Con dos guerras persistentes y la incertidumbre de 50 elecciones nacionales, la inestabilidad financiera podría agravarse en todo el mundo.
Los ataques al tráfico marítimo indispensable en los estrechos del mar Rojo por parte de una decidida banda de militantes en Yemen —una repercusión de la guerra entre Israel y Hamás en la franja de Gaza— le está inyectando otra dosis de inestabilidad a una economía mundial que está batallando con las tensiones geopolíticas en aumento.
El riesgo de escalada del conflicto en Medio Oriente es la última de una serie de crisis impredecibles, como la pandemia del COVID-19 y la guerra en Ucrania, que han ocasionado profundas heridas a la economía mundial, la han desviado de su curso y le han dejado cicatrices.
Por si fuera poco, hay más inestabilidad en el horizonte debido a la oleada de elecciones nacionales cuyas repercusiones podrían ser profundas y prolongadas. Más de dos mil millones de personas en unos 50 países —entre ellos India, Indonesia, México, Sudáfrica, Estados Unidos y los 27 países del Parlamento Europeo— acudirán a las urnas el año entrante. En total, los participantes en la olimpiada electoral de 2024 dan cuenta del 60 por ciento de la producción económica mundial.
En las democracias sólidas, los comicios se están llevando a cabo en un momento en que va en aumento la desconfianza en el gobierno, los electores están muy divididos y hay una ansiedad profunda y constante por las perspectivas económicas
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Source: Elections - nytimes.com