Javier Milei ha dicho que la sociedad es mejor sin Estado. Ahora está a punto de dirigir el de Argentina.
Javier Milei se dio a conocer al público argentino como un personaje combativo de la televisión, con un peinado rebelde y una proclividad a insultar a sus críticos. Por eso, cuando el año pasado anunció su candidatura a las elecciones presidenciales de Argentina, muchos lo consideraron un actor secundario.
El domingo fue electo como el próximo presidente de Argentina, y ahora tiene la misión de sacar a una de las mayores economías de América Latina de una de sus peores crisis.
Muchos argentinos se despertaron el lunes ansiosos, otros esperanzados, pero prácticamente todos tenían dudas sobre lo que les espera.
Quizá la única certeza sobre el futuro político y económico del país era que, en tres semanas, un outsider político de extrema derecha con escasa experiencia en la función pública tomará las riendas de un gobierno que se ha comprometido a trastocar.
En otras palabras, es el momento Donald Trump de Argentina.
Milei, economista libertario y diputado novato, dejó claro en su discurso de victoria del domingo que actuaría con rapidez para modificar el gobierno y la economía. “La situación de la Argentina es crítica”, dijo. “Los cambios que necesita nuestro país son drásticos. No hay lugar para el gradualismo”.
Los mercados aplaudieron su elección, y las acciones y bonos argentinos subieron en las bolsas estadounidenses (el mercado argentino estaba cerrado por un feriado). Incluso sin tener claro lo que puede lograr, los mercados parecen considerarlo una mejor apuesta económica que sus predecesores, en su mayoría de izquierda.
Las políticas económicas fracasadas —incluidos el gasto excesivo, las medidas comerciales proteccionistas, la asfixiante deuda internacional y la impresión de más pesos para pagarla— han llevado al país de 46 millones de habitantes a una caída económica en picada.
La inflación anual ha superado el 140 por ciento, la tercera tasa más alta del mundo, dejando a muchos argentinos dispuestos a gastar o convertir sus pesos a dólares estadounidenses o criptomonedas tan rápido como les sea posible, mientras que el creciente número de pobres del país hace fila en los bancos de alimentos y comedores de beneficencia.
Para solucionarlo, Milei ha propuesto convertir la 22ª economía del mundo en un laboratorio de ideas económicas radicales que en gran medida no se han probado en ningún otro lugar.
Milei, de 53 años, ha dicho que quiere recortar el gasto y los impuestos, privatizar empresas estatales, eliminar 10 de los 18 ministerios federales, pasar las escuelas públicas a un sistema de vouchers, hacer que el sistema público de asistencia a la salud esté basado en seguros, cerrar el banco central y sustituir el peso argentino por el dólar estadounidense.
Se identifica como “anarcocapitalista”, que, según ha dicho, es una corriente libertaria radicalmente librecambista que cree que “la sociedad funciona mucho mejor sin Estado que con Estado”.
Ahora es el jefe del Estado.
“Este es un escenario completamente nuevo en el que nunca hemos estado”, dijo María O’Donnell, periodista política y locutora de radio argentina. “Milei tiene estas ideas tan extravagantes que nunca hemos visto aplicadas en ningún lugar del mundo”.
Ha habido poco consenso entre los economistas sobre el mejor camino a seguir para Argentina, pero pocos habían sugerido el enfoque de Milei antes de que llegara a la escena; y pocos saben qué esperar ahora que estará a cargo.
El lunes por la mañana, Milei empezó a tambalear en algunas de sus promesas electorales. En una entrevista radiofónica, afirmó que la legislación argentina le impediría privatizar la salud y la educación. En otra, cuando se le preguntó por su plan para utilizar el dólar estadounidense, respondió que “la moneda que se elija es la moneda que elijan los argentinos”.
¿Qué significa eso? “No estoy seguro de que lo sepa”, dijo Eduardo Levy Yeyati, economista y profesor argentino.
Levy Yeyati lo interpretó como una señal de que Milei se propondría en primer lugar eliminar la mayoría de las restricciones al comercio de divisas, que el gobierno argentino ha impuesto como parte de su esfuerzo por apuntalar el valor del peso argentino. Otros comentarios de Milei el lunes parecieron apoyar esa idea.
“Argentina ha sido históricamente un laboratorio de ideas extrañas”, dijo Levy Yeyati, pero muchas de ellas nunca se llevan a la práctica debido a la realidad económica y política.
Dijo que cree que ocurrirá lo mismo con Milei, al menos al principio. “Habrá un chequeo de realidad”, dijo. “Se seguirá hablando de la mayoría de estas propuestas, pero será difícil ejecutarlas en el primer año”.
Se espera que Milei tenga que llegar a acuerdos políticos para llevar a cabo sus planes, ya que su partido, con dos años de existencia, apenas controla el 10 por ciento de los escaños del Senado y el 15 por ciento de los de la Cámara de Diputados.
Lo más probable es que para gestionar muchos de esos acuerdos se valga de Mauricio Macri, expresidente de Argentina, un conservador que ha mantenido un amplio control sobre un gran partido político. Ambos se reunieron el domingo por la noche.
Fernando Iglesias, diputado de ese bloque conservador, dijo que él y sus colegas estaban deseosos de ayudar a Milei a arreglar el país. “Es cierto que tiene el hándicap de la inexperiencia”, añadió, “pero tengo la esperanza de que pueda armar un equipo razonable de gobierno y hacer los cambios que necesita el país”.
Aunque muchas de las personas clave de la campaña de Milei carecen también de experiencia de gobierno, ellas lo han presentado como una ventaja, no como un inconveniente, y los votantes han estado de acuerdo.
Una persona que casi con toda seguridad tendrá influencia en el nuevo gobierno es la hermana de Milei, Karina Milei, que dirigió su campaña y a quien él ha descrito como su asesora más importante.
En una entrevista televisiva de 2021, llegó a compararla con Moisés, la figura bíblica portadora del mensaje de Dios. “Kari es Moisés”, dijo con lágrimas en los ojos. “Yo soy el divulgador, nada más”.
Karina Milei ha sido un enigma en Argentina, siempre presente al lado de Milei pero sin hablar casi nunca en público. No se sabe mucho de su pasado, más allá de informes no confirmados en los medios de comunicación argentinos de que estudió relaciones públicas en la universidad, dirigió un negocio de cupcakes y fue copropietaria de una tienda de neumáticos. La campaña de Milei dijo que ella ayudaría en la transición.
Milei anunció el lunes que su ministro de Justicia sería Mariano Cúneo Libarona, un abogado convertido en comentarista de televisión que saltó a la fama por defender a famosos, incluido el representante de la estrella del fútbol Diego Maradona en un caso de drogas en 1996.
Su nueva ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, economista, declaró a la prensa que uno de los principales objetivos del gobierno en política exterior sería poner fin a la mayoría de las regulaciones sobre importaciones y exportaciones. También dijo que Argentina probablemente no entraría en el club BRICS de naciones emergentes, como se había anunciado en agosto.
“No entendemos, con la información pública de la cual se dispone ahora, cuál sería la ventaja para Argentina”, dijo a los periodistas en el mitin de la victoria de Milei el domingo. “Si ustedes me pueden explicar a mí qué son las BRICS, aprovecho y aprendo”.
La compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, ha pasado gran parte de su carrera dirigiendo una organización que reconoce a las víctimas de atentados perpetrados por guerrillas izquierdistas, que los militares argentinos utilizaron como justificación de su sangrienta dictadura de 1976 a 1983.
Villarruel, que procede de una familia de militares argentinos, lleva mucho tiempo asegurando que se han exagerado las atrocidades de la dictadura, al afirmar que desaparecieron 8500 personas, a pesar de que los archivos desclasificados muestran que incluso los militares admitieron, a solo dos años de su gobierno, que la cifra era de 22.000.
Villarruel y Milei fueron elegidos juntos para la Cámara de Diputados de Argentina en 2021, los dos primeros escaños que consiguió su partido, La Libertad Avanza.
Milei ha pasado poco tiempo en el Congreso desde entonces, y propuso su primer proyecto de ley apenas a principios de este mes, al pedir al gobierno que haga más para traer a casa a los aproximadamente 25 argentinos retenidos como rehenes por Hamás.
En todo el país, los argentinos estaban aturdidos el lunes al pensar sobre lo que Milei podría traer, tanto bueno como malo.
Micaela Sánchez, de 31 años, actriz y profesora de teatro, dijo que ella y muchos amigos estaban preocupados por las promesas de Milei de modificar el gobierno, su historial de ataques a adversarios políticos y sus comentarios restando importancia a las atrocidades de la dictadura.
“Es realmente un panorama desolador y aterrador para todas las personas que trabajamos en la cultura, que trabajamos con gente, para quienes educamos, para quienes están en salud”, comentó. “Lo único que puedo decir es que estoy muy asustada y muy triste”.
Pero Yhoel Saldania, de 27 años, propietario de una tienda, dijo que mantener a Argentina como está habría sido mucho más arriesgado que apostar por Milei. “Los otros gobiernos prometen y prometen, y nada cambia”, dijo. “Queremos un cambio de verdad”.
Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía en Brasil, que abarca Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Anteriormente reportó de tecnología desde San Francisco y, antes de integrarse al Times en 2018, trabajó siete años en The Wall Street Journal. Más de Jack Nicas
Source: Elections - nytimes.com