hijos podría tener un efecto impactante en la población latina desproporcionadamente joven. En una encuesta privada de votantes latinos compartida con The New York Times, Building Back Together, un grupo administrado por aliados de Biden, se descubrió que los asuntos económicos y de salud pública estaban situados en los dos primeros lugares y que la inmigración estaba en el tercero.
El gobierno tiene cubierta la televisión en español y se ha acercado a las publicaciones en español y en inglés que leen los votantes latinos, incluso en zonas a menudo olvidadas de Oklahoma, Luisiana y Minnesota. Un alto funcionario del gobierno aparece en Al Punto, el programa matutino de los domingos presentado por Jorge Ramos, dos veces al mes.
Animada por su jefa de gabinete latina a intensificar su participación, la doctora Biden hizo su primera aparición matutina en televisión en Hoy Día, un programa de noticias de Telemundo, y una serie de paradas en barrios latinos desde Salt Lake City hasta Osceola, Florida.
Hay llamadas quincenales con organizaciones latinas sobre los esfuerzos de vacunación y las políticas económicas, así como reuniones individuales y sesiones informativas sobre cuestiones más específicas. Los funcionarios responsables de la contratación mantuvieron durante meses llamadas semanales con organizaciones externas para ayudar a desarrollar una cantera de candidatos latinos para los puestos en el gobierno. El esfuerzo ha tenido éxito: varios organizadores y estrategas latinos ocupan ahora puestos de alto nivel en la Casa Blanca y el gabinete.
Los asesores de la Casa Blanca afirman que muchas de las principales prioridades políticas beneficiarán significativamente a los votantes latinos; la desgravación fiscal por hijos, por ejemplo, podría tener un impacto enorme en una población latina que es desproporcionadamente joven. En un sondeo privado de votantes latinos compartido con The New York Times, Building Back Together, un grupo dirigido por aliados de Biden, encontró que las preocupaciones económicas y la salud pública eran los temas más importantes, con la inmigración en tercer lugar.
Los altos asesores afirmaron que estaban especialmente contentos de que, al parecer, sus esfuerzos de vacunación hayan rendido frutos, ya que se ha reducido la brecha entre los latinos y los estadounidenses blancos que han recibido la vacuna. A los latinos les ha afectado la pandemia de manera particular, en parte porque conforman una cantidad desproporcionada de los trabajadores esenciales y porque su esperanza de vida está disminuyendo mucho.
“En definitiva es intencionado”, señaló Emmy Ruiz, directora de estrategia política de la Casa Blanca, “en todo lo que hacemos, hay un latino involucrado”.
Es un planteamiento que difiere del pasado. Durante el gobierno de Obama, gran parte del acercamiento venía después de las elecciones intermedias y se enfocaba principalmente en la legislación sobre la atención médica y la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, la cual permitía a los inmigrantes jóvenes que ingresaron al país de manera no autorizada vivir y trabajar en Estados Unidos.
Sin embargo, los esfuerzos no son suficientes para lo que muchos líderes latinos esperan ver, sobre todo a raíz de las elecciones del año pasado, cuando los votos de los latinos tomaron por sorpresa a muchos funcionarios demócratas.
“En este momento se requiere un gran esfuerzo”, comentó Carlos Odio, cofundador de Equis Labs, un grupo de investigación que ha pasado los últimos meses analizando los cambios entre los electores latinos durante el último ciclo electoral. “Me preocupa que exista la creencia de que el año pasado fue anómalo y de que solo tiene que regresar a la normalidad. Eso es inquietante sobre todo si los republicanos regresan a hacer campaña para obtener esos votos”.
Parte del empuje es preventivo, diseñado para asegurar que los votantes latinos reconozcan que los demócratas están al menos tratando de aprobar una revisión de la inmigración.
Hay un amplio apoyo a la legislación para conceder a los dreamers un camino hacia la ciudadanía, incluso entre los republicanos latinos. Incluso entre los votantes latinos que no ven la inmigración como su principal problema, la mayoría dice que no votaría por un candidato que se oponga a dicha legislación, según las encuestas de Building Back Together.
Entre los demócratas latinos, existe la creencia generalizada de que el país está mejorando, incluso para los propios latinos. Pero los republicanos hispanos dicen que la situación en Estados Unidos ha empeorado en el último año, según una encuesta reciente del Pew Research Center.
“Los demócratas están en código rojo: lo ven, lo entienden y se apresuran a poner todas las manos en la masa”, dijo Daniel Garza, director ejecutivo de Libre, un grupo latino conservador.
Los estrategas demócratas, que todavía están lidiando con los resultados de 2020, han culpado a varios factores de las pérdidas: la preocupación por la delincuencia, el miedo al socialismo avivado por la campaña de Trump e incluso el machismo de los hombres latinos.
Para tratar de evitar una nueva caída de apoyos durante las elecciones de mitad de mandato, los comités de campaña demócratas ya invierten millones para instalar organizadores en distritos con gran presencia de latinos en Florida, Texas, Arizona y Georgia.
“Cuando tienes un grupo que es tan nuevo, tan grande y que está creciendo a tasas tan altas, requiere una conversación constante”, dijo Matt Barreto, un encuestador demócrata que se ha centrado en los votantes latinos durante décadas y está involucrado en los esfuerzos de Building Back Together. “Queremos tener años de conversación para que, cuando llegue una campaña, no estemos tratando de gritarle a la gente”.
Jennifer Medina es reportera de política estadounidense que cubrió la campaña presidencial de Estados Unidos de 2020. Originaria del sur de California, anteriormente pasó varios años reporteando sobre la región para la sección National. @jennymedina
Lisa Lerer es una corresponsal política nacional que cubre campañas electorales, votaciones y poder político. @llerer
Source: Elections - nytimes.com