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    Can an ‘Anarcho-Capitalist’ President Save Argentina’s Economy?

    Carlos Prieto, Rachelle Bonja and M.J. Davis Lin and Marion Lozano and Listen and follow The DailyApple Podcasts | Spotify | Amazon MusicWarning: this episode contains strong language.With Argentina again in the midst of an economic crisis, Argentine voters turned to Javier Milei, a far-right libertarian who has drawn comparisons to Donald J. Trump.Jack Nicas, who covers South America for The New York Times, discusses Argentina’s incoming president, and his radical plan to remake the country’s economy.On today’s episodeJack Nicas, the Brazil bureau chief for The New York Times.In his first decree as president of Argentina, Javier Milei cut the number of government ministries from 18 to nine.Sarah Pabst for The New York TimesBackground readingArgentina’s incoming president is a libertarian economist whose brash style and embrace of conspiracy theories has parallels with those of Donald J. Trump.Argentina braces itself for an “anarcho-capitalist” in charge.There are a lot of ways to listen to The Daily. Here’s how.We aim to make transcripts available the next workday after an episode’s publication. You can find them at the top of the page.Jack Nicas More

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    La lección más importante de la victoria de Javier Milei

    La elección como presidente de Argentina de Javier Milei —un personaje peculiar, fanfarrón de cabello indomable, con cinco mastines clonados y una costumbre de comunión psíquica con la difunta mascota que les dio origen— ha suscitado un gran debate sobre la verdadera naturaleza del populismo de derecha en nuestra era de descontento general.En Milei hay muchas manifestaciones de una política trumpiana: la energía extravagante y poco convencional, la crítica a las élites corruptas, los ataques a la izquierda, el apoyo de los conservadores sociales y religiosos. Al mismo tiempo, en política económica es mucho más un libertario doctrinario que un mercantilista o populista al estilo Trump, es una versión más extrema de Barry Goldwater y Paul Ryan que un defensor del gasto público y los aranceles. Mientras que el movimiento al que derrotó, la formación peronista que gobernó Argentina durante la mayor parte del siglo XXI, es de hecho más nacionalista y populista en lo económico, pues llegó al poder tras la crisis financiera de 2001 que puso fin al experimento más notable de Argentina con la economía neoliberal.La divergencia entre Trump y Milei puede interpretarse de varias maneras. Una lectura es que el estilo del populismo de derecha es la esencia del asunto, que su sustancia política es negociable siempre que presente figuras que prometan el renacimiento nacional y encarnen algún tipo de rebelión bufonesca, por lo general masculina, contra las normas del progresismo cultural.Otra lectura es que, sí, la política es bastante negociable, pero en realidad hay profundas afinidades ideológicas entre el nacionalismo económico de derecha y lo que podría llamarse paleolibertarismo, a pesar de que no coinciden en cuestiones específicas. En términos estadounidenses, esto significa que el trumpismo lo anticiparon de diferentes maneras Ross Perot y Ron Paul; en términos globales, significa que cabe esperar que los partidos de la derecha populista se muevan constantemente entre tendencias de regulación y libertarias, dependiendo del contexto económico y de los vaivenes políticos.He aquí una tercera interpretación: mientras que el descontento popular debilitó el consenso neoliberal de las décadas de 1990 y 2000 en todo el mundo desarrollado, la era del populismo está creando alineamientos muy distintos en la periferia latinoamericana que en el núcleo euro-estadounidense.En Europa Occidental y Estados Unidos, ahora se ve de manera sistemática a un partido de centroizquierda de las clases profesionales enfrentarse a una coalición populista y de la clase trabajadora de derecha. Los partidos de centroizquierda se han vuelto más progresistas en política económica en comparación con la era de Bill Clinton y Tony Blair, pero se han movido mucho más a la izquierda en cuestiones culturales, sin perder su liderazgo influyente y meritocrático, su sabor neoliberal. Y, en su mayoría, han sido capaces de contener, derrotar o cooptar a aspirantes de izquierda más radicales: Joe Biden al superar a Bernie Sanders en las elecciones primarias demócratas de 2020, Keir Starmer al marginar al corbynismo en el Partido Laborista británico y Emmanuel Macron al forzar a los izquierdistas franceses a votar a su favor en la segunda vuelta contra Marine Le Pen con la estrategia del menor de los males.Por su parte, la derecha populista ha conseguido muchas veces moderar sus impulsos libertarios para apartar a los votantes de clase baja de la coalición progresista, dando lugar a una política de centroderecha que suele favorecer ciertos tipos de proteccionismo y redistribución. Eso podría significar una defensa trumpiana de los programas de prestaciones sociales, los tibios intentos de los conservadores de Boris Johnson de invertir en el desatendido norte de Inglaterra o el gasto en prestaciones familiares de Viktor Orbán en Hungría, así como la recién desbancada coalición populista en Polonia.Te puedes imaginar que el abismo entre estas dos coaliciones mantendrá a Occidente en un estado de crisis latente, en especial teniendo en cuenta la personalidad de Trump, tan propensa a las crisis. Pero también es posible imaginar un futuro en el que este orden se estabilice y normalice un poco y la gente deje de hablar de un terremoto cada vez que un populista asciende al poder o de que la democracia se salva cada vez que un partido del establishment gana unas elecciones.La situación es muy distinta en América Latina. Allí el consenso neoliberal siempre fue más endeble, el centro más frágil, y por ende la era de la rebelión populista ha creado una polarización más clara entre quien esté más a la izquierda y más a la derecha (con la izquierda culturalmente progresista, pero por lo general más expresamente socialista que Biden, Starmer o Macron y la derecha culturalmente tradicional, pero por lo general más libertaria que Trump, Orbán o Le Pen).La nueva alineación en Argentina, con su libertario revolucionario que supera a una izquierda populista-nacionalista, es un ejemplo de este patrón; la contienda entre Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro en Brasil el año pasado fue otro. Pero los recientes vaivenes de la política chilena son de especial interés. A principios de la década de 2010, Chile parecía tener un entorno político más o menos estable, con un partido de centroizquierda que gobernaba a través de una Constitución favorable al mercado y una oposición de centroderecha que luchaba por distanciarse de la dictadura de Pinochet. Entonces, las protestas populares echaron por tierra este orden y crearon un giro abrupto hacia la izquierda, además de un intento de imponer una nueva Constitución de izquierda que, a su vez, provocó una reacción adversa, que dejó al país dividido entre un impopular gobierno de izquierda encabezado por un antiguo activista estudiantil y una oposición de derecha en ascenso temporal liderada por un apologista de Pinochet.En cada caso, en relación con las divisiones de Francia y Estados Unidos, se observa un centro más débil y una polarización más profunda entre extremos populistas rivales. Y ahora, si la cuestión para América Latina es qué tan estable será la propia democracia en condiciones tan polarizadas, la cuestión para Europa y Estados Unidos es si la situación argentina o chilena es un presagio de su propio futuro. Tal vez no de inmediato, pero sí después de una nueva ronda de rebeliones populistas, que podría aguardar más allá de alguna crisis o catástrofe o simplemente al otro lado del cambio demográfico.En tal futuro, figuras como Biden, Starmer y Macron ya no podrían gestionar coaliciones de gobierno y la iniciativa en la izquierda pasaría a partidos más radicales como Podemos en España o los Verdes en Alemania, a los progresistas al estilo de Alexandria Ocasio-Cortez en el Congreso de Estados Unidos, a cualquier tipo de política que surja del encuentro entre la izquierda europea y las crecientes poblaciones árabes y musulmanas del continente. Esto daría a la derecha populista la oportunidad de prometer estabilidad y reclamar el centro, pero también crearía incentivos para que la derecha se radicalice aún más, lo que produciría mayores oscilaciones ideológicas cada vez que perdiera una coalición en el poder.Esta es, en cierto modo, la lección más clara de la victoria aplastante de Milei: si no se puede alcanzar la estabilidad tras una ronda de convulsiones populistas, no hay límites inherentes a lo desenfrenado que puede llegar a ser el siguiente ciclo de rebelión.Ross Douthat es columnista de opinión del Times desde 2009. Es autor, más recientemente, de The Deep Places: A Memoir of Illness and Discovery. @DouthatNYT • Facebook More

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    Has Latin America Found Its Trump in Javier Milei?

    The election of Javier Milei, a wild-haired showboating weirdo with five cloned mastiffs and a habit of psychic communion with their departed pet of origin, as president of Argentina has inspired a lot of discussion about the true nature of right-wing populism in our age of general discontent.Milei has many of the signifiers of a Trumpian politics: the gonzo energy, the criticism of corrupt elites and the rants against the left, the support from social and religious conservatives. At the same time, on economic policy he is much more of a doctrinaire libertarian than a Trump-style mercantilist or populist, a more extreme version of Barry Goldwater and Paul Ryan rather than a defender of entitlement spending and tariffs. Whereas the party that he defeated, the Peronist formation that has governed Argentina for most of the 21st century, is actually more economically nationalist and populist, having ascended in the aftermath of the 2001 financial crisis that ended Argentina’s most notable experiment with neoliberal economics.You can interpret the Trump-Milei divergence in several ways. One reading is that the style of right-wing populism is the essence of the thing, that its policy substance is negotiable so long as it puts forward figures who promise national rebirth and embody some kind of clownish, usually masculine rebellion against the norms of cultural progressivism.Another reading is that, yes, the policy is somewhat negotiable but there are actually deep ideological affinities between right-wing economic nationalism and what might be called paleolibertarianism, despite their disagreement on specific issues. In American terms, this means that Trumpism was anticipated in different ways by Ross Perot and Ron Paul; in global terms, it means that we should expect the parties of the populist right to move back and forth between dirigiste and libertarian tendencies, depending on the economic context and political winds.Here is a third interpretation: While popular discontents have undermined the neoliberal consensus of the 1990s and 2000s all across the developed world, the age of populism is creating very different alignments in the Latin American periphery than in the Euro-American core.In Western Europe and the United States, you now consistently see a center-left party of the professional classes facing off against a populist and working-class coalition on the right. The center-left parties have become more progressive on economic policy relative to the era of Bill Clinton and Tony Blair, but they have moved much more sharply left on cultural issues while retaining their mandarin and meritocratic leadership, their neoliberal flavor. And they have mostly been able to contain, defeat or co-opt more radical left-wing challengers — Joe Biden by overcoming Bernie Sanders in the 2020 Democratic primaries, Keir Starmer by marginalizing Corbynism in Britain’s Labour Party, Emmanuel Macron by forcing French leftists to cast a lesser-of-two-evils ballot in his favor in his runoffs against Marine Le Pen.The populist right, meanwhile, has often found success by moderating its libertarian impulses in order to woo downscale voters away from the progressive coalition, yielding a right-of-center politics that usually favors certain kinds of protectionism and redistribution. That could mean a Trumpian defense of entitlement programs, the halfhearted attempts by Boris Johnson’s Tories to invest in the neglected north of England or the spending on family benefits that you see from Viktor Orban in Hungary and the recently unseated populist coalition in Poland.You can imagine the gulf between these two coalitions keeping the West in a state of simmering near crisis — especially with Trump’s crisis-courting personality in the mix. But you can also imagine a future in which this order stabilizes and normalizes somewhat and people stop talking about an earthquake every time a populist wins power or democracy being saved every time an establishment party wins an election.The situation is quite different in Latin America. There the neoliberal consensus was always weaker, the center more fragile, and so the age of populist rebellion has created a clearer polarization between further left and further right — with the left culturally progressive but usually more avowedly socialist than Biden, Starmer or Macron and the right culturally traditional but usually more libertarian than Trump, Orban or Le Pen.The new alignment in Argentina, with its libertarian revolutionary overcoming a populist-nationalist left, is one example of this pattern; the contest between Luiz Inácio Lula da Silva and Jair Bolsonaro in Brazil last year was another. But the recent swings in Chilean politics are especially instructive. In the early 2010s Chile seemed to have a relatively stable political environment, with a center-left party governing through a market-friendly Constitution and a center-right opposition at pains to distance itself from the Pinochet dictatorship. Then popular rebellions cast this order down, creating a wild yaw leftward and an attempt to impose a new left-wing Constitution that yielded backlash in its turn — leaving the country divided between an unpopular left-wing government headed by a former student activist and a temporarily ascendant right-wing opposition led by a Pinochet apologist.In each case, relative to the divides of France and the United States, you see a weaker center and a deeper polarization between competing populist extremes. And if the question for Latin America now is how stable democracy itself will be under such polarized conditions, the question for Europe and America is whether the Argentine or Chilean situation is a harbinger of their own futures. Perhaps not immediately but after a further round of populist rebellions, which could await beyond some crisis or disaster or simply on the far side of demographic change.In such a future, figures like Biden and Starmer and Macron would no longer be able to manage governing coalitions, and the initiative on the left would pass to more radical parties like Podemos in Spain or the Greens in Germany, to Alexandria Ocasio-Cortezan progressives in the U.S. Congress, to whatever kind of politics emerges from the encounter between the European left and the continent’s growing Arab and Muslim populations. This would give the populist right an opportunity to promise stability and claim the center — but it would also create incentives for the right to radicalize further, yielding bigger ideological swings every time an incumbent coalition lost.Which is, in a way, the clearest lesson of Milei’s thumping victory: If you can’t reach stability after one round of populist convulsion, there’s no inherent limit on how wild the next cycle of rebellion might get.The Times is committed to publishing a diversity of letters to the editor. We’d like to hear what you think about this or any of our articles. Here are some tips. And here’s our email: letters@nytimes.com.Follow The New York Times Opinion section on Facebook, Twitter (@NYTOpinion) and Instagram. More

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    Argentina se prepara para un presidente ‘anarcocapitalista’

    Javier Milei ha dicho que la sociedad es mejor sin Estado. Ahora está a punto de dirigir el de Argentina.Javier Milei se dio a conocer al público argentino como un personaje combativo de la televisión, con un peinado rebelde y una proclividad a insultar a sus críticos. Por eso, cuando el año pasado anunció su candidatura a las elecciones presidenciales de Argentina, muchos lo consideraron un actor secundario.El domingo fue electo como el próximo presidente de Argentina, y ahora tiene la misión de sacar a una de las mayores economías de América Latina de una de sus peores crisis.Muchos argentinos se despertaron el lunes ansiosos, otros esperanzados, pero prácticamente todos tenían dudas sobre lo que les espera.Quizá la única certeza sobre el futuro político y económico del país era que, en tres semanas, un outsider político de extrema derecha con escasa experiencia en la función pública tomará las riendas de un gobierno que se ha comprometido a trastocar.En otras palabras, es el momento Donald Trump de Argentina.Milei, economista libertario y diputado novato, dejó claro en su discurso de victoria del domingo que actuaría con rapidez para modificar el gobierno y la economía. “La situación de la Argentina es crítica”, dijo. “Los cambios que necesita nuestro país son drásticos. No hay lugar para el gradualismo”.Los mercados aplaudieron su elección, y las acciones y bonos argentinos subieron en las bolsas estadounidenses (el mercado argentino estaba cerrado por un feriado). Incluso sin tener claro lo que puede lograr, los mercados parecen considerarlo una mejor apuesta económica que sus predecesores, en su mayoría de izquierda.Las políticas económicas fracasadas —incluidos el gasto excesivo, las medidas comerciales proteccionistas, la asfixiante deuda internacional y la impresión de más pesos para pagarla— han llevado al país de 46 millones de habitantes a una caída económica en picada.La inflación anual ha superado el 140 por ciento, la tercera tasa más alta del mundo, dejando a muchos argentinos dispuestos a gastar o convertir sus pesos a dólares estadounidenses o criptomonedas tan rápido como les sea posible, mientras que el creciente número de pobres del país hace fila en los bancos de alimentos y comedores de beneficencia.Personas recogiendo productos descartados frente al mercado central de Buenos Aires. La inflación anual ha superado el 140 por ciento; es la tercera tasa más alta del mundo.Tomas Cuesta/Getty ImagesPara solucionarlo, Milei ha propuesto convertir la 22ª economía del mundo en un laboratorio de ideas económicas radicales que en gran medida no se han probado en ningún otro lugar.Milei, de 53 años, ha dicho que quiere recortar el gasto y los impuestos, privatizar empresas estatales, eliminar 10 de los 18 ministerios federales, pasar las escuelas públicas a un sistema de vouchers, hacer que el sistema público de asistencia a la salud esté basado en seguros, cerrar el banco central y sustituir el peso argentino por el dólar estadounidense.Se identifica como “anarcocapitalista”, que, según ha dicho, es una corriente libertaria radicalmente librecambista que cree que “la sociedad funciona mucho mejor sin Estado que con Estado”.Ahora es el jefe del Estado.“Este es un escenario completamente nuevo en el que nunca hemos estado”, dijo María O’Donnell, periodista política y locutora de radio argentina. “Milei tiene estas ideas tan extravagantes que nunca hemos visto aplicadas en ningún lugar del mundo”.Ha habido poco consenso entre los economistas sobre el mejor camino a seguir para Argentina, pero pocos habían sugerido el enfoque de Milei antes de que llegara a la escena; y pocos saben qué esperar ahora que estará a cargo.El lunes por la mañana, Milei empezó a tambalear en algunas de sus promesas electorales. En una entrevista radiofónica, afirmó que la legislación argentina le impediría privatizar la salud y la educación. En otra, cuando se le preguntó por su plan para utilizar el dólar estadounidense, respondió que “la moneda que se elija es la moneda que elijan los argentinos”.¿Qué significa eso? “No estoy seguro de que lo sepa”, dijo Eduardo Levy Yeyati, economista y profesor argentino.Levy Yeyati lo interpretó como una señal de que Milei se propondría en primer lugar eliminar la mayoría de las restricciones al comercio de divisas, que el gobierno argentino ha impuesto como parte de su esfuerzo por apuntalar el valor del peso argentino. Otros comentarios de Milei el lunes parecieron apoyar esa idea.El Banco Central de Argentina en Buenos Aires. Milei ha dicho que le gustaría sustituir el peso argentino por el dólar estadounidense.Agustin Marcarian/Reuters“Argentina ha sido históricamente un laboratorio de ideas extrañas”, dijo Levy Yeyati, pero muchas de ellas nunca se llevan a la práctica debido a la realidad económica y política.Dijo que cree que ocurrirá lo mismo con Milei, al menos al principio. “Habrá un chequeo de realidad”, dijo. “Se seguirá hablando de la mayoría de estas propuestas, pero será difícil ejecutarlas en el primer año”.Se espera que Milei tenga que llegar a acuerdos políticos para llevar a cabo sus planes, ya que su partido, con dos años de existencia, apenas controla el 10 por ciento de los escaños del Senado y el 15 por ciento de los de la Cámara de Diputados.Lo más probable es que para gestionar muchos de esos acuerdos se valga de Mauricio Macri, expresidente de Argentina, un conservador que ha mantenido un amplio control sobre un gran partido político. Ambos se reunieron el domingo por la noche.Fernando Iglesias, diputado de ese bloque conservador, dijo que él y sus colegas estaban deseosos de ayudar a Milei a arreglar el país. “Es cierto que tiene el hándicap de la inexperiencia”, añadió, “pero tengo la esperanza de que pueda armar un equipo razonable de gobierno y hacer los cambios que necesita el país”.Aunque muchas de las personas clave de la campaña de Milei carecen también de experiencia de gobierno, ellas lo han presentado como una ventaja, no como un inconveniente, y los votantes han estado de acuerdo.Una persona que casi con toda seguridad tendrá influencia en el nuevo gobierno es la hermana de Milei, Karina Milei, que dirigió su campaña y a quien él ha descrito como su asesora más importante.En una entrevista televisiva de 2021, llegó a compararla con Moisés, la figura bíblica portadora del mensaje de Dios. “Kari es Moisés”, dijo con lágrimas en los ojos. “Yo soy el divulgador, nada más”.Karina Milei ha sido un enigma en Argentina, siempre presente al lado de Milei pero sin hablar casi nunca en público. No se sabe mucho de su pasado, más allá de informes no confirmados en los medios de comunicación argentinos de que estudió relaciones públicas en la universidad, dirigió un negocio de cupcakes y fue copropietaria de una tienda de neumáticos. La campaña de Milei dijo que ella ayudaría en la transición.La hermana de Javier Milei, Karina, saliendo de un hotel de Buenos Aires el lunes. Ella dirigió la campaña de su hermano y se espera que también lo haga con la transición.Luis Robayo/Agence France-Presse — Getty ImagesMilei anunció el lunes que su ministro de Justicia sería Mariano Cúneo Libarona, un abogado convertido en comentarista de televisión que saltó a la fama por defender a famosos, incluido el representante de la estrella del fútbol Diego Maradona en un caso de drogas en 1996.Su nueva ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, economista, declaró a la prensa que uno de los principales objetivos del gobierno en política exterior sería poner fin a la mayoría de las regulaciones sobre importaciones y exportaciones. También dijo que Argentina probablemente no entraría en el club BRICS de naciones emergentes, como se había anunciado en agosto.“No entendemos, con la información pública de la cual se dispone ahora, cuál sería la ventaja para Argentina”, dijo a los periodistas en el mitin de la victoria de Milei el domingo. “Si ustedes me pueden explicar a mí qué son las BRICS, aprovecho y aprendo”.La compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, ha pasado gran parte de su carrera dirigiendo una organización que reconoce a las víctimas de atentados perpetrados por guerrillas izquierdistas, que los militares argentinos utilizaron como justificación de su sangrienta dictadura de 1976 a 1983.Villarruel, que procede de una familia de militares argentinos, lleva mucho tiempo asegurando que se han exagerado las atrocidades de la dictadura, al afirmar que desaparecieron 8500 personas, a pesar de que los archivos desclasificados muestran que incluso los militares admitieron, a solo dos años de su gobierno, que la cifra era de 22.000.Villarruel y Milei fueron elegidos juntos para la Cámara de Diputados de Argentina en 2021, los dos primeros escaños que consiguió su partido, La Libertad Avanza.Milei ha pasado poco tiempo en el Congreso desde entonces, y propuso su primer proyecto de ley apenas a principios de este mes, al pedir al gobierno que haga más para traer a casa a los aproximadamente 25 argentinos retenidos como rehenes por Hamás.Simpatizantes de Milei celebrando en Buenos Aires el domingo por la noche. Los argentinos estaban aturdidos el lunes al pensar sobre lo que Milei podría traer, tanto lo positivo como lo negativo.Adriano Machado/ReutersEn todo el país, los argentinos estaban aturdidos el lunes al pensar sobre lo que Milei podría traer, tanto bueno como malo.Micaela Sánchez, de 31 años, actriz y profesora de teatro, dijo que ella y muchos amigos estaban preocupados por las promesas de Milei de modificar el gobierno, su historial de ataques a adversarios políticos y sus comentarios restando importancia a las atrocidades de la dictadura.“Es realmente un panorama desolador y aterrador para todas las personas que trabajamos en la cultura, que trabajamos con gente, para quienes educamos, para quienes están en salud”, comentó. “Lo único que puedo decir es que estoy muy asustada y muy triste”.Pero Yhoel Saldania, de 27 años, propietario de una tienda, dijo que mantener a Argentina como está habría sido mucho más arriesgado que apostar por Milei. “Los otros gobiernos prometen y prometen, y nada cambia”, dijo. “Queremos un cambio de verdad”.Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía en Brasil, que abarca Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Anteriormente reportó de tecnología desde San Francisco y, antes de integrarse al Times en 2018, trabajó siete años en The Wall Street Journal. Más de Jack Nicas More

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    Javier Milei’s Presidential Win Is Argentina’s Donald Trump Moment

    Javier Milei has said that society is better without government. Now he is about to run Argentina’s.Javier Milei was first introduced to the Argentine public as a combative television personality with an unruly hairdo and a tendency to insult his critics. So when he entered Argentina’s presidential race last year, he was viewed by many as a sideshow.On Sunday, he was elected Argentina’s next president, and is now tasked with guiding one of Latin America’s largest economies out of one of its worst economic crises.Many Argentines awoke on Monday anxious, others hopeful, but just about everyone was uncertain about what lay ahead.Perhaps the only certainty about the country’s political and economic future was that, in three weeks, a far-right political outsider with little governing experience was set to take the reins of a government that he has vowed to upend.In other words, it is Argentina’s Donald Trump moment.Mr. Milei, a libertarian economist and freshman congressman, made clear in his victory speech on Sunday that he would move fast to overhaul the government and economy. “Argentina’s situation is critical,” he said. “The changes that our country needs are drastic. There is no place for gradualism.”Markets cheered his election, with Argentine stocks and bonds rising on U.S. exchanges (the Argentine market was closed for a holiday). Even without clarity on what he can accomplish, markets appear to view him as a better economic bet than his mostly leftist predecessors.Failed economic policies — including overspending, protectionist trade measures, suffocating international debt and the printing of more pesos to pay for it — have sent the nation of 46 million people into an economic tailspin.Annual inflation has surpassed 140 percent, the world’s third highest rate, leaving many residents rushing to spend or convert their pesos to U.S. dollars or cryptocurrencies as quickly as they can, while the country’s growing number of poor increasingly line up at food banks and soup kitchens.People collecting discarded produce outside the central market in Buenos Aires. Annual inflation has surpassed 140 percent, the world’s third highest rate.Tomas Cuesta/Getty ImagesTo fix it, Mr. Milei has proposed turning the world’s 22nd largest economy into a laboratory for radical economic ideas that have largely been untested elsewhere. Mr. Milei, 53, has said he wants to slash spending and taxes, privatize state companies, eliminate 10 of the 18 federal ministries, move public schools to a voucher system, make the public health care system insurance-based, close the nation’s central bank and replace the Argentine peso with the U.S. dollar.He identifies as an “anarcho-capitalist,” which, he has said, is a radically free-market strain of libertarianism that believes “society functions much better without a state than with a state.”Now he is the head of the state.“This is a completely new scenario we’ve never been in,” said María O’Donnell, an Argentine political journalist and radio host. “Milei has these very extravagant ideas we’ve never seen implemented anywhere in the world.”There has been little consensus among economists over the best path ahead for Argentina, but few had suggested Mr. Milei’s approach before he arrived on the scene — and few know what to expect now that he is in charge.On Monday morning, Mr. Milei already began to wobble on some of his campaign pledges. In one radio interview, he said Argentine law would restrict him from privatizing health care and education. In another, when asked about his plan to use the U.S. dollar, he responded that “the currency we adopt will be the currency that Argentines choose.”What does that mean? “I’m not sure he knows,” said Eduardo Levy Yeyati, an Argentine economist and professor.Mr. Levy Yeyati interpreted it as a sign that Mr. Milei would first aim to eliminate most restrictions on trading foreign currencies, which the Argentine government has restricted as part of its effort to prop up the value of the Argentine peso. Mr. Milei’s other comments on Monday appeared to support that idea.The Central Bank of Argentina in Buenos Aires. Mr. Milei has said he would like to replace the Argentine peso with the U.S. dollar.Agustin Marcarian/Reuters“Argentina has historically been a laboratory for weird ideas,” Mr. Levy Yeyati said, but many are never implemented because of economic and political realities.He said that he believes the same will happen with Mr. Milei, at least at first. “There will be a reality check,” he said. “Most of these proposals will still be talked about, but it will be hard to implement them in the first year.”Mr. Milei is expected to have to make political deals to carry out his plans, as his two-year-old political party controls just 10 percent of the seats in Argentina’s Senate and 15 percent in its lower house of Congress.He will most likely broker many of those deals with Mauricio Macri, Argentina’s former president, a conservative who has retained broad control over a large political party. The two met on Sunday night.Fernando Iglesias, a congressman from that conservative bloc, said that he and his colleagues were eager to help Mr. Milei fix the nation. “It’s true that he has the handicap of inexperience,” he added, “but I’m hopeful that he can put together a reasonable governing team to make the changes the country needs.”While many key people in Mr. Milei’s campaign also lack much governing experience, they have pitched that as an asset, not a liability, and many voters agreed.One person who will almost certainly have influence in the new government is Mr. Milei’s sister, Karina Milei, who ran his campaign and whom he has described as his most important adviser.In a 2021 television interview, he even compared her to Moses, the biblical figure bearing the message of God. “Kari is Moses,” he said with tears in his eyes. “I’m the one spreading the word.”Ms. Milei has been an enigma in Argentina, always present at Mr. Milei’s side but almost never speaking publicly. Not much is known about her past, beyond unconfirmed reports in the Argentine news media that she studied public relations in college, ran a cupcake business and co-owned a tire shop. Mr. Milei’s campaign said she would help run the transition.Mr. Milei’s sister, Karina Milei, leaving a hotel in Buenos Aires on Monday. Ms. Milei ran her brother’s campaign and is expected to run the transition.Luis Robayo/Agence France-Presse — Getty ImagesMr. Milei announced Monday that his justice minister would be Mariano Cúneo Libarona, a lawyer turned television pundit who rose to prominence defending celebrities, including in a 1996 drug case when he represented the soccer star Diego Maradona’s manager.His new foreign minister, Diana Mondino, an economist, told reporters that one of the government’s main foreign policy goals was to end most regulations on imports and exports. She also said that Argentina would likely not enter the BRICS club of emerging nations, as had been announced in August.“We don’t understand, with the public information available now, what the advantage would be for Argentina,” she told reporters at Mr. Milei’s victory rally on Sunday. “If you all can explain to me what the BRICS are, I’ll take advantage and learn.”Mr. Milei’s running mate, Victoria Villarruel, has spent much of her career running an organization that recognizes victims of attacks carried out by leftist guerrillas, which Argentina’s military used as justification for its bloody dictatorship from 1976 to 1983.Ms. Villarruel, who comes from an Argentine military family, has long claimed that the atrocities of the dictatorship have been overstated, claiming that 8,500 people disappeared despite declassified records showing that even the military admitted, just two years into its rule, that the number was 22,000.Ms. Villarruel and Mr. Milei were elected to Argentina’s lower house of Congress together in 2021, the first two seats for their Liberty Advances party.Mr. Milei has spent little time in Congress since, proposing his first bill just earlier this month, calling on the government to do more to bring home the roughly 25 Argentines held hostage by Hamas.Supporters of Mr. Milei celebrating in Buenos Aires on Sunday night. Argentines were reeling on Monday with what Mr. Milei could bring, both good and bad.Adriano Machado/ReutersAcross the country, Argentines were reeling on Monday with what Mr. Milei could bring, both good and bad.Micaela Sánchez, 31, an actress and drama teacher, said she and many friends were worried by Mr. Milei’s pledges to overhaul the government, his history of attacking political adversaries and his comments downplaying the atrocities of the dictatorship.“It’s really a bleak and frightening panorama for all of us who work in culture, who work with people, for those who educate, and for those in health care,” she said. “The only thing I can say is that I’m very scared and very sad.”But Yhoel Saldania, 27, a shop owner, said keeping Argentina as it is would have been far riskier than taking a bet on Mr. Milei. “The other governments promise and promise, and nothing ever changes,” he said. “We want a change that’s real.” More

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    Argentina Elects Javier Milei in Victory for Far Right

    Argentina’s next president is a libertarian economist whose brash style and embrace of conspiracy theories has parallels with those of Donald J. Trump.Argentines on Sunday chose Javier Milei, a far-right libertarian who has drawn comparisons to Donald J. Trump, as their next president, a lurch to the right for a nation struggling under an economic crisis and a sign of the enduring strength of the global far right.Mr. Milei, 53, an economist and former television personality with virtually no political experience, burst onto the traditionally closed Argentine political scene with a brash style, an embrace of conspiracy theories and a series of extreme proposals that he says are needed to upend a broken economy and government.Mr. Milei drew 56 percent of the vote, with 95 percent of the ballots counted, defeating Sergio Massa, Argentina’s center-left economy minister, who had 44 percent. Mr. Massa, 51, conceded defeat even before official results were released.Mr. Milei has pledged to slash spending and taxes, close Argentina’s central bank and replace the nation’s currency with the U.S. dollar. He has also proposed banning abortion, loosening regulations on guns and considering only countries that want to “fight against socialism” as Argentina’s allies, often naming the United States and Israel as examples.In his victory speech, he attacked the political “caste” that he says has enriched themselves at the expense of average Argentines, saying “today is the end to Argentine decadence.” But he also offered an olive branch.“I want to tell all Argentines and all political leaders and all those who want to join the new Argentina: You’re going to be welcome,” he said. More

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    Javier Milei gana la presidencia de Argentina

    El próximo presidente del país es un economista libertario cuyo estilo osado y proclividad a las teorías conspirativas le ha valido comparaciones con Donald Trump.El domingo, los argentinos eligieron a Javier Milei, un libertario de ultraderecha que ha sido comparado con Donald Trump, como su próximo presidente, una sacudida hacia la derecha para un país que experimenta una crisis económica y una señal de lo fuerte que sigue siendo la extrema derecha en el mundo.Milei, un economista y personalidad de la televisión en el pasado, ha irrumpido en la escena política argentina, que tradicionalmente había sido muy cerrada, con un estilo osado, una propensión a las teorías de la conspiración y una serie de propuestas extremistas que, asegura, son necesarias para revertir una economía y gobiernos quebrados.Milei obtuvo casi el 56 por ciento de los votos, con el 95 por ciento de las papeletas escrutadas, derrotando a Sergio Massa, ministro de Economía argentino de centroizquierda, quien obtuvo el 44 por ciento de los votos. Massa, de 51 años, reconoció su derrota incluso antes de que se publicaran los resultados oficiales.Milei ha prometido recortar el gasto público y los impuestos, cerrar el Banco Central de Argentina y remplazar la moneda nacional, el peso, con el dólar estadounidense en caso de ganar la presidencia. También ha propuesto prohibir el aborto, hacer más laxas las leyes de portación de armas y solo considerar como países aliados de Argentina a las naciones que quieran combatir el socialismo, y a menudo pone como ejemplo a Estados Unidos e Israel.La elección de Milei es una victoria para el movimiento global de la extrema derecha que ha ganado fuerza con la elección de Trump y figuras similares, como Jair Bolsonaro en Brasil, pero que en años recientes se había tambaleado con votaciones con resultados desfavorables. Bolsonaro y Vox, el partido de ultraderecha de España, habían respaldado a Milei, y su última entrevista con alguna plataforma en inglés fue con Tucker Carlson, el exconductor de Fox News.Sin embargo, algunos analistas políticos afirmaron que el ascenso de Milei no refleja el apoyo a una ideología de extrema derecha, sino a la desesperación de muchos argentinos por un cambio.Algunos votantes comparten sus puntos de vista extremistas, “pero después hay otra gente que lo votó porque ve en Milei una forma de expresar su frustración frente a una realidad económica, política, que le resulta desagradable desde hace mucho tiempo”, dijo Carlos Pagni, un profesor de historia y columnista político de La Nación, uno de los principales periódicos de Argentina.“No miran la ideología de Milei”, dijo. “Miran que Milei está enojado y que Milei propone una ruptura”.Milei ha aceptado con agrado las comparaciones con Trump y Bolsonaro. Si bien tiene diferencias claras con esos dos políticos, entre ellas su sólida adhesión a la ideología libertaria, el estilo político de Milei tiene semejanzas con el de ellos en muchos sentidos.El ministro de Economía de centroizquierda de Argentina, Sergio Massa, tras votar el domingo en Tigre, Argentina.Rodrigo Valle/Getty ImagesAtaca con dureza a sus críticos y a los medios noticiosos, considera que el cambio climático es una artimaña socialista, argumenta que una casta turbia controla al país y hasta tiene una cabellera rebelde que se ha convertido en un meme en internet.Para muchos observadores, no obstante, las similitudes más preocupantes eran los reclamos preventivos de fraude electoral.Milei ha cuestionado de manera abierta los resultados de las elecciones estadounidenses de 2020 y la votación brasileña de 2022, y durante meses ha dicho, con pruebas escasas, que la elección de primera vuelta fue amañada en su contra. Aseguró que le fueron robadas cientos de miles de papeletas en las votaciones previas de este año y advirtió que si perdía el domingo, se podría deber a que la votación había sido robada. Las autoridades electorales declararon que no había habido fraude.Milei también ha restado importancia a las atrocidades de la dictadura militar argentina de 1976 a 1983, calificándolas de “excesos” en el marco de una “guerra” contra los izquierdistas. Durante un debate nacional afirmó que el número de personas asesinadas durante la dictadura fue mucho menor que las estimaciones ampliamente aceptadas de hasta 30.000 personas.Ese discurso, aunado a sus advertencias sobre unas elecciones amañadas, suscitó una gran inquietud en Argentina sobre su posible efecto en la democracia del país. Antes de la votación, más de 20 personalidades argentinas grabaron y difundieron un video para promover los valores democráticos.Milei ahora se enfrenta a un gran desafío que prácticamente ningún otro presidente argentino ha sido capaz de resolver durante décadas: la economía nacional.Las políticas económicas fracasadas han dejado a Argentina con una de las economías más perpetuamente inestables del mundo, pero incluso para los parámetros habituales, el país se encuentra en una de sus peores crisis.La inflación anual se ha elevado por encima del 140 por ciento —la tercera tasa más alta del mundo—, más de dos de cada cinco argentinos viven ahora en la pobreza y el valor de la moneda argentina se ha desplomado. En abril de 2020, al comienzo de la pandemia, con 1 dólar se compraban 80 pesos, según un tipo de cambio no oficial basado en la valoración de la moneda por parte del mercado. Esta semana, con 1 dólar, se compraban casi 1000 pesos.Listas de votantes colgadas en un lugar de votación en Buenos Aires el domingoJuan Mabromata/Agence France-Presse — Getty ImagesMilei ha defendido que la solución es una ruptura drástica con las viejas políticas. Su campaña se centró en la promesa de “dinamitar” el Banco Central y dolarizar la economía, para lo que destrozó maquetas del banco y levantó billetes gigantes de 100 dólares con su rostro.Su otro accesorio de campaña era una motosierra que agitaba en los mítines. La sierra representaba los profundos recortes que quiere aplicar al gobierno: bajar los impuestos, recortar las regulaciones, privatizar industrias estatales, reducir el número de ministerios federales de 18 a ocho, cambiar la educación pública a un sistema basado en vouchers y la atención de salud pública a un sistema basado en seguros, y recortar el gasto federal hasta en un 15 por ciento del producto interno bruto de Argentina.Algunos economistas y analistas políticos han afirmado que Milei carece del apoyo político y de las condiciones económicas necesarias para llevar a cabo un cambio tan radical. Su naciente partido, La Libertad Avanza, solo tiene siete de los 72 escaños del Senado y 38 de los 257 de la Cámara de Diputados.Milei ha suavizado recientemente algunas de sus propuestas tras las reacciones recibidas.Sin embargo, para muchos argentinos, Milei supondrá una grata ruptura con el peronismo, el movimiento político que ha ocupado la presidencia durante 16 de los últimos 20 años, aplicando en la mayoría de los casos políticas de izquierda que han llevado al país de la bonanza a la quiebra.Tras el declive económico más reciente y una serie de escándalos de corrupción, muchos votantes estaban desesperados por cualquier cambio, incluso a pesar de los recelos sobre la personalidad excéntrica y el temperamento provocador de Milei.Después de decir que votó a regañadientes por Milei, Silvana Cavalleri, de 58 años, una agente inmobiliaria, afirmó que no podía seguir votando por la “corrupción”. Dijo que esperaba “que Milei por lo menos sea menos corrupto”.Una bandera con un retrato de Milei en Buenos Aires el domingo.Rodrigo Abd/Associated PressMilei superó las críticas y las inquietudes sobre una serie de comportamientos inusuales durante la campaña, como sus duros ataques contra el papa, sus enfrentamientos con fans de Taylor Swift, sus afirmaciones de ser un gurú de sexo tántrico, su disfraz de superhéroe libertario y la relación estrecha con sus perros mastines, que llevan nombres de economistas conservadores y que, además, son clonados.Algunos votantes se desanimaron ante sus arrebatos en el pasado y sus comentarios extremos a lo largo de años de trabajo como experto y personalidad de la televisión.En un fragmento de un video de hace unos años, que se compartió de manera generalizada durante la campaña, Milei asegura que el gobierno es corrupto y que le roba al argentino promedio: “El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina”.La compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, también ha sido criticada por su historial de comentarios en defensa de la dictadura. Villarruel, quien procede de una familia de militares argentinos, dirige una organización que reconoce a las víctimas de atentados perpetrados por guerrilleros de izquierda antes de que los militares tomaran el poder. Ella y Milei han dicho que 8000 personas desaparecieron durante la dictadura, a pesar de que los registros muestran que incluso los militares argentinos creían que habían desaparecido 22.000 personas apenas dos años después de iniciada.Tras votar en un colegio el domingo, Villarruel criticó un mural cercano dedicado a las 30.000 personas que se cree que fueron asesinadas durante la dictadura. “Hacer pintadas de los 30.000 es como ir a un cementerio y pintar al oso Barney”, dijo, en referencia a un personaje infantil.Milei tomará posesión como presidente el 10 de diciembre, en el aniversario número 40 de la toma de posesión del primer presidente elegido democráticamente después de la caída de la dictadura militar.Natalie Alcoba More

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    Elecciones en Argentina: esto es lo que hay que saber

    El domingo, los votantes decidirán quién será su próximo presidente: Javier Milei, un libertario de ultraderecha, o Sergio Massa, el ministro de Economía de centroizquierda.Durante meses, Argentina ha estado ocupada con una sola pregunta.¿Su próximo presidente será Javier Milei, un libertario de ultraderecha cuyo estilo audaz y propensión a las teorías conspiratorias le ha valido comparaciones con el expresidente estadounidense Donald Trump?El domingo, los votantes van a decidir.Milei, economista y excomentarista de televisión, se enfrenta a Sergio Massa, actual ministro de Economía de Argentina, de tendencia centroizquierda, en una segunda vuelta. Massa lideró en la primera vuelta del mes pasado, con 37 por ciento de los votos frente al 30 por ciento de Milei. Pero las encuestas sugieren que la contienda del domingo estará muy cerrada.Como trasfondo de las elecciones está la peor crisis económica del país en décadas, con una inflación anual que supera el 140 por ciento, solo detrás de Líbano y Venezuela a nivel mundial. Dos de cada cinco argentinos ahora viven en la pobreza. Ambos candidatos han ofrecido visiones dramáticamente distintas de cómo salir del marasmo económico en un país de 46 millones de habitantes, algo que ningún líder argentino ha conseguido en décadas.Pero el debate económico ha sido opacado por el ascenso de Milei, su personalidad excéntrica y sus planteamientos radicales para rehacer el país.Ahora que Milei está cerca de la presidencia, la votación del domingo es una prueba de la fuerza del movimiento mundial de ultraderecha. Milei ha recibido con agrado las comparaciones con Trump así como con el expresidente de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro. Y, como ellos, ha advertido que si pierde sería porque la elección estuvo amañada.Esto es lo que hay que saber sobre los comicios en Argentina.¿Quién es Javier Milei?Antes de que Milei, de 53 años, fuera candidato presidencial, era vocalista de una banda de covers de los Rolling Stones, un economista de opiniones marcadamente libertarias y un comentarista de televisión conocido por sus exabruptos. En 2021 fue electo al Congreso de Argentina.Milei ha concentrado su campaña en una propuesta económica que implicaría recortes tanto al gasto público como a los impuestos, el cierre del Banco Central de Argentina y la dolarización del país. Los analistas políticos y los economistas dudan de que cuente con las condiciones económicas o la coalición política necesaria para llevar a cabo un cambio tan extremo.Milei, antiguo líder de una banda de covers de los Rolling Stones, fue elegido diputado en el Congreso argentino en 2021.Sarah Pabst para The New York TimesDurante la campaña, Milei presentó a su oponente, Massa, como líder de una turbia “casta” de élites políticas que le roban a los argentinos comunes y corrientes y a sí mismo como un advenedizo temerario que se los va a enfrentar. En sus eventos de campaña se le presenta como un león rugiente mientras sus seguidores corean “la casta tiene miedo”.Sin embargo, su personalidad excéntrica y sus políticas belicosas a menudo han acaparado la atención. Hemos visto sus ataques contra el papa, los choques con los seguidores de Taylor Swift, las declaraciones de que es un gurú de sexo tántrico y de que el cambio climático es una artimaña socialista, su disfraz de superhéroe libertario y la relación cercana con sus perros mastines, que son clones, bautizados en honor de economistas conservadores.¿Quién es Sergio Massa, su oponente?Massa, de 51 años, ha pasado toda su carrera haciendo política y ha sido intendente, diputado y jefe de gabinete. Por su oscilación de derecha a izquierda se ha ganado fama de pragmático.Ese es el mismo enfoque que ha tomado durante la campaña presidencial, promocionando su capacidad de gobernar, colaborar con los empresarios y lograr una coalición política para arreglar la economía.Pero para muchos argentinos, carece de credibilidad en asuntos económicos. Durante los últimos 16 meses ha supervisado la economía de Argentina, mientras se hundía. La inflación ha subido y el valor del peso argentino se ha desplomado. En julio de 2022, cuando Massa fue nombrado ministro de Economía, 1 dólar servía para comprar 300 pesos en el mercado no oficial. Hoy, 1 dólar compra 950 pesos.Sergio Massa ha dedicado toda su carrera a la política, pero sigue intentando presentarse como candidato del cambio.Sarah Pabst para The New York TimesLas dificultades de Argentina no empezaron con Massa. Durante décadas, unas políticas económicas deficientes más un alto gasto gubernamental y un enfoque proteccionista al comercio, han dejado al país con una de las economías más constantemente inestables, a pesar de su abundancia de recursos naturales.Massa culpó a una sequía histórica y a 44.000 millones de dólares de deuda externa por dañar a muchos argentinos durante su tiempo como ministro de Economía. “Perdimos la mitad de nuestras exportaciones agrícolas” durante la sequía dijo en una entrevista, “entonces la mayor apuesta fue a sostener el nivel de actividad y de empleo”.La economía de Argentina se contrajo en un 4,9 por ciento en el segundo trimestre de este año, que es el dato más reciente disponible; fue la primera disminución luego de nueve trimestres de crecimiento en los que el país se recuperaba de la pandemia. El desempleo en su mayor parte también ha retrocedido en trimestres recientes, a 6,2 por ciento para fines de junio.¿Qué proponen?La plataforma de Milei se centra en sus promesas de cerrar el Banco Central y dolarizar la economía. Durante la campaña, Milei aplastaba versiones en miniatura del Banco Central y alzaba billetes gigantes de 100 dólares con su imagen.Mile también se valía de otro objeto de utilería: una motosierra que agitaba en sus mítines. La sierra representaba los recortes profundos que propone, entre ellos la disminución de impuestos; la eliminación de regulaciones; la privatización de industrias estatales; la reducción de los ministerios federales de 18 a ocho; la conversión de la educación pública a un sistema de vouchers y el sistema público de salud a uno sustentado en aseguradoras; y el recorte del gasto federal hasta en 15 por ciento del producto interno bruto de Argentina. Después de algunas repercusiones negativas ha matizado algunas propuestas.También ha dicho que le gustaría prohibir el aborto, liberalizar las regulaciones de tenencia de armas y en gran medida cortar las relaciones con cualquier país que no sea Estados Unidos o Israel.En una entrevista, Massa dijo que las propuestas de Milei eran algo “suicida” para el país.Sus propuestas de cambio son mucho más modestas. Massa ha dicho que busca incrementar la producción de petróleo, gas y litio; simplificar el sistema impositivo y reducir en general el gasto al tiempo que aumenta la inversión en educación y formación laboral. “Austeridad”, dijo.Sin embargo, sus llamados a la austeridad han sido perjudicados por sus medidas recientes de recortar impuestos, otorgar bonos a los trabajadores y liberar más fondos para los pobres. Los críticos han señalado que estas políticas son clientelismo irresponsable en tiempos de crisis económica.¿Qué ha dicho Milei sobre el fraude electoral?Durante meses, Milei ha asegurado, sin aportar pruebas, que en las elecciones primarias del 5 de agosto le robaron más de un millón de votos. También ha dicho que la primera vuelta de las elecciones generales del mes pasado estuvieron amañadas en su contra.Ha alegado que hay estafadores que se roban y malogran sus boletas en las mesas de votación, lo que evita que sus seguidores voten por él. (En Argentina, los ciudadanos meten una boleta de su candidato predilecto en un sobre y depositan el sobre sellado en una caja. Las campañas distribuyen los votos con el nombre de su candidato en los lugares de votación).Las autoridades electorales rechazan las denuncias de Milei y su campaña ha aportado pocas pruebas. El director jurídico de su campaña dijo en una entrevista que solo tenía conocimiento directo de 10 a 15 denuncias escritas de votantes.Votantes buscan sus nombres en las listas electorales en las elecciones generales en Buenos Aires, Argentina.Rodrigo Abd/Associated PressEsta semana, la campaña de Milei escaló la lucha y presentó un documento ante un juez federal que aseguraba había un “fraude colosal” y que las autoridades argentinas cambiaban votos de Milei para Massa. La campaña citó fuentes anónimas.Milei ha cuestionado abiertamente los resultados de las elecciones de 2020 en Estados Unidos y de Brasil en 2022, que estuvieron acosadas por afirmaciones sin sustento que ocasionaron ataques violentos a los capitolios de dichos países.Ahora los argentinos se preparan para lo que pueda suceder en caso de que Milei pierda. Sus seguidores han llamado a protestar afuera de la sede de la autoridad electoral tras el cierre de las urnas del domingo.El viernes, Milei dijo que el partido titular de Massa, “está dando muestras de desesperación muy groseras” y que probablemente intentaría aferrarse al poder en caso de que Milei triunfe. En dicho caso, añadió, su gobierno “aplicará la justicia con toda la fuerza que corresponda”.Lucía Cholakian Herrera More