Los comicios en la nación centroamericana están marcados por la exclusión de importantes candidatos y llamados a tomar medidas enérgicas contra la delincuencia.
Guatemala, el país más poblado de Centroamérica, votará este domingo en unas elecciones presidenciales que están dirigiendo el foco de atención a la erosión del Estado de derecho en una nación que se ha convertido en una fuente importante de migración hacia Estados Unidos.
La incipiente democracia del país tras el fin de una guerra civil hace unas cuatro décadas que dejó cientos de miles de personas desaparecidas o muertas —una de las más sangrientas en la historia reciente latinoamericana— ha decaído en años recientes bajo un gobierno cada vez más autoritario.
El poder judicial se ha utilizado como arma arrojadiza y ha forzado al exilio a decenas de jueces y fiscales que se dedicaban a combatir la corrupción. La libertad de prensa también ha recibido ataques: este mes, el editor de un importante periódico que expuso muchos episodios de corrupción fue sentenciado a seis años de prisión tras haber sido acusado de delitos financieros.
El Tribunal Supremo Electoral de Guatemala, un país de 18 millones de habitantes, ha incrementado las preocupaciones sobre los ataques a las normas democráticas tras haber descalificado a varios candidatos presidenciales importantes que eran percibidos como una amenaza a la clase política y económica dominante.
Las tensiones en torno a la inestable democracia de Guatemala han dejado a algunos votantes desilusionados y preguntándose si deberían incluso molestarse en ir a votar.
“Creo que no deberían celebrarse las elecciones”, afirmó Óscar Guillén, de 70 años, quien explicó que tenía planeado dejar su voto en blanco para expresar su descontento.
Los electores todavía podrán elegir entre un nutrido grupo de más de 20 candidatos, ninguno de los cuales se prevé que obtenga una mayoría el domingo, lo que obligaría a ir a una segunda vuelta el 20 de agosto entre los dos primeros lugares.
Las segundas vueltas se han vuelto comunes en Guatemala desde que los acuerdos de paz de 1996 pusieron fin un conflicto interno que duró 36 años y que estuvo marcado por brutales tácticas de contrainsurgencia que resultaron en un genocidio contra la comunidad indígena.
El presidente actual de Guatemala, Alejandro Giammattei, tiene prohibido por ley buscar la reelección. Pero incluso luego de que un aumento pronunciado en los crímenes violentos y un costo de vida extremadamente alto causaron que el mandatario, conservador, sea profundamente impopular, los candidatos líderes en la contienda son de tendencia en general conservadora, lo que sugiere que habrá continuidad con la clase política dominante del país.
La votación no es obligatoria en Guatemala y la tasa de abstención, que casi llegó al 40 por ciento en las últimas elecciones presidenciales en 2019, será observada de cerca como un indicador del descontento entre los electores.
A continuación, lo que debes saber sobre las elecciones de este domingo.
¿Quién se está postulando a la presidencia?
Ninguno de los tres candidatos principales tiene proyectado obtener ni siquiera algo cercano a la mayoría necesaria para ganar en primera vuelta el domingo. En diferentes encuestas, Sandra Torres, una ex primera dama, parece ser la principal candidata, con niveles de apoyo que rondan el 20 por ciento. (Según las encuestas, los números del candidato presidencial del partido de Giammattei rondan cifras bajas de un solo dígito)
Torres, de 67 años, estuvo casada con Álvaro Colom, presidente de Guatemala de 2008 a 2012 y quien falleció este año, a los 71 años de edad. Se divorciaron en 2011, cuando Torres intentó postularse por primera vez a la presidencia, en un intento de sortear una ley que prohíbe que los familiares del presidente puedan presentarse como candidatos.
Torres no logró conseguir la autorización para postularse a la presidencia ese año, pero obtuvo el segundo lugar en las dos elecciones presidenciales más recientes. Después de las elecciones de 2019, fue acusada de cometer violaciones de financiación de campaña y pasó tiempo en arresto domiciliario.
A finales del año pasado, un juez sentenció que no había suficientes pruebas para proceder al juicio de Torres, lo que le permitió volver a postularse. Durante la campaña, ha logrado conseguir el apoyo de su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), el cual está bien arraigado y es ampliamente conocido en Guatemala.
Torres, al igual que sus dos principales rivales, ha expresado admiración hacia la represión a las pandillas ejecutada por el gobierno del país vecino de El Salvador, la cual ha ayudado a disminuir los niveles de violencia, pero también ha planteado preocupaciones referentes a abusos de derechos humanos.
Torres también ha prometido ampliar las transferencias de efectivo y la asistencia alimentaria para las familias de bajos recursos, valiéndose de su experiencia como primera dama, cuando fue el rostro de este tipo de iniciativas populares.
Otra de las principales candidatas, Zury Ríos, de 55 años, es también una figura conocida en la política guatemalteca. Es la hija de Efraín Ríos Montt, quien fue dictador del país a principios de la década de 1980 y que fue condenado por genocidio en 2013 por intentar exterminar a los ixiles, un pueblo maya indígena de Guatemala.
Aunque la evidencia contra su padre fue meticulosamente documentada y detallada en su juicio, Ríos ha negado repetidas veces que haya ocurrido un genocidio. Su partido ultraconservador está liderado por figuras que tienen vínculos con su padre.
Sin embargo, aunque Ríos publicita sus credenciales conservadoras y su fe cristiana evangélica, tiene un historial más matizado como exdiputada del Congreso, donde forjó alianzas en un esfuerzo por obtener la aprobación legislativa para proyectos de ley enfocados a mejorar las condiciones para las mujeres y la comunidad LGBTQ.
Otro de los principales aspirantes a la presidencia es Edmond Mulet, de 72 años, un abogado y experimentado exdiplomático que ha sido el embajador de Guatemala en Estados Unidos y la Unión Europea, así como jefe de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití.
Si bien Mulet ha destacado su experiencia diplomática, también es conocido por su labor como abogado en la década de 1980, cuando fue arrestado en conexión con su trabajo organizando adopciones de niños guatemaltecos por parte de familias canadienses.
Aunque fue puesto en libertad rápidamente y ha negado haber cometido algún delito, Mulet ha tenido que invertir tiempo en la campaña para explicar su participación en este episodio.
En su campaña, Mulet está representando a un partido nuevo que no ocupa ningún escaño en el Congreso, pero que ha forjado una coalición competitiva de candidatos a nivel local y nacional para las elecciones del domingo. Entre sus propuestas se encuentran la creación de una pensión universal, el incremento de salarios policiales y la construcción de una nueva cárcel de máxima seguridad.
¿Cuáles son los principales temas?
Corrupción: Guatemala obtuvo elogios en la última década por sus esfuerzos para reducir la impunidad y la corrupción. Pero esa iniciativa, liderada por una comisión de investigadores internacionales respaldada por la ONU, fue sistemáticamente desmantelada en años recientes cuando los intereses políticos y económicos arraigados comenzaron a acosar a jueces y fiscales anticorrupción y a obligarlos a salir del país.
Según grupos defensores de libertades civiles, la exclusión de candidatos importantes en las elecciones refleja cómo la élite está firmemente reafirmando su poder.
Migración: Los guatemaltecos figuran entre los grupos de migrantes de más rápido crecimiento en Estados Unidos. El número de migrantes que llegan anualmente se ha incrementado cerca de 33 por ciento entre 2010 y 2021, de 830.000 a más de 1,1 millón.
Existen varios factores que impulsan a los guatemaltecos a emigrar, en el que destaca la falta de oportunidades económicas: cerca del 59 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza.
El gobierno de EE. UU. le dio prioridad a la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la democracia en Guatemala y otros países centroamericanos al principio del mandato del presidente Biden, argumentando que eso evitaría que la gente abandonara su tierra natal.
Pero esos esfuerzos han hecho muy poco para prevenir un retroceso de la democracia en la región o para reducir de forma notable el flujo de migrantes.
Delincuencia: Un tema importante durante toda la campaña electoral en Guatemala han sido los llamados a emular la represión a las pandillas realizada por el El Salvador, tras señalar la creciente frustración con los altos niveles de crímenes violentos.
La cantidad de homicidios en Guatemala —impulsada en parte por pandillas poderosas— se incrementó casi 6 por ciento en 2022 con respecto al año anterior, y también ha habido un aumento marcado en el número de víctimas de homicidio que han mostrado señales de tortura. Muchos guatemaltecos citan el temor a la extorsión y el crimen como razones para emigrar.
Source: Elections - nytimes.com